Más de 40 artistas circenses de Australia, Canadá, España y México se dan cita en el primer Festival Internacional de CircoMérida, a realizarse desde hoy y hasta el 27 de este mes de manera totalmente virtual.
Una de las actividades que forman parte de la cartelera, que consta de nueve actividades, como funciones y conversatorios, es el taller “Dance Trapeze” (o Trapecio Danza), impartido por la aerolista y bailarina Karen Bernal, representante de México en el festival, con quien POR ESTO! conversó.
“Cuando es un trabajo acrobático en línea, se vuelve difícil controlar la seguridad con la que los alumnos estén donde están”, explica la impulsora de la Asociación Civil Ilaii, que reúne a profesionales de las artes escénicas y de la fotografía y comunicación.
Karen advierte que “quizá llegue gente súper experimentada, o gente que está curiosa y empezando. Así que no diremos qué es el trapecio, sino proponer herramientas del teatro, de la danza y de la música para abordar el aparato acrobático con distintas perspectivas. Así, cada uno podrá verter ahí sus propias capacidades, con las condiciones técnicas con las que cuenta en ese momento. Si la persona tiene una noción del aire, pero, porque está en su casa, trabajará con una silla, se le podrá dar la posibilidad de suspenderse por momentos”.
“Yo espero que se despierten mucho las ganas de cuestionarse todo, de desdibujar los límites y las fronteras creativas con las que podemos abordar el aparato acrobático”, dice la acróbata, quien también compartió su búsqueda artística.
“Mi aparato favorito en toda la vida es el trapecio”, comenta Bernal. “Empecé aprendiendo el trapecio fijo, y el dance trapeze vino como una invitación casi obvia, porque vengo del mundo de la danza. Conectar la danza y la búsqueda acrobática era algo casi natural. Fui descubriendo los mundos del teatro, del circo y de la música. Llevo 30 años dedicada a buscar cómo contar historias a través de las artes escénicas”.
“Hay universos que están muy desarrollados en distintas técnicas”, reconoce Karen. “El arte de contar historias lo tiene muy desarrollado el teatro, mientras que la danza lo hace de manera más abstracta. En el circo, me topo con atletas de alto rendimiento con un trabajo acrobático, técnico. La música es otro ámbito. Lo que he hecho es tomar prestado, de las diferentes áreas, materiales para hacer investigación en el circo”.
Una cosa es el mero movimiento por el que transita el tiempo “y otra cosa es lo que rodea esta danza, el contexto que puede hacer que se cuenten historias distintas, con las mismas frases de movimiento”. Karen sostiene que “no es lo mismo hablar del amor con vestido de novia que con un arma en la mano o estando en el desierto. Dónde construimos escénicamente nos habla de cosas más allá de lo evidente. Todo habla en escena”, concluye.
En este sentido, “en el mundo del circo, los clowns son difícilmente reemplazables, porque trabajan con quienes son. En cambio, a los que somos aerolistas se les puede pedir un número con telas, pero no importa quién lo haga, porque no está la personalidad necesariamente involucrada si es un trabajo puramente acrobático o físico. Como bailarina aerolista estoy en la búsqueda de cómo fusionar eso que es tan difícil de lograr técnicamente y con tanta disciplina con eso otro que tiene que ver con mi humanidad. Eso hace que los actos de un acróbata sean únicos”.
Con una amplia trayectoria en escena y las alturas, que incluye participaciones en prestigiosas compañías de circo, como el Cirque du Soleil y la Compagnia Finzi Pasca, Karen Bernal prefiere partir de dos supuestos: “el primero, que no inventamos nada nuevo.
Es importante investigar lo que ya se ha hecho. Por otro lado, se trata de saber que, dentro de mí, de mi experiencia de vida, de mi cuerpo y capacidades, hay algo único. Unir lo universal con lo individual es lo que nos hace encontrar pequeños tesoros”.
A las 20:00 horas de hoy, el público podrá disfrutar de un espectáculo de circo contemporáneo para dar la bienvenida al primer Festival Internacional de Circo en Mérida.