Luis Carlos Coto Mederos
José León Valdés
Es muy poco lo que se conoce de la biografía de este escritor cubano.
Nació en el año 1841, presuntamente en el centro de la isla.
Aparece recogido por García Garófalo en la compilación “Los poetas Villaclareños” publicada en La Habana.
Falleció con apenas 20 años en 1861.
1157
A Flérida
Si hoy se derrama en la feliz natura
el numen de la célica alegría,
y muestra ledo el refulgente día
brillantes rayos de inmortal ventura.
Si hoy al destello de la lumbre pura,
que el regio sol del horizonte envía,
se elevan a la atmosfera vacía
los himnos que celebran tu hermosura.
Admite virgen, el humilde canto
que en alabanza de tu gloria entona,
bañada en fuego de entusiasmo santo,
el arpa que de flores se corona
al discantar el celestial encanto
del ángel bello de la ardiente zona.
Rosa Kruger
Nació en 1847 en La Habana, Cuba.
Poeta que colaboró con varias publicaciones.
Su condición de mujer y su juventud fueron verdaderos obstáculos para romper los moldes de su época y lograr publicar sus versos.
La crítica la reconoce como “una poetisa de inspiración sencilla, apenas si apuntó en su verso algunas ideas elementales en relación con cuadros o aspectos de la naturaleza”.
Murió el 4 de abril de 1881, a los 34 años de edad.
1158
El guardiero
Imitación
Cabe un hermoso y fresco bosquecillo
de gemidoras cañas resonantes,
de un riachuelo las aguas ondulantes
lucen su claro y transparente brillo.
Da su olor a la brisa el romerillo,
y sus cantares dulces, penetrantes,
de una ceiba en las ramas odorantes,
exhala el inocente pajarillo.
Allí, a la orilla del ameno río,
bajo la sombra del jagüey frondoso
se alza humilde y fantástico un bohío;
y bajo de su techo misterioso,
al son de su instrumento lastimero,
canta en la tarde el rústico guardiero.
1159
Un día de invierno
Velado el sol está y opaco el cielo,
y crece de la costa, el soplo helado
del impetuoso Bóreas agitado
da tristeza a la tierra, al alma duelo:
Mas de gozo me sirve y de consuelo,
un pardo gorrioncillo amedrentado,
que del vecino alero de un tejado
a mi reja se acerca en raudo vuelo.
Cual yo suspira por el claro brillo
y el puro ambiente del Abril hermoso:
¿Abrigo solicitas, pajarillo?
Ven, te dará calor un pecho ansioso,
que ama cual tú la rosa y el tomillo,
mas, lejos de la patria, no es dichoso.
1160
A la melancolía
Cuando la tarde trémula y ligera
muestra su rico velo desceñido,
y en el agreste, perfumado nido
modula el ave su canción postrera;
Del lago silencioso en la ribera,
una virgen de rostro dolorido
triste reposa y con gentil descuido
deja flotar su ondeante cabellera.
Y el ruiseñor en melodioso arpegio,
y en nota querellante y lastimosa
la onda voluble de la mar bravía,
alzan un himno primoroso, regio,
a la virgen de faz dulce y hermosa,
al ángel del misterio y la poesía.
1161
A una estrella
Astro que en medio de la opaca esfera
lanzas tu rayo desmayado y triste,
¿cómo a mostrar tu disco te atreviste,
si en cielo y tierra oscuridad impera?
Al reflejarse la tormenta fiera
de negras sombras el confín reviste;
mas tú, con suave resplandor quisiste
brindar al suelo lumbre lisonjera.
Así en el alma, tempestad sombría
horrendas nubes derramó inclemente;
mas en la noche de la pena mía
con su divino ramo refulgente,
brilló cual tú, risueña la esperanza,
en un cielo de paz y de bonanza.