Luis Carlos Coto Mederos
Ecos de mi tierra
Como continuación de la controversia entre Irán y Juan Antonio, en la Casa Naborí, el tema encontró cauce hacia el elogio a dos figuras poética. Esta vez, y con toda razón, las loas fueron para Angelito Valiente y Francisco Riverón Hernández, clásicos del repentismo cubano.
1803
Tema: Angelito Valiente y Francisco Riverón Hernández
Irán Caballero vs
Juan Antonio Díaz
Irán Caballero
Tú sabes bien que Valiente,
con estrellas en la piel,
saca el nombre del cartel
y te da un beso en la frente.
Será un beso diferente,
un beso de poesía,
un beso de fantasía
en homenaje al regreso
y para aplaudir el beso
cuenta con la mano mía.
Juan Antonio Díaz
Que no caiga del cartel
ese beso de Valiente,
porque yo no tengo frente
para un beso como el de él.
Déjalo en ese papel,
déjalo tranquilo allí,
que para usar sobre mí
ese beso todo el año,
tengo que ser del tamaño
de la Casa Naborí.
Irán Caballero
Claro que tú tienes frente,
un beso así no es extraño
ni tampoco es del tamaño
con que cuenta el continente.
Pues un beso transparente
lo puede haber dondequiera,
lo mismo sobre una acera
que resulta necesaria,
que en la estrella solitaria
que embellece la bandera.
Juan Antonio Díaz
En la estrella solitaria
que embellece la bandera,
está el salitre de afuera
que endulza la mano agraria.
Esta casa hospitalaria
me da lo que necesito
y ni haciendo de granito
diez estatuas con mi altura,
podré guardar la lectura
de un regalo de Angelito.
Irán Caballero
Sólo hay que ser una güira,
una guitarra, una clave,
ser la música de un ave
o el verso que nos inspira.
A la décima guajira
hay que sacar del olvido
y hay que, si por un descuido
se bota su vieja ropa,
hacerle con una tropa
de pétalos el vestido.
Juan Antonio Díaz
Sólo hay que ser una güira
para un chorro de café
y un camino bajo el pie
que sin longitud se estira;
ser el sudor que transpira
la piel de la agricultura,
ser un laúd de ternura
y una guitarra tocando
donde un loco coloreando
pone a cantar la pintura.
Irán Caballero
Hay que venir al guateque,
con el faro de una frase,
para que el llanto que nace
por nuestros ojos se seque.
Hay que ser un Mayabeque,
un Yumurí y un San Juan,
y vivir con el afán
de buscar la idea pura,
sin envidiar la estatura
que hay entre Palenque y Pan.
Juan Antonio Díaz
Para venir al guateque,
y exprimirse el corazón,
hay que hallarle un Riverón
repetido al Mayabeque.
Hay que halarle al bajareque
los huecos de los tablones,
que una dama con verdones
afinados en el pecho,
se saque el zumo derecho
del cielo con los pezones.
Irán Caballero
Hay que hacer que Riverón
con un verso se levante
y de otra manera cante
décimas desde el panteón.
Con esta proposición
a buscar astros me fui,
tal vez, y por ser así,
idéntico y diferente,
a veces me vuelvo un puente
para que pasen por mí.
Juan Antonio Díaz
Si quieres que Riverón
alce su voz de poeta,
toca con una chaveta
en la puerta del panteón.
Vete al más húmedo hondón
del cementerio güinero,
que verás que el zapatero
que a todas las fiestas viene,
te da un zapato que tiene
luciérnagas en el cuero.
Irán Caballero
El soltaba tomeguines
que volaban por los valles
y le donaba a las calles
estrellas con sus botines.
Conocen los adoquines
del paso de Riverón,
por eso es que en la actuación
hay que ser como Francisco:
que domaba el potro arisco
del verso sin jaquimón.
Juan Antonio Díaz
Los canteros de su rima
no están en el abandono
porque tienen el abono
de sus recuerdos encima.
Mientras exista una prima
vibrando en el diapasón,
desde cada floración
diferente en cada gajo,
es un cielo desde abajo
el ojo de Riverón.