Cultura

UNICORNIO: Iglesia de Abalá, tres siglos de fe y esperanza

José Iván Borges Castillo realiza un recorrido por la historia de la iglesia de Abalá, desde su fundación hasta la consolidación de su parroquia y su permanencia en la actualidad.
La Iglesia de Abalá se encuentra bajo el patrocino de San Juan Bautista / Por Esto!

LA PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA DE ABALÁ

José Iván Borges Castillo

La Iglesia Católica que peregrina en Yucatán celebra y recibe las gracias bendecidas por la ordenación episcopal de monseñor Mario Medina Balam, que fue elegido como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Yucatán y teniendo la Sede Titular de Pupiana. Fue el pasado 11 de febrero, cuando la feliz noticia se dio a conocer tanto por la Santa Sede como por la Nunciatura Apostólica en México.

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Uniéndonos a tal importante momento, presentamos el siguiente trabajo, en el cual a través del especial patrocinio de San Juan Bautista se realiza un recorrido por la historia de la iglesia de Abalá, desde su fundación como misión y pueblo de doctrina de la Orden Franciscana hasta la consolidación de su parroquia y su permanencia en la actualidad.

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Destacó la capital importancia de este evento, debido a que el Iglesia diocesana en Yucatán tiene antecedentes sumamente antiguos, que se remontan a la primera bula pontificia dada, en 1519, y reformadas por la bula de papa Pío IV del 19 de noviembre de 1561, que estableció el Obispado de Yucatán. Con cerca de cuatro centenarios, el papa Pío X, en la actualidad elevado a los altares, erigió a la antigua diócesis a Arquidiócesis el 11 de noviembre de 1906,  siendo su primer Arzobispo el gran Martín Tritschler y Córdova, conocido como el santo no canonizado. 

En el lapso del tiempo aparecerán las misiones, las obras constructivas entre la utopía franciscana y el Clero Secular, el patrocinio de los santos, los impulsos de impartir los sacramentos, la doctrina fructífera, los grandes templos, el arte sacro como manifestación de la belleza y boato de la liturgia.

“En la concepción cristiana del tiempo, tanto lo ya sucedido como lo que acontecerá se integran en la conciencia del hombre, que es capaz de transcender lo efímero del momento. Es muy sugestiva la sugerencia de San Agustín, que invita a ver el tiempo a través de las categorías de la memoria, que es el presente de las cosas pasadas; la visión, presente de las cosas presentes, y de la espera, que es el presente de las cosas futuras. Estas tres: memoria, visión y espera, decía, sólo se ven dentro de un alma”. 

Aplicándola a la historia de la Iglesia en Yucatán y en Abalá sólo se entenderían desde la visión escolástica en la cual la memoria del pasado hace resplandecer el presente en la vitalidad misma de una Iglesia permanente y firme en el camino de su visión, y en la espera siempre buena de mejores días por llegar.

San Juan Bautista de Abalá

La Iglesia Católica cree y enseña en su catecismo la intercesión de los santos que afirma en el dogma la existencia de una perfecta comunión con estos que han sido glorificados con la llamada Iglesia peregrina. Con esta razón se nombra santos patrón o santo patrono a aquellos que tiene una afinidad especial con una comunidad o un grupo específico de personas, acogiéndolos a la intercesión. Los términos patrón y patrono, del latín “patronus” son sinónimos de defensor y protector. Son considerados como intercesores y abogados ante Dios, sea de una nación, un pueblo, o una actividad u oficio que aglutine a creyentes. 

Cuando rayó el alba de la primera evangelización sobre estas tierras de Yucatán correspondió a la Orden Franciscana, la casi exclusiva labor de ejecutarla, ellos fueron paulatinamente bautizando a los naturales, construyeron templos y capillas, trazaron las primeras cuadras de los pueblos y los formaron a la nueva cristiandad, en un trabajo enorme a desarrollar. Plantaron la cruz en el suelo de laja y piedra, y derramaron el agua bendita sobre la cabeza de cientos de naturales.

El origen de Abalá se ubica en una fundación de congregación de familias indígenas, alrededor del año de 1600, realizada por la Orden Franciscana con el objetivo de cristianizar a los naturales.  Con esto se funda pueblo de visita y se nombró como su santo patrono titular a San Juan Bautista, poniéndolo a su especial amparo e intercesión.

Desde el origen de este pueblo el especial patrocinio de San Juan Bautista está presente en el concierto de la historia y había de conservarse por el resto de los tres siglos de la dominación española y se arraigó en la piedad popular. En 1681 el patrocinio es confirmado en las crónicas del religioso Fray Diego López de Cogolludo, en su libro de Historia de Yucatán, cuando señala: “Muna es convento desde el año de 1609, y titular de su iglesia San Juan Evangelista, sus visitas… las de San Juan Bautista de los de Abalá y Becyá, que están en el mismo asiento”.

Los nombres de los Santos Patronos de los pueblos yucatecos, sirvieron de igual forma para identificar y nombrarlos en los documentos, en consecuencias de las limitaciones presentadas por escribir y pronunciar los nombres en lengua maya, por lo tanto, se les agregaba al nombre del poblado el nombre del santo titular, así que Abalá era nombrado como: “San Juan Bautista Abalá”. 

La Orden Franciscana concedió a 21 pueblos de Yucatán el patrocinio de San Juan Bautista, es el santo con más iglesias titulares sólo después de la Virgen María en sus títulos de Asunción y Concepción Inmaculada. 

