Cultura

Notas al pie de página LI

La actriz mexicana Sara García con su hija Fernanda Ibáñez. / Cortesía

Por Fernando Muñoz Castillo

1

De verdad que el mundo está más loco, que el loco más deschavetado. Ahora resulta, según acabo de leer, que la yema del huevo es muy alimenticia; de hecho, la clara no sirve de mucho para el cuerpo humano.

La yema se compone por luteína, un antioxidante que se encuentra en las verduras de hojas frondosas, ácidos grasos insaturados como omega 3 y 9 que ayudan a aumentar la cantidad de colesterol bueno, o lipoproteínas de alta densidad que ayudan a reducir triglicéridos, además de vitaminas como la E, B2, B12 y de minerales como el hierro.

Así que, a comer huevo hasta dos veces al día, como lo hacían nuestros ancestros.

2

Los Festivales de Artes Escénicas no han parado, y así, el Estado de Hidalgo ha celebrado el Festival de Dramaturgias Jóvenes, iniciando su programación con una obra de Enrique Olmos de Ita, que como siempre sorprende y crea controversia.

3

Más de 6 millones de enfermos de COVID en Brasil. Asusta tal cantidad.

4

Este 21 de noviembre, se cumplió otro aniversario luctuoso de Sara García (1895-1980), el número 40.

Que tan lejano está casi medio siglo, y sin embargo, su nombre sigue presente en la memoria; aún en la de los más jóvenes. Y su imagen continúa en las cajas de tabillas de chocolate.

La eterna abuelita del cine nacional, está como la Columna de la Independencia. Aunque las abuelitas ya no sean como ella: de cabellera blanca y sin afeites en el rostro.

Su larga carrera en el cine, teatro, radio y televisión duró 67 años. Se dice fácil, pero no lo es.

Sara rompió su imagen cuando tuvo que hacerlo; nos dio una lección de vida actoral al regenerarse y hacer a un lado esa imagen de agüelita dura pero amorosa, para convertirse en una matriarca capaz de asesinar al amante de su hijo (Fin de fiesta, 1971), de mandar a toda su prole a freír espárragos y lanzarse a vivir libre el tiempo que le quedaba de vida (Por qué nací mujer, 1968), o mostrarse como era en la vida cotidiana, al decir malas palabras como si estuviera rezando el rosario (Mecánica Nacional, 1971).

A muchos sorprenderá saber que hizo varias temporadas en el Blanquita de Margo Sú, haciendo sketches para diversión del público masivo y popular que abarrotaba ese teatro, al que Armando Ramírez el cronista de Tepito, rebautizó como el Teatro Blanquito haciendo irónica referencia al Teatro de Bellas Artes.

Con Sara García murió la abuelita de cabello blanco y chal tejido sobre los hombros, sin dientes y con bastón.

Se rompió el molde.

5

Todos recuerdan el bip bip de las caricaturas del famoso Correcaminos, al que jamás da alcance el Coyote.

A mí en lo personal, me angustiaba esa situación.

Enterémonos pues, de que el bip bip sólo alcanza 32 kilómetros por hora, mientras el Coyote lo supera con 70 kilómetros por hora.

 Respiro hondo y profundo y digo: total, era una caricatura más, sin ninguna importancia.

6

Este año cumple 45 años de existir la famosa revista de teatro Tramoya, fundada por el Maestro Emilio Carballido y continuada por su heredero Héctor Herrera y el Mtro. Beverido con el mismo cariño y la misma acuciosidad y compromiso de siempre. Felicidades a la Revista Tramoya, a la Universidad Veracruzana y todos los que hacen posible esta emérita publicación.

7

“Mientras nos quede algo por hacer, nada hemos hecho”. Herman Melville