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Cultura

Yaax Kín

José Iván Borges Castillo*Ecos del Mayab

 

Ya se va paulatinamente el frio, ya comienza soplar el viento fuerte, el campo se seca y se dobla, las hojas de los grandes árboles como el pich, el ramón y otros más, vuelan en el aire que las arrastra con el polvo de los caminos. Ese es el mismo viento que levantara el “mosón iik” que avanzara por las calles y se detiene y pierde en las placitas de nuestros pueblos. El calor mana del sol, cuyos rayos caen a la tierra como cincel que pule y hace polvo a las piedras y las lajas, y de reseco se abren las entrañas de la tierra.

Es el tiempo de la sequía, de las quemazones, de comer poco, de comer pepita molina, de no comer carne, de mirar a la cruz porque estamos en Cuaresma, es el tiempo que nuestros padres mayas llaman Yaax Kín, que quiere decir el primer sol.

Nuestros abuelos mayas dividían el año en dos grandes épocas importantes, primero en el Yaax Kín, cuyo eje es el sol y la sequía, y en Hahal, cuyo símbolo es la luna y la lluvia.

El Yaax Kín comienza a correr desde las semanas previas de febrero, donde la humedad se ha ido por falta de lluvias y comienzan a soplar los fuertes aires que doblan las copas de los árboles y cada vez el sol sale en el firmamento con mayor fuerza; los abuelos preocupados dicen que la sequía no da tregua, mientras que en las noches de escasa luna se tornará el cielo rojo por el humo que en la atmosfera, en consecuencia de las quemas de monte y terrenos donde se levantarán las prósperas milpas.

Varios Men, sacerdotes mayas, cuando miran que pasan semanas o que ha comenzado a correr el mes de mayo sin señal siquiera de lluvia, van presurosos a levantar sus manos con jícaras del santo Zaca para rogar a Yum Chac y a los Yumsiloob para que se apiaden del pueblo y que manden la lluvia, la buena lluvia que riega los campos y le dará a la tierra su ropa de verdor.

Mientras tanto en esta época del Yaax Kín es cuando los vientos, esos vientos que son buenos y malos, que están cargados por divinidad, recorren los pueblos, las milpas, los montes, lo pueden hacer porque obran ante la presencia del sol, que es señal del gran Dios que habita en lo alto.

Pero debemos cuidarnos de los vientos, porque existen vientos buenos y malos, los malos traen dolor al cuerpo y los buenos hacen florecer nuevas plantas y fertilizan el suelo que acarician.

La antigua serpiente de plumas embrujadas llega también en medio de fuerte remolino del “mosón iik”, recorre los caminos de las milpas y parcelas, y aún aquellos “xtutul-be”, viejos caminos, marcados por el devenir de campesinos con mecapales en sus espaldas.

El mosón iik, en español el remolino, es kújku can, el aire cargado del polvo que se deja sentir, hace alusión a kuj ku –a plumas–, can es serpiente y iik es viento, osea, kuj ku can iik. A fe de los mayores se dice que si tiras un sombrero y logras atrapar el remolino, al levantar el mismo se forma una culebra física o de aire, depende de la fe del ejecutante.

El nombre de Yaax Kín aparece en “La Relación de las cosas”, obra del Fray Diego de Landa; fue en el mes del Yaax Kín cuando “se comenzaban a aparejar, como solían, para una fiesta general que hacían en Mol, en el día que señalaba el sacerdote; (esta fiesta estaba dedicada a todos los dioses).” Entonces Yaax Kíni era un tiempo de preparación para la fiesta del pueblo, como la Cuaresma para la Pascua de Cristo, ambos se ajustaron bien, por eso es que se realizan, quizá, en las poblaciones yucatecas fiestas a sus santos patronos, Cristo crucificado o vírgenes o santos titulares en la siguiente semana de la Semana Santa, aunque no fuera el día fijado en la liturgia para ser celebrado. Se aprovecha la sequía y la tranquilidad de que hay lluvias para los baxa-toros y bailes en los pueblos antiguos dedicados a la agricultura; son muchas las poblaciones donde tienen lugar las fiestas, de hecho una de las más grande en Yucatán se realiza en esta época en Chumayel, también en Dzoncauich, Tepakán, Teya, Teabo, Akil, Tahdzibichén, Yaxcabá, y otras más de largo mencionar.

En esta época de sequias, según las consejas de nuestro mayores, lo niños no deben andar al medio día en los caminos apartados del pueblo, no deben ir al fondo de los solares, porque pueden ver a los “Tates”, a los “P´uuses”, a los Aluxes, y los niños pueden cargar aire malo.

Muchas son las creencias en este tiempo que los mayores, los abuelos mayas, nos enseñaron en nuestros pueblos, es deber de nosotros repetir esos consejos. Cuidar la preservación de esas antiguas creencias, aún en este tiempo actual y totalmente distinto a tantas generaciones que nos antecedieron.

*Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán.

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