Cultura

Del panorama decimístico cubano del siglo XX (38)

Luis Carlos Coto Mederos

1539De tristezas

Gime un organillo gris

su pena portal adentro.

Encrucijada. El encuentro

con la esperanza. Desliz

que no termina. Matiz

del dolor en la grisura

sobre la inquieta ternura

de pasos que se extravían.

Gimen las cuerdas. Porfían.

Encienden la lumbre oscura.

Teresa Fonseca Valido

1540Llevo la risa detrás

Llevo la risa detrás

empotrada en los cabellos

y se me oculta entre ellos

la burla de los demás.

¡Les hago caso quizás

al temblar por su emboscada!

Y mi ojo es una espada

de fulgor en los pesares,

el naufragio en otros mares

me produce una estocada.

Blanca Jáuregui Díaz

1541Esa luz que afuera está cayendo

Eres la nota que cierra

mi concierto y te persigo

en las puertas donde digo

mis versos. Eres la guerra

insalvable que me aterra

antes de amar, si es más claro

el sublime desamparo

de la memoria, si el verde

es un eco y se nos pierde

el amor como un disparo.

Surcas la noche, destellas

mi voz y parece cierto

que está danzando en tu puerto

un leve rumor de estrellas.

Eres espejo sin huellas,

nostalgia siempre en mi paso,

simple humedad, el ocaso

de tantas lluvias, coral

que deja sobre el cristal

la desnudez de un abrazo.

Domingo Mesa Acosta

1542Terror del equilibrista

El equilibrio, un cordel,

terror del equilibrista;

avanza, lleva la vista

puesta en el silencio aquel.

Cuánta pasión hay en él

desde la quietud más alta.

Por cada paso que falta

un río de sed lo envuelve

y se embriaga, se disuelve,

y un nuevo terror le asalta.

Alberto Peraza Ceballos

1543La cerca

Tan lejos, pero tan cerca

me pone el mundo a un costado;

es un límite robado

que me aleja y que me acerca.

Serena, mórbida, terca

entre lo falso y lo cierto.

Busco la verja, un acierto

para ver pasar el mundo,

y lanzarme a lo profundo

de su voz; un rostro abierto.

Alberto Peraza Ceballos

1544En ese sillón callado

(fragmento)

En ese sillón callado

donde se sienta tu ausencia

mece su gris la impaciencia

que cruje tibia a mi lado.

Tu voz sempiterna ha dado

una lanzada en mi olvido,

y cada minuto ido

en la terraza resbala,

convierte en raíz el ala

y el reloj seca su nido.

Un hondo pasar de estrella

cabalga en esta oquedad,

da verde a la soledad

en los muros de tu huella.

Se va del espejo aquélla

que en el mundo me señala,

y donde el parche de gala

su máscara me ha robado

sangrará desamparado

un pájaro sin tu ala.

Ada Elba Pérez Rodríguez