Las penínsulas mexicanas del Sureste y el Norte vuelven a unirse a través del arte. En esta ocasión, es en Casa Natalia donde se reúne obra de dos artistas plásticos caracterizados por su exploración de las técnicas y materiales. Aurora Covarrubias, de Baja California Sur, y Hericko Delfín, de Yucatán, conversaron con POR ESTO! sobre la muestra que han presentado en conjunto.
Aurora, quien ha cursado programas artísticos en la Academia Taller del Prado, en Madrid, España, y exhibido y vendido su obra en seis países, afirma: “el cuadro de los jeans, el primero que hice, siempre será mi sello. En él, siento que represento a la mujer de ahora, de este tiempo que es independiente y sexy”.
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Explica que la obra es un peculiar collage. “Tiene desde historietas de Mafalda hasta crucigramas. La bolsa de caramelos en el bolsillo es real; la sombreé por encima. También usé papel, aerosoles, lápiz, óleo, barnices industriales. Todo está mezclado. Fue un proceso largo. Lleva un cierto orden: primero, el lápiz, para luego sellarlo. Después, van los barnices. Encima puedes poner el óleo. Si no, el óleo se absorbe en el papel, que luego es pegado sobre el lienzo”.
“Cada vez”, sopesa Aurora, “los artistas están experimentando más, usando técnicas súper diferentes. Hericko, por ejemplo, usa materiales muy diversos. Yo le meto todo lo que se me ocurra: pedazos de pantalones míos, grajeas de colores, pasta de municiones pintada con aerosoles. Las texturas y los colores captan la atención de la gente”.
Hericko, artista yucateco con más de 20 años de trayectoria, opina que “un elemento bastante importante dentro del arte son las situaciones sociales. Ahora, se remarcan mucho más, al igual que todas las condicionantes cívicas y sociales. Muchos artistas toman inspiración de ahí”.
Él mismo, en lo que respecta a las técnicas artísticas, piensa que, “si todos hiciéramos lo mismo, sería un mundo algo aburrido. La combinación de materiales nos distingue y nos forma”.
El yucateco, iniciado en las formas arquitectónicas, pronto se “atrevió” a hacer obras en gran formato, “encontrando factores que la fueron condicionando para que la gente también pueda verla. Hacer puras obras de 1.80 metros, hace 20 años, era interesante, pero había que disponer de un espacio muy grande. Actualmente, se hacen obras de formatos más cómodos, más reducidos”.
Experimentar con materiales “te impulsa a continuar: ¿qué tal si mantengo, como Aurora, la mezclilla a través de varias pinturas? A mí, la tinta quemada me ayudó a ser conocido entre varias personas, a exponer cada vez más. Uno va buscando distintos materiales que resuelven cómo mostrar, emocionalmente, lo que quieres hacer: Pop Art, abstracto, surrealismo, paisajismo, y más”, dice el yucateco.
Ambos congeniaron en que la exposición es una “llena de contrastes”. “Me gusta que en las galerías donde se exponga mi obra, la gente encuentre técnicas y composiciones diferentes”, dice Hericko. Continúa: “me llama la atención la variante y la combinación. Lo demás, ya sucedió. Nosotros ya nos expresamos en nuestros lienzos. Lo importante es que la gente pueda tener ese cambio de velocidad emocional al mirar una pieza de un estilo y después vea algo distinto. El que gana es el que asiste”.
“Exacto”, asiente Aurora. “Eso es lo que hace que encajemos de alguna forma, además de la experimentación con los materiales. Ninguna de nuestras obras es plana completamente. El contraste se da desde los tonos. Sonará extraño, pero creo que el contraste hace la armonía en la exposición”.
En el arte, “siempre hay algo nuevo. Se trata de solucionar problemáticas. Por ejemplo, quería hacer algo con dulces. Fue difícil usar caramelos, porque se derriten. No todo funciona como uno planea. A veces, el material no reacciona como se espera, ni luce como uno pensaba. Llegar a la forma correcta es difícil”, señala Covarrubias.
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JG