Cultura

Sangre en San Valentín

Una pequeña niña con una bufanda, realizada con la técnica reproductora del stencil, al costado de una casa en la zona de Barton Hill, de Bristol, con pintura blanca y negra. Con una mano sostiene una honda y tiene la otra detrás, como si acabara de lanzar un proyectil. Al final de la trayectoria, se ve una forma roja brillante como una mancha de sangre, hecha con hojas y flores de plástico. La obra fue vista el jueves por la mañana, el día anterior a San Valentín.

Todo apunta a Banksy. Esa mezcla de condotiero y especulador mediático, artista grafitero y mercader (muy bien cotizado) que cuando uno menos sospecha, sale aquí, allá y acullá con su arte transgresor, descarnado, amargo y cínico. Se dice que nació en Yate, localidad cercana a Bristol en 1974, pero los datos acerca de su identidad son inciertos y se desconocen detalles de su biografía. Nadie le ha visto el rostro ni ubican su residencia, salvo, seguramente, los más íntimos o los que llevan las abultadas cuentas de sus ingresos.

Esta vez jugó con la fecha consagrada en buena parte del Occidente cristiano al amor y a los enamorados. Si la fecha honra a un sacerdote transgresor, el atrevido Valentín, que en el año 269 fue decapitado por desobedecer la orden del emperador romano y casar a soldados con sus amadas, la acción de Banksy por su connotación simbólica tiene mucho más que ver con el original espíritu valentiniano que con la fiebre comercial que se desata en la actualidad en torno al 14 de febrero.

Un cronista nos recuerda que el día de los enamorados es una jornada marcada a fuego por las principales cadenas comerciales en medio mundo, aunque poco se sepa con certeza sobre quién hoy en día, se venera como el “patrón de los enamorados”. Hay documentos que hablan no de uno solo, sino de varios mártires cristianos de nombre Valentín. Tantos, que la insuficiencia de datos realmente demostrables sobre su existencia llevó al papa Pablo VI a retirarlo del calendario católico en 1969.

Cabría también asociar de alguna manera el grafiti de Banksy –el estallido de la flor roja, sangrienta– con la que se supone sea la raíz pagana de la celebración: la festividad romana de la Lupercalia, dedicada a Luperco, dios de la fertilidad. La ceremonia se efectuaba a mediados de febrero, de acuerdo con nuestro calendario, y comenzaba con el sacrificio de una cabra y un perro. Los sacerdotes recorrían desnudos las calles y manchaban con sangre a las mujeres, lo cual, pensaban, las haría propensas a la preñez. Predominaba un ambiente orgiástico que la Iglesia católica no soportó a la altura del siglo IV. El culto a Luperco le pareció obsceno, por lo que debía ser perseguido y prohibido.

Banksy lleva las de perder si se trata de explotar propagandísticamente el día de San Valentín. Desde el 14 de febrero de 1929, lo acontecido en Chicago ha quedado como referente trágico de la fecha. En esa jornada, algunos miembros de la North Side Gang de la ciudad se reunieron para cerrar negocios ilegales. De dos patrullas camufladas, descendieron individuos con uniformes policiales que procedieron a interrogar a los presentes. Pusieron a siete mafiosos de espaldas a una pared y dispararon a mansalva sobre ellos. Los falsos policías pertenecían a la banda de Al Capone. El ardid pretendía dejar fuera de combate a la banda rival de Bugs Moran.

Sobre la masacre de Chicago, han corrido ríos de tinta y kilómetros de cinta fílmica. La televisión ha hecho lo suyo con demasía, desde materiales temáticos en canales especializados en documentales hasta la inclusión de preguntas relacionadas con el tema en programas de participación. ¿Alguna vez Banksy llegará a igualar esa estratosférica dimensión mediática?

Por lo pronto, Banksy sigue en las noticias. Antes de San Valentín circuló la siguiente información: un hombre acusado, el jueves 6 de febrero, del robo en septiembre del 2019, de una plantilla del famoso artista callejero en París, según dio a conocer una fuente judicial en la capital gala.

El sospechoso, que había sido detenido el martes 4 de febrero, es investigado por “el robo de un bien cultural del mobiliario público”, precisó la fuente. En el marco de la investigación, fueron detenidos tres sujetos, pero dos de ellos quedaron absueltos. Las obras de Banksy en cuestión fueron halladas durante unos registros policiales, pero todavía debían ser examinadas por un perito para determinar si son originales o copias, indicó una fuente próxima al caso. La obra, que fue robada cerca del Centro Pompidou de París, no fue encontrada.

En cuanto a la obra expuesta en una calle de Bristol, pienso que Banksy debía leer una nota que apareció hace unas horas en un diario español. Allí se dice que al poeta inglés Geoffrey Chaucer (1343-1400) es a quien debe atribuirse vincular a San Valentín con el amor, de acuerdo con la obra The Parlement of the Foules (El Parlamento de las aves). Quizás, el espíritu de Chaucer podría atemperar el de Banksy.

Ahora bien, al margen de Valentín, Chaucer y Banksy, el ser humano necesita exaltar el amor, aunque sea una vez al año, más ahora que ese valor, a escala social, anda cada vez más escaso.