Cultura

Gabriel Ramírez presenta exposición sobre la pandemia en Mérida

La exposición "9 del 2020" está conformada por nueve piezas de creación reciente en el Museo de la Ciudad
De entre 21 trabajos, Ernesto Novelo realizó la curaduría, enfatizando lo figurativo del autor / Por Esto!

“Uno pinta siempre en un confinamiento: en soledad, con el mayor silencio”, conversa el artista yucateco Gabriel Ramírez Aznar en exclusiva con POR ESTO! “Yo no pinto para exponer, ni para que la gente me admire. Eso es posterior. Yo seguiría pintando aún sin lugares dónde presentarme”.

Nueve obras realizadas durante el año pandémico dan título a la exposición 9 del 2020: Obra reciente de Gabriel Ramírez, alojada en el Museo de la Ciudad, a la que se podrá acudir durante los próximos tres meses, de martes a domingo, desde las 10:00 hasta las 16:00 horas, con medidas de seguridad sanitaria.

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El maestro pintor comenta su más novedosa producción, que describió primero como un “escape”: “Llega un momento en que, sin darte cuenta, te has estado repitiendo rumbo a un callejón sin salida. De mis primeras pinturas expuestas, en 1965, ha pasado más de medio siglo. Hay con ellas un parentesco, como en toda mi trayectoria, en la que hay desviaciones, tradiciones, pecados mortales, atajos y cosas parecidas. Hay una composición esencial, sin embargo, que no se ha perdido. Los colores siguen siendo puros, muy similar a lo que hice en el origen, del que nunca salí a pesar de todos esos cambios. Es porque esa es mi voz, mi escritura. La pintura es un poco eso: te creas un lenguaje a lo largo del tiempo y eso es lo que te va a identificar”.

¿Es posible, después de tanto tiempo, hacer algo nuevo? “Siempre”, responde Ramírez. Se ha dicho que todo está hecho. Claro que no. Hay muchísimo por hacer, incluso si no sabemos lo que sigue. Uno lo ve en el gusto por el universo. Se sigue buscando más y más, sin saber muy bien hacia dónde se va. Es un poco igual con la pintura. Cada ser humano tiene su propia ruta, su quehacer. La novedad no es algo que me preocupa realmente. Siempre, de un día a otro, ocurrirán cosas, como la pandemia, que nadie esperaba y que nos ha transformado. No todo está hecho, en lo absoluto”.

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¿Qué ha pasado con la Generación de la Ruptura, en la que se agrupa a Gabriel Ramírez junto con Vicente Rojo, Manuel Felguérez y Fernando García Ponce, entre otros? “La Ruptura fue un invento, un membrete que se ha quedado ahí para facilitar las cosas”, piensa el artista. “No hubo manifiesto, no hubo nada. El grupo de pintores de la Galería Juan Martín era la base de lo que fue la Ruptura. Sucedió la casualidad de que Lilia Carrillo y Fernando García Ponce ganaran un concurso auspiciado por Bellas Artes y una petrolera; los dos eran abstractos. De ahí se hizo la división frente a la Escuela Mexicana de Pintura. Nos llamaron ‘traidores a la patria’ por no hacer pintura mexicana, sea lo que sea eso. Octavio Paz fue el primero en mencionar una ruptura, pero él se refería más a una revolución en las artes en México y a nivel mundial”.

Sobre el arte que ha venido con el tiempo: “Las generaciones siguientes han hecho su propia ruptura con respecto a nosotros, como debe ser, y ellas se verán superadas por las venideras”.

El curador de 9 del 2020, el también artista plástico Ernesto Novelo, dilucida el discurso de la exposición: “la idea era mostrar que un Gabriel Ramírez que hemos tenido enfrente antes, el abstracto, es también un pintor figurativo, y uno muy bueno. Es un dibujante excelso, y ese apartado es muy desconocido al menos aquí, en Mérida. Fue a mediados de los ochenta cuando  presentó obra totalmente figurativa: unos desnudos maravillosos. Si uno estudia la obra de Ramírez Aznar, se verá que domina el dibujo, la ilustración y la pintura”.

Además, expone: “él no pinta en caballete; pone una tela en la pared, marca los límites y, aún así, consigue cuadros perfectamente nivelados. Eso, a veces, como espectadores, no lo podemos contemplar. Uno ve las manchas y piensa que cualquiera lo puede hacer, pero no es así. Se deben analizar las piezas, desde la composición, la estructura, la combinación de colores… todo está en su lugar, y eso es lo que convierte a Gabriel Ramírez en un maestro. Su obra no recurre a verborreas; se completa a sí misma”.

SY