Pedro de la Hoz
Cincuenta años lleva en la batalla el proyecto británico Opera Rara en el empeño de rescatar, desempolvar, interpretar y grabar piezas del teatro musical del siglo XIX europeo. Cada disco salido de la empresa abre una puerta, o al menos una ventana, para pensar la ópera de otra manera, por encima de los muy respetables lugares comunes consagrados por los programas de las casas de mayor prestigio, los directores de probada solvencia, las voces de los famosos y el público que va al seguro.
A la resurrección de El ángel de Nisida, de Gaetano Donizetti, comentada en estas páginas de POR ESTO! con motivo del estreno de su versión completa el año pasado, se suma ahora el lanzamiento en disco y plataformas digitales de Le Willis, la primera y casi olvidada ópera escrita por Giacomo Puccini.
El registro queda como una especie de despedida del que fungió como titular de Opera Rara hasta hace muy poco, Mark Elder, cuando lo sucedió en el cargo Carlo Rizzi. Elder contaba con la experiencia de haber sostenido las riendas de la Opera Nacional Inglesa (ENO), la Sinfónica de la BBC y los London Mozart Players, y acumular decenas de grabaciones para los sellos Hyperion y Chandos. En los últimos años simultaneó responsabilidades entre Opera Rara y la Orquesta del Siglo de las Luces, dedicada a ejecutar obras históricamente fundamentadas con instrumentos de época.
Reconocido en Gran Bretaña por su trabajo a fondo con la Opera Nacional de Gales, Rizzi aspira a ensanchar los caminos de Opera Rara y ya tiene en sus planes realizar versiones de concierto de Il furioso y I zingari, de Leoncavallo, la curiosa pieza Guido et Ginévra, del francés Jacques Fromental Halevy, y La Princesse de Trébizonde, de Offenbach. El es de los que piensa que el verismo, la grand opera y la opereta francesa esconden aún vetas por redescubrir y permitan a Opera Rara ampliar una cosecha que reporta hasta hoy 72 óperas completas y 43 nuevas ediciones, entre las cuales destacan 27 de Donizetti y 10 de Rossini.
Grabada en el Royal Festival Hall de Londres el año pasado, la dirección estuvo a cargo de Elder, al frente de la London Philharmonic Orchestra, con Ermonela Jaho, soprano albanesa que en las últimas dos décadas ha pasado a ocupar planos estelares en los carteles del género; Arsen Soghomonyan, Russell Duncan y Brian Mulligan en los papeles protagónicos, y fue grabada en un concierto con público ofrecido en la Royal Albert Hall, de Londres, en julio de 2018.
Los puccinianos deben saber que Le Willis es el antecedente de Le Villi, la pieza que dio a conocer al autor en la escena. Esta fue una ópera-ballet en dos actos con libreto de Ferdinando Fontana, estrenada en Milán en diciembre de 1884. De la primera versión en un acto, la que ha sido rescatada por Opera Rara, apenas queda el recuerdo de una representación en el turinés Teatro dal Verme, el 31 de mayo de 1884, con Rosina Caponetti y Antonio d’Andrade como intérpretes, bajo la dirección de Arturo Panizza. Con ella Puccini concursó en un certamen de obras inéditas y no obtuvo siquiera una mención. Sólo al agrandarla a dos actos, gracias al empuje de Fontana que hizo ver al célebre editor Giulio Ricordi las potencialidades del compositor, se publicó la segunda versión y subió, como ya señalamos, a la escena milanesa.
Primeros pasos de un autor que renovó la escena musical con entregas extraordinarias como La boheme, Tosca, Madame Butterfly y Turandot.
La filosofía de Opera Rara no sólo apunta a desenterrar títulos desconocidos sólo por curiosidad, sino pretende calibrar si el material tiene la calidad suficiente para justificar la exhumación. Y esto no sólo de acuerdo con un criterio académico, más bien teniendo en cuenta la relevancia representativa para una audiencia contemporánea.
Al respecto, el crítico español Agustín Blanco Bazán escribió: “Creo que el público operístico, normalmente menos sofisticado que el de cine o teatro, no llega a comprender del todo la importancia de Opera Rara. Pocas veces he escuchado, entre los asistentes a una de las versiones concertantes de la compañía, algún comentario que vaya más lejos de ‘¡tiene linda música!’ o ‘¡pues a mí ésta me parece tan buena como Lucia, sino mejor!’ Y cuando uno les pregunta por qué, se quedan callados o musitan algo incomprensible con la mirada perdida. ¡Qué diferencia con los contertulios que comparan la última película de Almodóvar o de Tarantino con las creaciones anteriores de ambos! Es precisamente a través de comparaciones similares que Donizetti, Rossini o Mercadante terminan descubriéndonos los avatares de una evolución creativa condicionada por épocas y públicos diferentes. Y es en el descubrimiento de esta evolución creativa que Opera Rara aporta, creo, su contribución más enriquecedora”.