Cultura

San Isidro Labrador

Devociones de Yucatán

José Iván Borges Castillo*

Marca el santoral por 15 de mayo la fiesta de San Isidro Labrador, santo de origen español de arraigo especial en las comunidades mayas yucatecas, donde, desde luego, la milpa tiene especial presencia.

Según la hagiografía, el nombre de don Juan de Vargas corresponde al dueño de la heredad de tierras donde el célebre santo patrono de Madrid ofreció sus servicios de labriego, el hijo de San Isidro se llamó Juan o Illan en honor a Juan de Vargas, quien fue padrino del niño. Este Juan de Vargas fue tatarabuelo del que fuera Gobernador de Yucatán, Juan de Vargas y Machuca (1628-1630). Esto lo escribe el genealogista yucateco José María Valdés y Acosta en su obra A través de las Centurias, cuando refiere: “Juan de Vargas, servidor del Rey Alfonso VI en la conquista de Madrid, en el año de 1083. Levantó antiquísima casa solariega, en la Parroquia de San Juste, y de las tierras que poseyó; como rico hacendado, fue labrador San Isidro, patrono de Madrid. Conquistador de Toledo, con el citado Rey (1068) fue Pedro Ibañéz de Vargas, hijo de Iván o Juan de Vargas”.

El culto por este santo se había extendido en la región de Madrid y los alrededores y demás pueblos de España desde el siglo XII, fue hasta 1619 cuando Paulo V lo beatificó y, tres años más tarde, el 14 de marzo del año 1622, finalmente fue canonizado por el Papa Gregorio XV. Sin embargo, no hemos encontrado referencias de su nombre o devoción en las comunidades yucatecas para esos siglos; no obstante, su culto llegará a desarrollarse cuando estas tierras ya eran independientes de la Madre Patria.

Es hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando la devoción por este santo español comienza a florecer en la entidad, principalmente después de la Guerra de Castas. Tres poblaciones llevaron la cabeza, fue Peto en el sur del Estado y en el noreste: Buctzotz y Panabá.

Con palo sembrador, “xul” en lengua maya, lleva en una mano derecha; “zabucan” y hasta calabazo cuelgan de su cuello; coa o hacha lleva en la mano izquierda o prendida en su pecho, todo en posición de expectación; sombrero de araña calza su cabeza, y dos perros alanos a sus pies conforman su iconografía.

Algo en su devoción se torna y deja ver en un sincretismo, continuación religiosa prehispánica.

Los símbolos iconográficos entre la imagen sagrada de San Isidro y la del Chaac maya son evidentes y semejantes. Pues cual nuevo Yum Chaac, según la tradición oral, montado en un animal con su calabazo riega los montes para propiciar su floración, y traerá abundante miel al apicultor, lo mismo que fertiliza la milpa para la cosecha de maíz, de la calabaza, frijol, y demás frutos para la alimentación de las familias campesinas. En la Iglesia del pueblo de Dziptup se encuentra una imagen, pequeña escultura, donde está arando con dos bueyes o dos toros, dentro un nicho que lo protege.

Antes de extenderse el culto a San Isidro Labrador, la figura de Chaac estaba relacionada con la imagen ecuestre de Santiago Apóstol, que representaba un verdadero monumento relacionado con la antigua deidad de la lluvia montado (en este caso) en un animal que es un caballo.

Por ese mismo sincretismo, en la región del centro-sur, alrededor de Teabo, San Isidro es el nuevo Yum Kaax. Vino a suplir a la antigua deidad del maíz, según nos señalaba el apreciado historiador Diego Iván Poot Chan, oriundo de esa famosa villa. Es probable que varias deidades mayas se ajustaran a las necesidades de las poblaciones, como parece ocurrir con otros tantos santos y festividades.*

Sobre este sincretismo religioso apunta el doctor Lázaro Hilario Tuz Chi en su obra Aj Balam Yúumtsilo´ob. Cosmovisión e identidad en los rituales agrícolas mayas, cuando dice lo siguiente: “La presencia del óol (como representación metafísica de la esencia y la existencia) en las ceremonias rituales agrícolas, resulta de gran interés antropológico, ya que los ritos dedicados al mundo de la milpa como entidad dadora de alimentos y de sostenimiento vital en el mundo maya, tiene por esencia propia la permanencia lúdica de Dios o Hunab Ku representado como el dador de todas las cosas.

”Por lo tanto, el Dios cristiano es el mismo óol, y Hunab Ku (Yuum Ku) es el Dios maya de óol, entendiendo así esta dicotomía: si los yuum chako´ob representan el óol de la lluvia, ‘nuestro señor San Isidro labrador’ también representa el óol de la lluvia, simbólicamente son similares, ya que así lo establece la razón iconográfica y metafísica. Chaak y San Isidro labrador pertenecen a la misma estructura mental esencia y existencia de la lluvia que produce los alimentos y, por ende, Dios o Yuum Ku, son la misma figura que presenta la esencia del universo”.

Y como labrador y arriero de ganados y bueyes, también se tornó en cuidador de ranchos y estancias de ganado. Por lo tanto, no es difícil encontrar imagen y devoción a este santo en las poblaciones yucatecas, en especial entre aquellos que practican labores agrícolas. Cuya imagen y patrocinio se colocaron dos poblaciones principales de la región ganadera: Buctzotz y Panabá, desplazando a sus santos patronos titulares. En Buctzotz, el novenario en su honor comenzó a organizarse por el señor Domingo Lizama e hijos para el año de 1889, y logró consolidarse que la misma Iglesia del pueblo, en la primera mitad del siglo pasado, cambió su titular a San Isidro Labrador. En Panabá los festejos iniciaron en 1945 y desplazó en devoción a San Pedro Apóstol, el patrono. Estos datos los sabemos gracias a los trabajos de los cronistas Jesús Sánchez Medrado y Alejandro Aguilar Novelo.

Una frase popular en Yucatán para comienzo del siglo XX, y que recoge Ermilo Abreu Gómez en Cosas de mi pueblo publicado en 1957, dice: “San Isidro Labrador, pon el agua, quita el sol. San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol”. En Tekal de Venegas esta frase la hemos escuchado siempre como súplica en época de sequía, cuando se dice: “San Isidro Labrador, pon el agua, quita el sol. San Isidro Labrador, quita el sol y pon el agua”.

En 1960 el Papa Juan XXIII lo declara, mediante bula, como santo patrón de los agricultores españoles. Que vino a favorecer el florecimiento de su culto en diversas poblaciones de la entidad, apareciendo también los gremios en su honor dedicados. En Muna, Umán, Komchén, Tekal de Venegas, Chocholá, Ochil, Peto, tienen lugar esos gremios, compuestos principalmente por familias campesinas, y hasta los párrocos bendicen las semillas que serán sembradas en la milpa, esperando de la intersección de San Isidro con las lluvias oportunas para que se logre una buena cosecha.

En Tekal de Venegas se funda su gremio el 15 de mayo de 1963.

El Misal mensual editado por la Arquidiócesis, de mayo del año 2018, contiene la reflexión: “Que las familias que trabajan la tierra, experimenten el consuelo a su esfuerzo físico de todos los días. Y todos los que tenemos fe, nos ayude su intercesión para no desfallecer en la lucha de embellecer todo lo creado, que es nuestra casa común que debemos de cuidar. Cuidemos todo lo creado que tenemos en nuestro hogares”.

* Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán