Cultura

José Iván Borges Castillo*

Devoción Mariana en Yucatán

En el antiguo pueblo de Caucel, donde pasaron los itzaes “ahí el frío se apoderó de ellos. Ca U Ceel”, decían, actualmente es comisaría del municipio de Mérida, capital de la entidad, se venera una antigua y milagrosa imagen de Nuestra Señora bajo la advocación de Belén.

Al momento de la conquista española estaba fijado en el cacicazgo de Chakán, fue dado en encomienda Juan de Contreras, veterano soldado de la tropa española, cuya familia gozó de los tributos hasta la tercera generación. En cuanto a lo religioso, fue doctrina franciscana dependiente de la parroquia de regulares de San Cristóbal en Mérida. Fray Diego López de Cogolludo, en su célebre Historia de Yucatán, publicada entre los años de 1680, refiere esta doctrina bajo el nombre y patrocinio de “San Miguel Arcángel del de Caukel”

Aunque fue San Miguel Arcángel, el Patrón titular de la iglesia y población de Caucel, los franciscanos dedicaron a esta población por especial patrona a la Virgen María, un factor común en el privilegiado lugar de la devoción a la Virgen María que venían colocando en todos los pueblos de Yucatán.

La imagen de Nuestra Señora de Belén es de inmemorial origen. El origen de su culto se pierde en los siglos de la dominación española, aunque de la fama de esta Virgen milagrosa ya se refiere en documentos del siglo XVIII, como “Nuestra Señora del pueblo de Caucel”, en los documentos aparece también con el título de la Pura Concepción.

Es probable que su advocación de Nuestra Señora de la leche o Belén sea propagada en el siglo XIX, en cuya segunda mitad se fijaba su fiesta en la última semana de enero. Como ocurrió con varias imágenes de la Inmaculada Concepción, cuyas fiestas de diciembre fueron removidas al siguiente mes de enero, por la razón de que al ser varios los famosos santuarios de la Virgen eclipsaron y acapararon la atención ante otros, quizá por eso se celebra a la inmaculada en enero y febrero en Baca, Kinchil, Bolón, Temax, Dzoncauich, y otros cuyas fiestas se regresaron o atrasaron aún más.

Sus facciones y acabados denotan su muy antiguo origen. Tiene las manos unidas y levantadas a la altura del pecho. Según se dice, la virgen se encuentra hincada de rodillas en una nube que a la vez sirve de peana, representando a María adorando al niño Jesús en el nacimiento, quizá por eso se entendió su relación con la iconografía de la Virgen del pesebre que amamanta al recién niño Dios, conocida mejor como la Virgen de la Leche o de Belén. Su rostro mira al frente y tiene ese encanto especial, que rodea a las imágenes sacras de orígenes inmemoriales.

Los indígenas vecinos de Caucel, formaron una cofradía en su honor desde principios del siglo XVIII, y aún existía para 1782, cuando fue rematado en la venta realizada por el Obispado. Dicha cofradía solventaba los gasto de la fiesta mariana, con procesión celebraba en Caucel el 8 de diciembre, día dedicado a la Pura Concepción. Los bienes de la agrupación ascendían a 216 vacas, y demás tierras del común, con paraje llamado Pet´ha. En la venta, esta tierra paso a Joseph González Mangas.

Es probable que de ese mismo siglo fuera la dedicación de su pequeño retablo con columnas salomónicas, cuyo fragmento aún está de pie y adorna el nicho central que ocupa la sagrada imagen.

El crecimiento demográfico de Caucel llegó a tal, que fue famosa villa yucateca a principios del siglo pasado, logrando con esto el fuerte auge del culto a la Virgen de Belén, y que aún conserva con monumentales gremios y prácticas devocionales famosas en la región.

Su tremendo culto ha desplazado al del titular San Miguel Arcángel, considerándola a la Señora de Belén como Patrona del pueblo

Seguramente en la persecución religiosa a principios del siglo XX, la imagen fue resguardada por sus devotos, ante la honda iconoclasta desatada por los gobiernos pre-constitucionalistas.

La profunda devoción en torno a la Virgen de Caucel se evidencia en los múltiples exvotos que la revisten, tanto en sus vestimentas, como en las alhajas que porta, ramos de flores, cintas, y otras muestras en que sus devotos hacen publica manifestación de acción de gracias y con la que obsequian a esta sagrada imagen.

En los días de enero tiene cabida su rumbosa fiesta, de novenario y gremios, estos últimos son tan famosos por lo suntuoso con que se efectúan en medio de ramilletes, bailes profanos, comidas y jolgorios populares.

Recibió la coronación diocesana de manos de Mons. Gustavo Rodríguez Vega, Arzobispo de Yucatán, en 2016. Aunque Nuestra Señora de Caucel porta corona imperial de filigrana que no pasó por más tramite que la decisión espontanea de su pueblo. El último domingo de enero tiene especial cabida la Santa Misa, y la procesión solemne de la imagen de Nuestra Señora de Belén por las calles de su pueblo Caucel.

Ecos de tiempo pasado, traigo al presente con esta editorial, haciendo hincapié en la presencia de la Virgen María en estas tierras de Yucatán.

*Cronista y escritor comunitario.