Cultura

La muerte desde la visión maya

En su conferencia “Muerte y memoria entre los mayas del clásico en tierras bajas”, el arqueólogo Guillermo Kantún explica los elementos que se utilizaban antes de la colonia.
La palabra Kiim es un verbo que se refiere a morir. Foto: Especial.

Anualmente se realiza el Hanal Pixán o “comida de las ánimas” en la Península de Yucatán, tradición que surge de la mezcla de tradiciones y costumbres propias de la cultura maya, que se fusionaron con las traídas por los españoles.

Sin embargo, antes de la Colonia ya existía una forma de visualizar a la muerte y diversos elementos o situaciones que ocurrían a su alrededor, así lo dio a conocer el arqueólogo Guillermo Kantún en su conferencia “Muerte y memoria entre los mayas del clásico en tierras bajas”.

En primer lugar, explicó que la civilización maya a la que se refiere en el título de su ponencia, comprende diversas etnias y grupos lingüísticos, de los cuales los más importantes son el que perdura hasta la actualidad y los de habla cholana, destacándose este por ser la que se ve reflejada en las inscripciones jeroglíficas.

Kantún expuso que kiim, significa morir y es un verbo intransitivo, es decir no permite complementos; si se habla de matar, este deberá sufrir un cambio fonológico. Kiimil es el sustantivo muerte y kimen, alguien que está muerto.

También detalló que en yucateco la expresión chamay baak, significa esqueleto pintado. Mientras que al Señor de la muerte se le conoció como Yuum Kiimil o Aj Kiimil (El de la muerte).

Destacó que en el caso de kisin (El Pedorro), fue una palabra que fue adoptada por los religiosos para referirse al Diablo o Satanás.

Si bien, Aj Puuch’ (El aplastado) es una forma popular de referirse a la forma de morir de esa manera grotesca, ya en la Colonia, a la Muerte se le denominó Uac Mitun Ahau (Rey de los seis infiernos), concepción que ya implicaba la idea del infierno cristiano.

“El inframundo de los mayas no es como el infierno, es un lugar de tránsito. Cuando uno muere, el alma o las almas que lo componen a uno, deben hacer un viaje a este espacio para salir del otro lado”, señala el expositor.

Entre los días del calendario sagrado de los mayas, uno de estos se llama kiimil o cimi, en la escritura colonial. Es el Día de la Muerte y quienes hayan nacido en esa fecha, se tiene la creencia que pueden convertirse en ah cimsah uinic, o sea, un asesino o su destino es malo.

Así como en Europa, la Muerte era representada por una calavera, entre los mayas clásicos era representada por un cadáver denominado Chamiiy Ajaw. En él, resaltan los ojos desorbitados, el cráneo cuarteado y un cuerpo en putrefacción.

Dentro de las metáforas que implicaban el tema de deceso, se encuentran och-ha’, que se traduce como “entrar al agua”, y och-bi, que es “entrar al camino”; la primera en el presente es empleada para referirse al bautizo, mientras que la segunda es también una manera de llamar al matrimonio.

Como parte de sus tradiciones, los mayas clásicos acostumbraban colocar piedras de jade en la boca de sus difuntos para evitar que se les escapara su aliento, el cual era visto como una fuerza anímica.

Con respecto a lo que hoy por hoy conocemos como Hanal Pixán, Guillermo Kantún describe que dentro de las excavaciones arqueológicas se han hallado vasijas, platos y vasos, los cuales, al estar bajo pruebas químicas, demostraron que contenían atole, bebidas con camote y cacao. “No solo demuestran de ofrendas para el difunto cuando se le enterraba, sino que formaba parte de un festín dentro del enterramiento”.

Al morir, se acostumbraba ser amortajado con nueve nudos; dependiendo de la clase social, se era enterrado en el interior de una pirámide o en el suelo del hogar.

Se cree que, al reposar debajo de la tierra, el fallecido resurgirá como un árbol frutal. De ahí proviene la leyenda de Jun Ixi’im, dios del maíz. Su cabeza decapitada es la representación de la mazorca que se arranca de la planta, y el personaje renace de un cráneo seco que simboliza a una semilla.

Finalmente, explica que tiempo después, los huesos del muerto son recuperados para limpiarse, y en algunos casos conservarse; tradición que se sigue fomentando en diversos puntos de la Península de Yucatán, siendo el más conocido el de Pomuch en Campeche.

La conferencia puede visualizarse en el canal de YouTube de la Sedeculta.

Por Gibrán Román Canto