Cultura

De botellas, frascos y latas

Roger Aguilar CachónDiversas presentaciones de productos de uso diario de antaño

Durante mucho tiempo las personas que pertenecemos a la generación de los años 50 tuvimos la oportunidad de tener en nuestras manos diversos productos de uso diario que venían en diversas presentaciones y no como ocurre hoy día, que la mayoría de lo que utilizamos a diario están en plástico o derivados de ellos. Las botellas, los frascos y las latas (no hago referencia a las latas de refrescos de hoy día) ya son parte de nuestra herencia cultural, y que solamente los de la generación antes mencionada se acordarán y seguro les traerá muchos y variados recuerdos. Hoy día, estamos infestados de plástico para contener los productos de uso cotidiano, es por eso que las botellas, frascos y latas son ahora fuente de recuerdos de antaño.

Las botellas y no me refiero a la de los refrescos, sino a aquellas en las cuales venían productos de uso diario en la casa o bien aquellos que contenían líquidos que se utilizaban en la cocina. Muchos de ellos ya son parte de nuestra historia. Podemos recordar de manera inmediata aquel aceite comestible que venía en tres tamaños y se usaba en la cocina de muchos hogares, aunque en la casa del de la letra no se usó nunca, en su lugar el elemento importante para cocinar o freír fue la manteca. Haciendo referencia de las botellas de aceite hay que mencionar uno de fabricación local, Hysa, la gente hacía una broma al respecto y decía, “el aceite Hysa, hasta el pelo riza”. Se podía conseguir de 1, medio y ¼ de litro. El de la tinta tiene en su poder una de cada tamaño y es un recuerdo invaluable de su infancia, ya que posteriormente llegaron al mercado un número “N” de marcas de aceite e ingredientes.. También había otros aceites en botella que era el Libanol, el Palmina, Triunfo, Marfil y otros que venían de fuera de la ciudad de Mérida como el Patrona. Hay una fábrica yucateca que producía un aceite Gary.

Al referirnos a las botellas no puedo apartar de mis recuerdos una que el papá del de la nota mandaba a comprar y que servía para flitear y acabar con los molestos moscos, Insecticida Victoria, que venía en color. Cabe mencionar que una vez que se había puesto el Flit en la bomba y se procedía a rociarlo dentro de la casa, era conveniente salir, ya que se cerraba a cal y canto. Cuando se ingresaba a la misma después de un tiempo determinado se podía aún respirar el fuerte olor y poco a poco nuestro organismo se adaptaba a él. Y sólo porque Dios es grande, seguimos, mis hermanos y un servidor con vida. También había otros insecticidas como el Fin, Baygón, Raid, Flit, Black Flag, H24 y el Oko. También tenían presentación en latas. Venían en color ámbar,

Para la limpieza de los pisos y otros menesteres se usaba el Cloralex, Octacloro y el Pinol (aromatizante y desinfectante), venían también en botella, ambos en tres tamaños, estos eran los imprescindibles para el hogar. La creolina era de uso común y popular. También estaba el Bon Ami que se usaba para la ropa.

Algunos refrescos también se vendían en botellas de Jugo de Tomate y de Manzana de la marca Valle Redondo, unos traían etiqueta pegada y otras estaban impresas en la misma botella también estaba en el comercio Jumex. Venían en varias presentaciones y posteriormente se vendían en latas. Seguro había otras marcas, pero éstas eran las de mayor presencia en nuestra ciudad.

En cuanto a botellitas se refiere, estaba una que tuvo mucho éxito y hoy día tiene su presentación en plástico, me refiero a una que aliviaba los dolores de los pies, el Frescapie, las botellitas de un producto que se usaba para refrescar las manos y los codos, Nivea, Hinds, Ponds, Atrix. También se podían conseguir en presentaciones de diversos tamaños en latas y latitas. Para las damas estaban de moda las lociones que tenían presentación en botellas y botellitas como el Heno de Pravia, Flor de Blasón y la inconfundible Maja.

