Cultura

La mujer que desafió a Lope de Vega

José Díaz Cervera

Se llamó Feliciana Enríquez de Guzmán y nació en Sevilla, en 1569; era hija de Diego García de la Torre, un hombre de escasos recursos, pero con una cultura muy por encima de la media de su tiempo, y de María Enríquez de Guzmán. Casada con un hombre mucho mayor que ella (de quien enviuda después de tres años), Feliciana hereda una capellanía que le permite contar con amplios recursos que le dan acceso a los siempre precarios –e informales– espacios que podían utilizar las mujeres para su educación.

Admirada por sus contemporáneos (incluido Lope de Vega), Feliciana Enríquez de Guzmán es conocida por la tragicomedia titulada Los jardines y campos Sabeos, escrita en 1619, y por algunos poemas que se han ido recuperando a lo largo de los últimos años, entre los que podemos destacar un madrigal altamente ponderado por Lope de Vega, mismo que me permito reproducir aquí:

Madrigal

Dijo el Amor, sentado a las orillas

de un arroyuelo puro, manso y lento:

“Silencio, florecillas,

no retocéis con el lascivo viento;

que duerme Galatea, y si despierta,

tened por cosa cierta

que no habéis de ser flores

en viendo sus colores,

ni yo de hoy más Amor, si ella me mira”.

¡Tan dulces flechas de sus ojos tira!

Inconforme con el clasicismo antiguo en la producción dramática, Feliciana Enríquez de Guzmán tampoco siguió la propuesta de Lope en su “Arte nuevo de hacer comedias” y optó por las historias complejas y los personajes cuya situación dramática fuese peculiar y vinculada de manera directa con problemas humanos y socioculturales.

En Los jardines… se cuenta la historia de tres doncellas casaderas –una coja y dos invidentes– cuyos pretensos (con limitaciones físicas y/o mentales) no logran satisfacer las expectativas de las jóvenes de noble estirpe, quienes consideran la posibilidad, a través de la poligamia, de paliar los defectos de sus enamorados, proponiendo que la carencia de alguno podría ser suplida por algún otro y viceversa, lo que, sin duda, era y es aún hoy perturbador para las buenas conciencias.

Se dice que la pieza de la escritora sevillana fue estrenada en Portugal hacia 1623 y publicada hacia 1624, y que tuvo un éxito notable, sobre todo entre el público femenino.

Como quiera, Feliciana pudiera considerarse la primera escritora profesional de la lengua española; además, es una precursora de la defensa de los derechos de la mujer y de su autonomía expresiva. Silenciada por los historiadores y exégetas del Siglo de Oro, la sevillana ha comenzado un proceso interesante de reivindicación. La dramaturga y poetisa andaluza murió en 1644, cuatro años antes de que naciera, en Nepantla, al sur de lo que hoy es el Estado de México (ya muy cerca del Estado de Morelos), nuestra Sor Juana.