Año cuatro

Ivi May Dzib Ficciones de un escribidor

Zoe cumple hoy cuatro años, cuando pienso en Zoe las palabras que se me vienen a la cabeza son: ¿Eso qué es? ¿Qué escucho yo? Melian es mi amiga y yo quiero regresar al Parque de la Paz a la feria de los books para ir a jugar a la sala de bebés. Cuando Zoe habla pienso que su voz en canto, aunque sus onomatopeyas a veces huelen a palomitas de maíz, pan y limón.

Zoe cumple cuatro años hoy y tiene ya bastante claro la noción del tiempo y el arte de la negociación. Antes de irse a dormir se rehúsa a detener el juego, su madre le dice 5 minutos más Zoe y a la cama, su padre le dice un minuto más Zoe y ella dice mamá me dijo 10.

Zoe crea ambientes con unos botones y piezas de un jenga, luego coloca a los personajes y los expone en alguna situación, donde siempre repite la rutina que hemos tenido para con ella; entonces protege, pero a veces también corrige, y se enoja. Pasa que a veces el equilibrio de sus estructuras no es el correcto y “paan”, caen al piso, ella se enoja, entonces viene la frustración, es mejor acercarse y decirle que no hay que claudicar, ella dice, lo hacemos tú y yo, entonces jugamos. Nadie tendría que cansarse de jugar.

La madre odia a Electra, no a la tienda, sino al personaje griego que configura todo un mito en el que se explican ciertos comportamientos que tiene la infancia. Entonces a veces siente como látigo el hecho de que la infante le diga que ella no le va a explicar cierta duda, sino que se lo explicará su papá, y termina sentenciando con un quejido de molestia que nos causa ternura a pesar de que lo dice muy en serio. Nadie dijo que era sencillo ver a los niños actuar de acuerdo a su sentir e intentar que su voluntad se dirija al amor que les estamos dando.

“Recoge tus juguetes Zoe”, vivimos entre cuatro escenarios que todos los días se instalan en nuestra casa, Zoe ha tenido la capacidad de construir cuatro ambientes con el material que se encuentra en cada área: cerca de la puerta que da a la calle tiene un frente, entre la cocina y el comedor arma otro, el tercero está en su cuarto, a veces usa el corredor que está fuera del baño y que conecta a la sala con el cuarto. Toda la casa se convierte en un área de juegos hasta que llega el momento de dormir y recoger, entonces empieza la guerra donde nadie sale ileso, pero al final viene la calma, debo decir que cuando todo esto termina uno se siente tan cansado como si hubiera corrido por más de media hora.

Yo sé que me esperaste mientras que en el hospital veía las paredes blancas y pensaba qué estabas haciendo durante el día, yo sé que te enojaste cuando te negué ir al parque a las 11 de la noche, porque era tarde y tú insistías en que el sol todavía estaba ahí; yo sé que dentro de ti hay un cúmulo de emociones que vas descubriendo y que estás controlando para no golpear y empujar cada vez que estás inconforme porque no suceda todo lo que quieres, yo sé que tus carcajadas y querer que todo sea un juego es porque sabes que lo mejor es vivir con risa, yo sé que ambos sabemos lo hermoso que son los fines de semana, porque estamos juntos y despiertos soñamos.

Hoy cumples cuatro años y hay tantas cosas que decir, tantas cosas que recordar, pero mejor te las digo ahora cara a cara, porque me interesa mucho dialogar, aunque tú de mí te rías...

[email protected]