Roger Aguilar Cachón
Sin lugar a dudas, el regresar a un lugar donde se ha vivido experiencias muy agradables además de ser un espacio donde viven los parientes cercanos y queridos de la familia Cachón, hace de este reencuentro un momento mágico y esperado. En ocasiones el pretexto puede ser lo de menos, pero cuando hay uno que aglutina parientes y amigos, esto reviste de gran importancia.
En este caso el motivo de la visita al pueblo Jarocho (con mayúscula, por la importancia que tiene para el de la letra) fue el celebrar y festejar los XV años de la hija de un primo, de Manuel, de nombre Valeria y que es mi sobrina. Una fecha esperada más por nosotros que por la misma familia, ya que sería un momento para compartir el pan y la fiesta en torno a las diversas familias que se han formado en torno a la Cachón- Zúñiga. Esta familia es el tronco de una que ha expandido sus brazos hasta los Cabos, Baja California Sur.
Pues bien mis caros y caras lectoras, como se diría aquí, trepé al avión rumbo a Veracruz con muchas expectativas y sobre todo el reencontrarme con toda la familia que se encuentra en ese estado y ver además de las primas y primos, a los sobrinos y sobre todo a la protagonista del viaje, Valeria. Sin restarle importancia que la que siempre será la persona importante a visitar y presentarle recuerdos y festejos es la tía Evelia.
Emocionante fue el ver en el aeropuerto a la familia en pleno, sin importar que el vuelo de Mérida a Veracruz se había retrasado más de dos horas (llegamos a las 10 de la noche, cuando el plan original era las 8). Todos estaban ahí, la tía Evelia, los primos Angélica, Claudia, (Cachón-Zúñiga), Manuel y su esposa Yinú (Cachón-Mántaras) con sus hijas la festejada Valeria y su hermanita Fernanda, Guty con su esposa Beda (Cachón-Bautista), con sus hijos Guty, Erick y Mauricio, también estaba el hijo de la prima Angélica, Rubén, con su esposa Katia y sus pequeños hijos Giselle y Carlitos. Todo el gremio Cachón en espera del primo, el de la letra, con su esposa Lupita y el hijo menor Hugo. Cabe mencionar que la otra hija Paola no fue por que aún está en shock por el robo a su casa ocurrido hace algunas semanas.
Pues bien, comenzó la bienvenida de besos y abrazos y, posteriormente, Rubén nos depositó en un departamento donde estaríamos los días de nuestra visita. Cabe mencionar que la calle donde se encuentra el mencionado departamento tiene un nombre un poco raro; Vía Muerta, ubicada en el municipio de la ahora moderna Boca del Río. Lugar conocido por el de la letra ya que estuvo por esos lares hace ya más de 10 años cuando se llevó a cabo en el Centro de Convenciones del mismo un evento denominado Espacio.
Pues bien mis caros y caras lectoras, Boca del Río es ahora un lugar que ha crecido de manera vertical, grandes torres edificadas con la finalidad de proveer a los visitantes de un número grande de departamentos y de opciones para su estancia en este puerto. Todos los edificios con vista al mar, lo que provoca al turista o visitante una vista de tranquilidad y armonía. Aunque hay que mencionar que las playas no son como las nuestras y menos como las del azul turquesa de la Riviera Maya. Pero los amaneceres son espectaculares con la salida del Sol y lo hermoso del paisaje que se presenta.
Pues bien, la primera comida con la familia Cachón y demás fue en un restaurante que se encuentra en la avenida principal, allá Boulevard, en donde se puso sobre la mesa una cantidad considerable de viandas, entre las que figuraban las famosas picadas, algún sándwich, panes de diversos tamaños y sabores, huevos al gusto, era un menú a la vista de los comensales, aunado con café, refrescos y demás. Todo esto fue motivo de una plática agradable en donde toda la familia departió a gusto (una persona no fue por causas fuera de control), pero lo que hay que mencionar es que las primas y primo que trabajan pidieron su día de permiso al igual que el que trabaja en Cabos, BCS.
No he mencionado que también mi hermano mayor (el orgullo de la mamá del de la letra por ser médico) también había venido a la fiesta en compañía de un amigo, Ricardo o mejor conocido como Chelo. Risas, recuerdos, promesas de nueva visita, planes para los próximos días y la foto del recuerdo coronaron la ida a desayunar. A partir de esa hora (sería como las 11 más o menos) se comenzó el viaje de placer del de la letra y familia que lo acompañaba. La primera parada, aunada a la agradable vista que representa el pasear por las Avenidas o Boulevares del puerto fue la llegada al malecón. Lugar en donde los clavadistas por unas monedas se tiran a recuperarlas así como un amplio espacio donde se ubican pequeñas tiendas que ofrecen al visitante recuerdos de diversos materiales con el nombre de Veracruz. Hay que mencionar que también había un puesto donde se hacían trencitas.