Para el aseo de los hombres había una loción para después de afeitarse de mucha fama en aquellos años, Old Spice, que traía como logotipo un barquito, diversas vaselinas y lociones para el cabello y cuerpo, entre las primeras, lo fueron: Palmolive, Alberto VO-5, Vaselina, Wildrow, Brylcream, Glostora, Jockey Club, las lociones: Varón Dandy, Agua de Vetiver, Jockey Club, Yardley, y una loción que hasta el día de hoy continúa vigente en el mercado es el Agua de Colonia Sanborns. No podemos dejar de mencionar la amplia gama de lociones y demás productos de belleza que tenían variada presentación y que hoy son objetos coleccionables, me refiero a las botellas de Avon. Durante muchos años, estando el de la letra en la escuela secundaria a inicios de los años setenta, había dos lociones que estaban muy de moda, una por venir en una caja de madera de diferentes tamaños y las botellas cuadradas, me refiero al English Leather y otra de botella verde con un medalloncito que hacía elegante la botella de color verde, Brut, de muchos recuerdos ambos aromas de la juventud de los setenta.

Los artículos de higiene bucal también se vendían en botellas de diferentes tamaños. Como eran las marcas de Astringosol y Listerine, enjuagues que aún se utilizan pero ahora en botellas de plástico.

Los productos que se podían conseguir en años pasados -ya muchos- era la gran variedad de talcos, aunque la fábrica de talco local nunca experimentó en latas, pero sí en cajitas fue el famoso y siempre presente en la familia yucateca el Dos Caras (boratado y alcanforado). Continuando con las latas de talco estaban: Mennem, Curity y una amplia gama de talcos extranjeros que provenían vía directa de Chetumal como fayuca, como el Ammens, Cussons (Canival) y la marca Avon tenía una cantidad considerable de variedades de aromas y tamaños.

Las latas y latitas estaban también de uso cotidiano por allá de los años sesenta y setenta y poco a poco fueron dando lugar al plástico. Muchos productos se podían conseguir en latitas, por ejemplo, en años pasados era común tener una máquina de escribir en la casa u oficina, para tal efecto era necesario tener una cinta ya sea de dos colores o de uno para su uso. Muchas cintas venían en latitas, como por ejemplo: Pelikan, Copy Dux, Old Town, Stanford, Bajoju Imperial y un dato curioso es que también las mismas marcas proporcionaban almohadillas para sellos. Todas las personas de la generación de los cincuenta, sesenta, tenían sin lugar a dudas una máquina de escribir, ya sea portátil o aquellas de gran tamaño que se usaban en las casas y oficinas. Había una latita que llamaba la atención al de la letra, porque tenía como una especie de alargamiento en la parte superior para que el aceite pudiese ingresar en las partes más angostas de las máquinas de coser, me refiero al Aceite Singer.

También hoy día aún vienen en latitas y no han cambiado al plástico, las cremas y pomadas para la limpieza del calzado, cada vez que teníamos que ir a que nos bolearan los zapatos, nuestros boleadores, ya sea que pasaran por la casa o en la plaza grande, ellos usaban las de la marca Amberes y Oso, de prestigio, para dejar relucientes nuestro calzado.

En latitas también se conseguían una gran variedad de medicinas, pomadas y ungüentos, lo interesante es que aún hoy en pleno siglo XXI aún se continúan en esta presentación, tales como el Vick VapoRub, el Ungüento del Dr. Castro, Mentholatum, Ungüento 666 y Pomada de la Campana, entre otras.

Para terminar la presente nota, uno de los recuerdos que llegan a nuestra memoria son aquellos frascos, licoreras y vasos de cristal cortado que contenían café, fue una época muy interesante ya que hoy día son muy difíciles de conseguir, las marcas que dieron a conocer sus productos en estas presentaciones fueron Nescafé y café Oro. También había pequeños frascos del mismo material para guardar las especias, como la canela, pimienta, comino, etc.

Sin lugar a dudas, mis caros y caras lectoras, al leer y recordar la presente vendrán a su memoria otros productos de botella y latas que no se incluyen en la nota, pero como siempre escribe y dice el de la letra, para muestra un botón.