Como respuesta tajante a los prejuicios del ámbito artístico, que suelen normalizarse desde otros puntos del país, sobre lo que hay y se genera desde la zona central hacia abajo, El Gran sur, estados de ánimo fuera del Centro, es la exposición colectiva que actualmente se exhibe en el Museo Internacional del Barroco en Puebla, y que se espera, en algún momento pueda llegar a Mérida.
Así lo dio a conocer Gustavo Ramírez, uno de los dos curadores, con quien conversé de manera virtual para descubrir más a fondo sobre qué nos identifica como el sur, en la esfera de las artes.
Junto con Luis Hampshire, idearon esbozar un consistente panorama de lo que actualmente sucede con los creadores del centro-sur del país. Desde qué producen, hablan o los motiva, hasta mostrar sus procesos creativos. “Esto abrió una puerta a la discusión de la producción del arte ajeno al sistema centralista (CDMX), donde parece que ahí sucede todo”, explica.
La serie de reflexiones inició al culminar la edición 2011 del Festival de Artes Visuales de Campeche (ahora extinto), que impulsaba Anel Jiménez. En esta labor, también descubrieron que, en las ciudades y estados de la región, hay creativos muy valiosos de talla internacional y con calidad de exportación.
Yucatán cuenta con la representación de artífices como Emilio Said, Rafiki Sánchez, Samia Farah, Luciana Castaneira, Pablo Tut, entre otros. Ramírez los describe en conjunto como “una gran revelación”, por su calidad discursiva, conceptual y técnica. “Muestran una gran casta. Significa que no es gratuito, son años donde han trabajado. El colectivo de artistas es sólido y está dialogando entre ellos, intercambiando procesos”
Añade que, por tal motivo, Mérida es hoy por hoy una de las capitales del arte más importantes; incluso a la altura de Guadalajara, Monterrey, CDMX o Puebla, donde radica nuestro entrevistado.
La muestra, integrada por un discurso curatorial de 70 piezas realizadas por 29 artistas de los estados de Puebla, Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, profundiza en la gama de lenguajes, formas y contextos, así como en el presente artístico y cultural que permite generar un diálogo con el resto del país y a nivel internacional.
Sobre cuál sería, en una sola palabra, la definición de esta muestra y por ende de la zona sur del país, Gustavo Ramírez responde que “riqueza”. La razón es toda la serie de bondades tienen los estados que integran el sur: turismo, naturaleza, energías, ideas. No es coincidencia que, por ejemplo, la gastronomía de algunos de esos sitios, sean consideradas patrimonio mundial.
Para brindar al espectador una experiencia inmersiva, el discurso curatorial incluyó momentos o piezas con las que se puede interactuar. A la par, también muestran cómo es el proceso del montaje; técnicamente un “lado B” de la exposición.
A unos cuantos días de abrir totalmente al público en el recinto poblano, inició el proceso de confinamiento derivado de la pandemia del Covid-19. Esto provocó que, hasta mediados de septiembre, los visitantes recorrieran por fin la muestra que reúne, además, los trabajos del Dr. Lakra, Juan Pablo Macías, Balam Bartolomé y Edgar Aragón, entre otros.
Ahora visto como un sueño, no desisten de que pronto (en función de las indicaciones sanitarias y factores económicos) la muestra pueda itinerar por los estados representados en El Gran Sur. Sobre Yucatán, Gustavo comentó que ya “había un par de museos interesados, había acercamientos” pero serán mesurados.
El Gran Sur, estados de ánimo fuera del Centro, contiene dibujo, video, pintura, escultura, cerámica, textiles, textos, objetos, acciones y piezas para sitio especifico, que estarán disponible hasta el 25 de octubre en el Museo Internacional del Barroco en Puebla.
Por Gibrán Román Canto