Cultura

Trayectoria del Soneto en Cuba (51)

Luis Carlos Coto Mederos

Mercedes Matamoros

El poeta Salvador Arias nos dice de la poetisa en “Poesía cubana de la colonia”:

“Sus Poesías complejas aparecieron en 1892, y, ya en la etapa republicana, dio a la luz sus sonetos (1902). Si la poetisa suele mantener un tono moderado, cercano al que predominó entre los mejores exponentes de la segunda generación romántica, y a pesar de algún soplo casaliano, en general parece indecisa su adscripción a determinada tendencia poética finisecular. Pero dentro de esa obra, aún discreta, sobresale su colección de veinte sonetos «El último amor de Safo», de ardiente erotismo y versos finamente cincelados, que para muchos la convierten en un antecedente de la poesía hispanoamericana escrita por mujeres como Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini y Alfonsina Storni, ya más avanzado el siglo xx”.

1184A Cienfuegos ¡Cuán hermosa en mis sueños te levantas

a los rayos de un sol resplandeciente.

flor marina, a quien besan blandamente

las ondas que suspiran a tus plantas!

Tú cual visión deslumbradora encantas

los tristes años de mi edad presente,

y a tu nombre, despiértase en mi mente

todo un pasado de memorias santas.

Favorita gentil de la fortuna,

la que halló en ti su venturosa cuna,

sin lágrimas no logra recordarte;

bajo tu cielo –que mi pecho ansía–

duermen los restos de la madre mía,

¿cómo pudiera yo dejar de amarte?...

1185La gota de rocío

Diáfana, temblorosa, deslumbrante,

cual átomo de luz entre las flores,

robas a las estrellas sus fulgores

y sus vívidas chispas al diamante.

Perla del cielo, el sol con su brillante

rayo, te da del iris los colores,

y del tiempo estival en los ardores

es el zunzún tu libador constante.

Mas aunque en ti se encuentra la frescura

del néctar que el jazmín guarda en su seno,

nunca serás tan bella ni tan pura

como la dulce lágrima piadosa

que vi brillar, ante el dolor ajeno,

en los divinos ojos de una hermosa.

1186En un ingenio

Opulentos y verdes campos míos,

testigos de los juegos de mi infancia,

montes llenos de sombra y de fragancia,

do nacieron mis tiernos desvaríos;

vuestros dulces encantos están fríos,

ya no existen la paz y la abundancia;

ni las cañas meciéndose a distancia,

ni entre el palmar los rústicos bohíos.

Negros escombros, tenebrosas ruinas,

luto y desolación solo proclama

el viento en las praderas y colinas.

¡Ay! culpa fue de la implacable tea;

pero ¿qué importa, si brilló en su llama

¡oh, Libertad! tu sacrosanta idea?

1187Los enamorados

Cuál enjambre de alegres mariposas

impulsadas por ávidos empeños,

en el jardín de los ardientes sueños

van el mirto a buscar entre las rosas.

Del alma de las bellas ruborosas

con sutiles astucias se hacen dueños,

y ellas con risas o fingidos ceños

a su vez los enlazan caprichosas.

Y después del combate por la gloria

de alcanzar un ferviente “yo te adoro”,

les quedan sólo a veces por memoria

algunas dulces cartas desgarradas,

algún rizo o retrato ya incoloro,

o algunas tristes flores deshojadas.

1188A una coqueta

Con tu oscura y ondeante cabellera

que el aura tropical besa y agita,

formas la red de amor en que palpita

el alma que a tu encanto se rindiera.

Tornas tu voz en música hechicera

Que a los ensueños del placer invita;

en dardos tu mirada; en infinita

seducción tu sonrisa placentera.

Mas ¡ay! del corazón que por ti llora

¿qué haces tú con las lágrimas vertidas

en noches de dolor, hora tras hora?

Las dejas ¡oh, mujer! que se deshagan

como las flores en el mar perdidas,

cual los aromas que en los aíres vagan.

1189En el libro de poesías

Del libro en que tú y él habéis leído

graba ¡oh niña! en la página postrera

la palabra más triste y lastimera

para el ardiente corazón: ¡Olvido!

Símbolo de la muerte, al que ha sentido

la dicha, la pasión, la fe sincera,

le dice esa palabra que es quimera

cuanto está por nacer o que ha nacido.

Y esos versos que a amar te convidaron,

y a dos almas dormidas despertaron

que sobre ellos sus lágrimas vertieron,

serán ¡ay! cual las notas suspiradas

que exhalaron dos olas enlazadas

y en el mar de la vida se perdieron.