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Cultura

Trayectoria del Soneto en Cuba (9)

Por Luis Carlos Coto Mederos

Manuel María Pérez y Ramírez

Según nos dice Salvador Arias en su “Poesía cubana de la colonia”, Manuel María “nació en Santiago de Cuba en 1772 y murió en la misma ciudad en 1852. Más aún que lo que ocurre con Rubalcava, la obra de Pérez y Ramírez casi ha desaparecido hoy día. De su bastante larga vida sí sabemos que fue amigo de Zequeira y Rubalcava y, como ellos, de nombre Manuel, militar de profesión (hasta 1796, cuando se retiró con el grado de capitán) y que incursionó en expediciones bélicas a Santo Domingo. Fue un activo animador de la vida cultural en la ciudad en donde había nacido. Entre 1810 y 1824, fundó no menos de once publicaciones periódicas, además de colaborar en otras muchas, casi todas desaparecidas actualmente. Resulta muy difícil caracterizar una obra que hoy desconocemos en su mayor parte. Se sabe que muchos poemas suyos (entre éstos algunos autos sacramentales) fueron musicalizados por el notable Esteban Salas. Dentro de su poesía se destaca su fino soneto ‘El amigo reconciliado’, que ha llamado la atención por su parecido con otro que escribiera, ya hacia finales del siglo XIX, el poeta francés Armand Sully Prudhomme”.

1845

El amigo reconciliado

Por algún accidente no pensado

suele quebrarse un vaso cristalino;

trátese de soldar con barniz fino

y lógrese por fin verle pegado;

Pero por más que apure su cuidado

el ingenio más raro y peregrino,

dejarlo sin señal es desatino,

siempre quedan señales de quebrado.

Así es una amistad de mucha dura:

Quiébrese la amistad que hermosa fuera,

suéldela el tiempo con su gran cordura;

cierto es que la amistad se mira entera,

pero con la señal de quebradura

nunca puede quedar como antes era.

Francisco Poveda Armenteros

Nació en La Habana, el 4 de octubre de 1796. Fue poeta, peón de ganado, empleado de ingenios y cafetales, profesor de instrucción primaria, capitán de partido, sabanero y actor dramático cubano. Se hacía llamar El Trovador Cubano. Sus obras se enmarcan en el género criollista. Las más conocidas son La guirnalda habanera y Las rosas del amor.

De él nos dice José Lezama Lima en su “Antología de la poesía cubana”. “Fue el fundador de la poesía popular, el primero entre nosotros que extrajo su poema de lo popular, de sus ritmos y de sus fiestas. Por lo que fue conocido con el nombre de El trovador cubano. Pasó la mayor parte de su vida en Sagua la Grande. La vida fue muy difícil para él, teniendo que acudir a los más diversos oficios y ocupaciones, para librar el sustento… Fue fundador de la tendencia llamada criollista, que expresa la vida del campo, los juegos y amores de los campesinos, poniendo, con frecuencia, como dice Max Henríquez Ureña, ‘en acción y movimiento una vasta utilería de tipo localista’. Pobeda tuvo siempre un especial orgullo en considerarse el fundador de esa tendencia criollista”.

Falleció en Sagua la Grande, el 21 de mayo de 1881.

1846

A la palma

Alegres campos de la patria mía

do la Palma su copa al cielo eleva,

En vuestro fértil suelo jamás nieva

Ni crueles fieras la montaña cría:

Seguro el labrador espera al día,

y unce los bueyes, y el arado lleva

donde trabaja en la labranza nueva

que al transponerse el sol dejado había:

Prados fecundos de verdor eterno,

floridos valles, caudalosos ríos,

primavera es en vos el crudo invierno;

Y la aurora con pródigos rocíos

en las cumbres más altas y en los llanos

colma el rico placer de los cubanos.

1847

La mentira y la verdad

De finísimas telas adornada,

con ricas pieles y lujoso manto,

una deidad seduce con su encanto

y es del hombre temida y cortejada

Sola, triste, haraposa, maltratada

a lo lejos le sigue con espanto

otra deidad que en azaroso llanto

se oculta con temor amedrentada:

Modulando la voz con dulce arrullo

la primera adormece cautelosa

y la entroniza el execrable orgullo:

La segunda suspira congojosa,

porque el hombre la humilla y la retira.

¿Cuál será la Verdad, cuál la Mentira?

1848

El mochuelo

Un mochuelo atrevido pretendía

competir con el águila altanera

y remontado a la celeste esfera

audaz el ancho espacio recorría:

El águila que apenas lo creía

la garra afila y con aplomo espera,

acechando feroz, como pantera,

al que surcaba la región vacía:

Se elevó tanto el pertinaz mochuelo

que a la región tercera se abalanza;

rápida emprende el águila su vuelo;

Ya se acerca, ya llega, ya le alcanza,

ya le destroza, ya le arroja al suelo.

¡Cuán fácil le es al fuerte la venganza!

1849

El necio

Revolviendo empolvados pergaminos

pasa el señor don Nadie muchos días,

que en esto de ligar genealogías

es un hombre, quizás de los más finos:

Ya traspasa los montes Apeninos;

ya se remonta al tiempo del Mesías:

registra archivos y necrologías,

sirios y persas, griegos y latinos:

Un árbol genealógico describe

del que es tronco a la vez, cogollo y rama

y en él su nombre presuntuoso escribe:

Don Nadie soy, de sempiterna fama:

en mi principia mi sin par nobleza.

No es extraño que acabe donde empieza.

1850

A ella

Feliz ayer; ¡ay triste! presumía

que mi torpe pasión no me cegara,

ni que un abismo cruel me preparara,

¡ay necio engaño de la dicha mía!

¿Y deberé extrañar que en este día

la luz del desengaño me alumbrara?

Fuera otro nuevo error, con luz tan clara

disiparé la niebla en que yacía:

adiós, por siempre, circe cautelosa,

mujer indigna de mi amor vehemente,

monstruo de inquietud, sierpe horrorosa:

Recordaré mi agravio eternamente:

perjura, ingrata, engañadora, aleve,

ojos de fuego, corazón de nieve.

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