Cultura

Reinician búsqueda del libro que sangra de Xocén

Se trata de un objeto profético, originario del pueblo de Xocén, que está perdido desde hace décadas
Puede ser un paisaje, un códice, un código genético / Cortesía

El Aleph, según el escritor Jorge Luis Borges, contenía la totalidad del universo. Mientras tanto, “en el pueblo de Xocén, Yucatán, se habla de un libro sagrado o de las profecías; dicen que se perdió entre 1880 y 1945. Se afirma que era un libro vivo, que las hojas se pasaban solas y que en él estaba escrito todo: cómo nació el mundo, cómo fueron creadas las cosas y cuáles son los signos de lo que está por venir. Sus medidas son de un metro por un metro, se abre solo y cada día, por sí misma, únicamente da vuelta una sola hoja. Si alguien quiere abrirlo más adelante, sangra”.

Noticia destacada

'Caminates' vuelven al Centro Histórico de Mérida

Noticia destacada

De Mérida a Nueva York, Créssida Danza presenta nueva producción

El libro de Xocén no es un relato para el anecdotario. Este libro “puede ser muchas otras cosas, dependiendo de con qué mirada lo busquemos. Puede ser un paisaje, un códice, un código genético. Para nosotros, el libro es la oportunidad de repensar todo el mundo desde un principio, lo que es lo vivo y qué es lo no vivo, lo que es de este universo y lo de otros, como el sagrado o el de los animales. ¿Qué podría significar un libro en el que está escrito todo, uno que sangra? Podría tratarse del mismo pueblo de Xocén”.

Esta es la premisa que dirige la investigación teatral Elucubraciones sobre el posible paradero del libro vivo de Xocén, un esfuerzo iniciado en 2018 por la compañía Teatro Ojo y dirigido por Héctor Bourges, quien compartió con POR ESTO!, esta perspectiva y las experiencias que reabrirán la búsqueda del valioso objeto.

Noticia destacada

Feria Internacional del Libro de la UNAM celebra su edición 42 de manera virtual

Noticia destacada

Feria Internacional del Libro de Guadalajara inicia este sábado

“Desde hace unos cuatro años han sido continuas las visitas a Yucatán. Hemos encontrado ahí un tema que nos apasionó e intrigó”, relata quien conforma, junto con otras cinco personas, la compañía teatral. “En un principio, estuvimos haciendo visitas a Tixcacal, Tulum y Bacalar, investigando sobre lo que conocíamos de la Cruz Parlante. La insistencia de ciertos pueblos de la zona maya en reclamar una soberanía perdida desde siglos atrás nos interesó como fenómeno político, teatral y cultural. Poco a poco nos dimos cuenta de la complejidad del asunto. Entrañaba un presente muy activo, donde se encuentra activa esa fe y esa organización. Esas investigaciones desembocaron en algún momento en Mérida. Llegamos a Xocén, donde conocimos la Santísima Iglesia de la Cruz Tun. Ahí nos hablaron por primera vez del libro de las profecías”. El pueblo de Xocén, cuenta Héctor, encontró el libro por primera vez rodeado de un coro de animales que le cantaban.

Entonces inició la investigación en hemerotecas, archivos de la comisaría municipal de Xocén, de la ciudad de Valladolid y a través de los pobladores. Pronto supieron del compromiso del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari con la búsqueda del libro. Después de visitar el municipio, el mandatario designó un equipo especializado, dirigido por el Instituto Nacional Indigenista, ahora extinto. “Se había iniciado un proceso político de gran envergadura, un gran experimento cultural y epistemológico: dos formas de concebir el mundo -o los mundos- que se ponían en contacto a través del libro”, comenta Héctor. “Nos hizo insistir en este fenómeno y pensarlo desde nuestro ámbito, que es el teatral”. Ahora, estas investigaciones pueden consultarse como “dos actos” en video a través de teatrounam.com.mx.

La comisión de búsqueda de Salinas quedó olvidada. El tercer acto de la propuesta de Teatro Ojo, disponible en el sitio web referido a partir del 25 de febrero, buscará “rescatarla de los archivos del gobierno mexicano y pedir a la administración  actual que reabra la búsqueda, así como tantas cosas que deben ser buscadas en este país, desde piezas arqueológicas hasta, lamentablemente, cuerpos”.

El director, que colaboró también con el Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de Xocén, comentó que “la figura del libro vivo es una provocación para aprender a escuchar”, porque “el mundo habla” y “es importante demandar que esas ausencias sean tomadas en cuenta, esas cosas que se han perdido o las han robado”.

SY