Cultura

Luis Carlos Coto Mederos

Del panorama decimístico cubano del siglo XX (34)

1502

Itaca puede saltar

Itaca puede saltar,

marchar a solas en tanto

el viento sople su espanto

de vela en el navegar.

Jugarse el rumbo al azar

del gesto en busca de Ilión:

bordar en su vocación

el lienzo del desespero,

Esperar es duro, Homero,

cuando quema el corazón.

Rolando Bellido Aguilera

1503

Mi sexo

Empínale un papalote,

hazlo trueno, nunca río,

y baja hasta el fondo mío.

Deja que tu lengua azote

sus laderas. Has que brote

de su lava la fragancia,

de su huerto la sustancia.

Mi sexo es la banderola,

el arte donde se inmola

todo lo eterno. Constancia

de tu dedo de pianista.

Mi sexo es un alga errante,

lazarillo, caminante

de tu cuerda, equilibrista.

Es la manera imprevista

de encender la luz más pura,

es la fugaz levadura

que hace del amor simiente.

Mi sexo: boca gimiente.

Mi sexo: cauce, locura.

María Liliana Celorrio Zaragoza

1504

Querencia

Quiero tu verbo sembrar

en la madera del sueño,

y galopar como dueño

las praderas de tu andar,

si tras rápido flechar

mi ser con tu fuego tocas

y por las voces que invocas

junto al abismo sin bordes

logras con puros acordes

saciar la sed que provocas.

Carlos Chacón Zaldívar

1505

Cómo me bebo tu pena

El hombre que vino a amarme

y está deshecho en la arena

puede que tenga una pena

que no quiere confesarme.

Su bonanza al desnudarme

me deja abierta una brecha.

Allí mi pasión acecha,

viene a galope quebrado

y el hombre que está a mi lado

ni siquiera lo sospecha.

Espero que no se asombre

cuando me muera de risa,

la manera más castiza

de sacudirme su nombre.

Al final sólo es un hombre

ni más ni menos constante;

qué pena de caminante

que no recorre camino.

Me lo beberé en el vino

que guardo para otro amante.

Elena Beatriz Corujo Morales

1506

Alfonsina

(fragmento)

Perseguida por tus males,

ebria de atrapar los bienes,

me tomas y dejas, tienes

algo dulce entre tus sales.

Ruges de valor y vales

lo que el oro de mis luces:

arco de apagadas cruces,

trotando en mi caracola,

me vas y me vienes sola

(del epicentro no abuses).

Abriendo de par en par

viene segura mi barca,

se acerca –fresca– tu parca

con sus espuelas de mar.

(No quisiera navegar

al filo con que me enhebre).

Si a estribor traigo la fiebre

puedo morir a la proa,

cuando la sal me corroa,

cuando esta ansiedad me quiebre.

Miriam Estrada Medina

1507

Espera

La espera es como la hoguera

que se enfría, que se ahoga,

la espera es como una soga

y como el hambre en la fiera,

sigue viviendo la espera,

vive lejos la distancia,

dile adiós a la fragancia,

anda, aurora, di hasta luego,

vuelan horas por el fuego,

hay locuras en el ansia.

Todo el mutismo florece,

sigue creciendo, se encanta,

la voz del silencio canta,

la soledad resplandece.

El suspiro crece, crece,

sobre el agua, se despierta

sobre la llave. No hay puerta,

sobre la sed, el perfume,

sobra el tiempo, se consume,

toda la casa es incierta.

Reynaldo Riverón

1508

Bajo la trampa dormida

Con esa pasión que invita

me desvisto. Convalece

mi desnudez y aparece

la lluvia cuando me imita.

En mi vientre resucita

el crujido de una nube

con imágenes que tuve,

penitencias y un mensaje

de Dios que emprende su viaje

deja la voz, lento sube.

Si juzgas mi morbidez

por esa mancha de fuego,

mi carne estuvo en un juego

llorando la desnudez.

Culpa a la lluvia, tal vez

cayendo en mi cuerpo ardiente

cicatriza la inocente

ruta al andar de la vida

bajo la trampa dormida

que me dejó la serpiente.

Onilda L. Riverón Riverón