Un punto a mencionar es que en todo el malecón y lugares cercanos no se pudo encontrar algún periódico del puerto, ese día infructuoso para tener a la mano El Dictamen o Notiver. Ya por la noche la misa de los XV años que la impartió un émulo del Padre Ramón en una capilla de la Escuela La Salle, de donde es alumna la festejada. Bonita la celebración con preguntas y respuestas, a parecer del de la tinta fue una misa didáctica. Entre risas y oraciones se celebró la Eucaristía. Un dato importante para el de la letra fue el reencontrarse con una persona que conoció hace 46 años, el tío Tomás y su esposa Aída. Lo importante fue el reconocerlo de inmediato ya que es una persona de gratos recuerdos y amena plática, misma que continuó en el local de la fiesta.
La fiesta, mis caros y caras lectoras, un poco diferente a las que se celebran en nuestro terruño. No hubo vals como se podía haber esperado, fueron diversas piezas musicales modernas que invitaban a bailar algunos pasos con la quinceañera. En ese lugar tuve la ocasión de saludar al mayor de los primos Gabriel (pata los cuates Lito) en compañía de su esposa e hija. La comida de varios tiempos como se acostumbra en la mayoría de las fiestas, sólo que en esta ocasión hubo dos platillos fuertes, además de una sopa de color verde y para finalizar el pastel. Toda la mesa con diversas botanas. La música en un gran porcentaje, por no decir la totalidad del mismo, fue de reguetón, la música de moda, misma que fue bailada de cabo a rabo por todos los muchachitos invitados de la quinceañera, pero lo que fue la cereza del pastel fue la aparición de un artista conocido por esos lares de nombre Charly, quien con su grupo irrumpió con sus notas la noche y el local, dándole un plus a la misma.
La fiesta, como en todos lados, fue en un elegante local, muy finolis, en Boca del Río, arreglado para la ocasión. Se terminó la fiesta y nos esperaba la celebración del cumpleaños adelantado del papá de la quinceañera, del primo Manuel (el Licenciado en Derecho de la familia) en su casa ubicada en una privada muy elegante del puerto. El de la letra llevó por tal motivo unos kilitos de cáscara de chicharra y el famoso castakán, mismo que una vez preparado, fue el maná de la fiesta, a todos les tocó más de un taco pero fue declarada como una comida muy buena de Yucatán. Aunque hubo carne al pastor y sirloin, el castakán fue la comida del medio día. Hay que mencionar que la prima Claudia pidió ceviche y uno en especial de color blanco, mismo que fue degustado y celebrado por la concurrencia. El cake de almendras, mismo que el de la tinta no probó, ya que se le olvidó a su hijo Hugo llevar una buena tajada al departamento. Cerveza, refresco, todo tipo de licor y el obsequio de la familia Aguilar-Cámara fue una dotación de botellas de Xtabentún (de varios sabores: nance, café, anís, maracuyá), con el nombre del festejado, mismo que fue del agrado del mismo. Hay que mencionar que tres botellas se quedaron en el aeropuerto de Mérida, por no permitir pasarlo.
Día agradable y para el lunes de despedida, la familia del de la letra visitó de manera minuciosa el centro histórico de Veracruz, donde se caminó por sus vetustas calles, y entrando a la Catedral, más pequeña que la nuestra sin muchas capillas y que se encuentra en restauración. Calles de antaño, recuerditos para los conocidos y para terminar el día, la comida en casa de la tía Evelia, ubicada en una privada, en donde al entrar a la casa, el de la letra pudo oler el aroma de la comida y desde ese momento comenzó a vislumbrar algunas opciones, ya que se ofrecería mole y eso no es bueno para el de la letra. Pero de manera inmediata y sin decir agua va, la prima Claudia ipso facto fue a la pollería a adquirir pollo asado que el de la letra comió con el arroz amarillo de su comida prohibida.
Visita que terminó a las cuatro de la tarde, ya que a esa hora entre lágrimas y promesas de un nuevo regreso, nos despedimos de la familia Cachón-Zúñiga e hijos, y ya de regreso a Mérida a las 6 y media. Chispas, se me olvidaba que otro de los motivos de la visita fue el de tener en las manos la carta poder de la familia Cachón-Zúñiga para la venta de una casa, mismo que no trajo el de la tinta por no estar terminado. Nos despedimos con la promesa de un próximo reencuentro.