Cultura

Armando Manzanero y Héctor Herrera 'Cholo', una aventura para recordar

De jóvenes realizaron sus primeras giras por el interior del Estado, lo que trajo consigo muchas anécdotas.
Foto: Por Esto!

Siendo adolescentes, Héctor Herrera “Cholo” y Armando Manzanero, realizaron juntos sus primeras giras por el interior del Estado.

El que fungía como administrador era Mario Herrera, hermano de Héctor y entre la pequeña Compañía de Teatro, estaban las hermanitas Jugo de China, como llamaron a la mamá de la actual cantante María Teresa Gómez, y a su hermana. Iban en la troupe otros jóvenes intrépidos que tenían la ilusión de subir a los escenarios, que los conociera el público, y regresar a Mérida triunfantes y por supuesto, ganar dinero.

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La siguiente es una anécdota que me contó don Héctor y que forma parte de mi libro: Héctor Herrera. El arte de hacer comedia.

«Yo iba a los pueblos con mi compañía, por cierto, que desde que se creó, el pianista fue Armando Manzanero. Recuerdo que íbamos a pedir permiso a la Vicente Solís, a su papá, para que lo dejaran ir; mi hermano Mario era el representante y además tocaba la batería con él.

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«Una noche estábamos en Oxkutzcab y cuando eso, cuando éramos muy jovencitos, la luz de los pueblos se pagaba a las once. Así que había que hacer la función temprano. En ese tiempo cada persona del público llevaba su silla. Era una chulada hacer teatro en provincia. Nosotros armábamos nuestro escenario, Armando, Manuel Contreras, mi hermano, contábamos con gasolina y unos cables prestados del Ayuntamiento y con dos pedazos de cortina vieja que me prestaba mi papá, hacíamos un telón y teníamos nuestro teatro; estoy hablando cuando tenía 16 años, la misma edad de Armando.

«Me respetaba porque él es de diciembre o enero y yo soy de agosto, por unos meses mayor. Nos queremos mucho. Él podría contar muchas anécdotas como ésta.

«Esa noche en Oxkutzcab nos tocó trabajar en un teatro lúgubre y de escenario muy alto, tendría 1.80 o 2 metros; se usaba todavía la concha, desde donde el apuntador nos iba diciendo los diálogos. No se actuaba de memoria cuando eso, la concha se fue quitando de los escenarios con los años; pero en el teatro de Carpa y de Revista durante muchos más años, tanto en México como en Europa, se siguió usando.

«Continuando con aquella aventura, le diré que, en ese teatro, quitaban de noche la concha y tapaban el hoyo. Esa ocasión, estábamos cenando en el parque cuando me di cuenta de que se me había olvidado mi dinero, y aunque era poco, era dinero; unos 10 u 8 pesos y como desde ese tiempo era empresa, con eso tenía que pagar la cuenta. Así que dije: “Ahora vuelvo voy a buscar mi dinero”.

«Armando me dijo: “Está oscuro allá, no vayas, no va a pasar nada, mañana pagas la cuenta”.

«No me pasó nada… sólo no vi la concha y la rompí. Caí al hoyo en donde estuve como una hora. Yo pensé, “se fueron a dormir creyendo: ‘este ya no volvió’; y se fueron quedando a deber la cena en la lonchería”.

«Cuando vieron que no llegué, fueron al Palacio Municipal, porque ahí dormíamos. Al ver que no estaba, Armando comentó: “Se lo dije”.

«Fueron todos al foro corriendo, y yo sólo les gritaba: “¡Sáquenme de aquí!”.

«No me rompí la pierna de milagro».