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Cultura

Notas a pie de pagina V

Fernando Muñoz Castillo

(Segunda entrega y última)

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Estando en diciembre en la Ciudad de México, me volvieron a hacer la consabida y obligada pregunta de los últimos años:

–¿Ya no hay actrices en Yucatán?

–Claro que sí, y muy buenas.

–Entonces ¿por qué el teatro llamado regional lo hacen hombres vestidos de mujer, transgéneros y Drag Queens?

Siempre me quedo callado, para no meter las cuatro patas de un jalón, como si fuera jamelgo. Me sonreí y contesté:

–Pregúntale a los que manejan la cultura y el arte en Yucatán.

–De verdad que los yucatecos son medio putos ¿no te parece?

–Aaa les pregunto cuando regrese a Mérida.

Desde hace años, pensando en este tema, y que además lo escribí en algún periódico de ese tiempo (siglo XX), proponía que un grupo, cuando menos que fuese colegiado, si no podía ser un grupo transdisciplinario, de sociólogos, sicólogos, siquiatras, antropólogos y otros expertos en la conducta de las sociedades, se reuniera para hacer un estudio serio y profundo sobre el tema, para contestar el por qué tanto hombre vestido de mujer haciendo teatro en Mérida, y el porqué al público femenino y masculino heterosexual les fascina este tipo de espectáculos.

Creo que en vez de estar analizando si Mérida es la Blanca Mérida porque así lo decretaron los blancos o porque se tomó del viajero y estudioso que lo anotó en sus cuadernos y cartas, por qué no analizar este tema de si los yucatercos son afeminados por naturaleza o son así, porque los vestían con hipilitos cuando eran nenés… o si es producto del agua de pozo o porque tenemos enfrente a Cuba, que es de donde vino el primer travesti o transformista llamado Carmen de Castro, mucho antes de Shalimar, quien causó furor en la Mérida de la década de los años 50 del siglo XX.

Así que los que no se tragaron el muñequito de la rosca, no lo vistan de hipilito, por favor, por si las dudas.

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Lo que en un momento de la historia fue humillación y vasallaje, me refiero a los números con que los nazis marcaron en los brazos a sus prisioneros de los campos de concentración, y que no todos fueron precisamente judíos, hoy en 2020 se ha convertido en adorno para lucir a la última moda.

Los tiempos cambian y con ellos el significado y sus significantes.

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