El fin de semana se recordará una vez más a amigos, familiares y seres queridos que han partido de este mundo. Si México es conocido por celebrar de forma general el Día de Muertos, en la Península de Yucatán se suele levantar la mano para compartir con propios y extraños las tradiciones y costumbres del Janal Pixán.
Sí, como algunos podrán notar, la forma correcta de escribir esta conmemoración es con la letra “j”; su justificación está presente en un documento creado por estudiosos del tema.
Se trata de Unu’ukbesajil u ts’íibta’al maayat’aan (Normas de escritura para la lengua maya), emitidas por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas en 2014, de acuerdo a la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas.
Sobre ello, el investigador y académico Enrique Martín Briceño, hace mención en su texto “Ortografía y discriminación” (2015). Señala que los esfuerzos se remontan a 1984, cuando especialistas mayas de varias instituciones, como la Academia de la Lengua Maya de Yucatán, se reunieron para acordar un nuevo alfabeto.
En este, se sustituyen la h por la j, la c por la k, la k por k’, dz por ts’, entre otras normas.
A partir de ese momento, durante tres décadas y con más de 200 libros publicados con estos estatutos, se cristalizaron los esfuerzos con la aparición de las Normas de escritura para la lengua maya, explica el ahora director de la FILEY.
En el texto que puede encontrarse fácilmente en la página web del INALI, señala que: “La consonante j representa el fonema /h/ fricativo, glotal, sordo y se escribe al inicio, al interior y al final de la palabra”. Por ejemplo: jalal (carrizo), mejen (pequeño), o naj (casa).
Esta normalización contó con la participación de aproximadamente 30 estudiosos y casi 40 instituciones educativas, asociaciones civiles y gubernamentales.
Sobre el desconocimiento, Martín Briceño señala en el texto que “todos los yucatecos no mayas presumen de la cultura maya del pasado y se asumen como herederos de la misma, pero, en su mayoría, siguen pensando, como en el siglo XIX, que los mayas actuales, su lengua y su cultura son inferiores”.
Para erradicar este pensamiento, reitera que es necesaria la colaboración de mayas y no mayas, “en la familia, la escuela, los medios de comunicación, debemos esforzarnos por cambiar las viejas actitudes hacia el idioma indígena y sus hablantes”.
Por Gibrán Román Canto