En el año de 1754, el Ilustrísimo Sr. Ignacio Padilla y Estrada, obispo de Yucatán, secularizó la iglesia de Muna, saliendo de su admiración los religiosos franciscanos.  En estos cambios realizados la antigua capilla de visita franciscana de Abalá es elevada a parroquia diocesana, los cambios no afectaron el especial patrocino de San Juan Bautista sobre el pueblo de Abalá, que se conservó gracias a la especial devoción que se le profesaba en la comunidad.

Un antiguo informe parroquial del año de 1755 contiene la breve descripción: “En la iglesia de Abalá en el altar mayor se halla San Juan Bautista, patrón del pueblo, una imagen de la Señora de la Concepción de la cofradía y un Cristo de la cofradía”.  El mencionado informe señala la cofradía de la Virgen de la Concepción, pero también refiere de unas reses o ganado perteneciente al patrono San Juan, lo que evidencia la existencia de un especial culto por el profesado.

La segunda mitad del siglo XVIII será para Abalá una época de construcción espiritual consecuente al cambio de administración, pasando del clero regular al secular diocesano y de construcción material con su nuevo templo. El cura bachiller Don José Cavero y Cárdenas echará a tierra la antigua capilla de palazón y bajareque que por más un siglo y medio habían levantado y conservado los franciscanos, para dar paso a un nuevo templo de cal y canto, que comenzó a levantarse desde 1783 y no había de acabar hasta 1815 con el cura don Francisco Bravo. 

La especial obra constructiva emprendida por el cura Cavero fue básicamente en la cuestión del templo, el informe que se conserva es explícito en señalar toda la obra y medidas de la nave, presbiterio y probablemente a este cura se deba el frontispicio de la iglesia con sus dos torres, símbolos de su rango parroquial. El cura Cavero techó la amplia nave con una “ramada”, o sea, un techo de dos aguas y con palma de guano.

En cuanto a la imagen patronal consta que ya existía dentro de la primitiva capilla franciscana una imagen de San Juan Bautista, que parece conservarse en las primeras décadas de vida parroquial, no con pocos descuidos por estar la obra del nuevo templo en construcción. Para el año de 1818, el cura Francisco Bravo señala haber aportado “cruz y cordero del santo Patrón Señor San Juan.”

En el siglo XX las devociones en la parroquia de Abalá se fijarán entre el Cristo de la Exaltación, nombrado popularmente como el Señor de San Román, en referencia al Cristo venerada en el vecino Estado de Campeche y en la Virgen de la Concepción, eclipsando un poco la devoción al patrono titular San Juan Bautista.

Existen dos especiales imágenes del patrono San Juan Bautista en la iglesia parroquial, pero corresponde al de menor tamaño ser la más antigua.  Tiene por sus acabados hechura de artesanos y estofadores, ya aparece en los informes de mediados del siglo XVIII, por lo tanto, es obra quizá de algún artesano novohispano, no se encuentra en los archivos información sobre su origen.

Seguramente en la persecución religiosa que se experimentó en Yucatán, a partir de 1916 emprendida por el general Salvador Alvarado las sagradas imágenes de la Virgen y del Cristo, como la del patrono titular fueron resguardada por sus devotos, que lograron salvarla de la destrucción sacrílega en manos del Ejército preconstitucional.  

La segunda mitad del siglo XX será de consolidación de tradiciones propias, de novenario del Cristo de San Román, de las solemnes celebraciones anuales de Semana Santa, las consolidadas presentaciones de Flores en el mes de mayo se fueron menguando, y nuevas devociones florecieron. Los gremios identificados en la tradición mestiza tendrán presencia y fortaleza, en tanto que las romerías propias en los domingos de la llamada fiesta tradicional quedan bien marcadas en las actividades anuales de la parroquia. Importante es destacar que el siglo XX será también el tiempo de la llegada de doctrinas protestantes cristianas, que diversificadas han fijado en el territorio centros de oración y salones de estudio, cristianos al fin y al cabo.

En los siglos de cristiandad y del camino de la parroquia se desprenden algunos nombres de curas señalados, de mencionar al cura Joseph Gil de la Torre, que sirvió en la parroquia de Abalá por 36 años en el siglo XVIII. Así mismo en el siglo XIX de mencionar al cura don Remigio Manzanilla, quien señaló en la prensa yucateca que la locura de la emperatriz Carlota se debió a que se bañó “calurosa” en el cenote de la hacienda Mucuyché.  Otro nombre de cura visionario corresponde a Juan de la Cruz Sosa, quien llevó a la parroquia un crucifijo realizado por el escultor Gumercindo Sandoval, que se encuentra en la actualidad desaparecido.

Abalá es el pueblo donde meció su cuna el gran músico Daniel Ayala Pérez, quien nació en 1906, y donde también nació el nuevo Obispo Auxiliar Mario Medina Balam el 19 de enero de 1963. Profesores, mentores, músicos y profesionistas han salido de este pequeño municipio, que según el censo realizado en 2020 cuenta con una población de 6 mil 556 habitantes.

Desde el origen del pueblo de Abalá con una fundación de la congregación de familias indígenas campesinas realizadas por los franciscanos, en la primera evangelización, la presencia de San Juan Bautista fue invocada por los misioneros y su nombre y patrocinio acompañó este pueblo en su caminar de fe y esperanza, de pecado y gracia por más de cuatro siglos. Podemos decir que Abalá quiere y venera a San Juan Bautista, y San Juan Bautista quiere y protege a esta comunidad desde tiempo inmemorial, y bajo su nombre se ha construido su historia, su memoria, que es el presente de las cosas pasadas, y que se llena de gloria en este presente con la elevación de uno de sus hijos a la dignidad episcopal.

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