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Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Leoncio Yanes

II

709Flor eterna. A mi madre

Madre, yo llevo una flor,

que, aunque la vida me abrume,

no perderá su perfume,

no perderá su color.

La cuido con el amor

que de tu amor aprendí;

cuando me falte de ti

la sonrisa dulce y franca

para el mundo será blanca;

siempre roja para mí.

710La palma cubana

La soberana palmera

jamás su belleza pierde;

rumorosa, siempre verde

se levanta en la pradera.

En la alegre Primavera,

en Otoño, en el Estío,

o en Invierno, junto al río

o en la llanura descuella,

como la nota más bella

del cubano veguerío.

Símbolo de amor guajiro

en la yagua y en el guano,

con que fabrica el cubano

el hogar de su retiro.

Y encantado en el suspiro

de su musical rumor,

en el intenso verdor

de su abundante palmiche,

vive, arrulla la rabiche

y hace su nido de amor.

Hasta las nómadas greyes,

oh, Palma, te veneraron,

con sus hojas adornaron

sus primitivos bateyes.

Tuyos fueron los caneyes

y tuyos son los bohíos;

son tuyos los vegueríos,

tuyo el escudo cubano,

tuyo el olor del Habano

y tuyos los versos míos.

Tuya es Cuba, linda palma,

bajo el azul horizonte

le das colorido al monte

en una mañana en calma.

Quien quiera pintar con alma

el cuadro más soberano,

trace una casa de guano

sobre una verde pradera,

que le pinte una palmera

y hará un paisaje cubano.}

711Caña de azúcar

Desde «Las Afortunadas»

te trajo el Descubridor

para darle más valor

a las Indias estrenadas.

Conquistaste las miradas

de aquella ambiciosa grey,

te prendiste del batey

verde, firme, poderosa

y endulzó tu sacarosa

la azucarera del rey.

Luego, vino otra contienda

y los magnates del Norte,

fueron dueños de tu corte,

controlaron tu molienda.

Por ti prosperó la tienda

cicatera del central,

y el machetero habitual

ensangrentó tu esmeralda,

cuando le cruzó la espalda

la fusta del mayoral.

Con una punta de acero

fustigando a su boyada,

perturbó a la madrugada

el grito del carretero.

Riqueza, filón primero

que explotó el americano,

amasó con torpe mano

con tu dulzor la fortuna

y fuiste, sin duda alguna,

amarga para el cubano.

Pero en la culminación

de un año nuevo esperado,

el pueblo sacrificado

logró su liberación.

Sin ninguna humillación

surgió la nación cubana

y desde aquella mañana

eres con mayor calibre

caña libre en Cuba Libre,

nuestra, dulce y soberana.

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Mi reencuentro con el pueblo jarocho