En la historia de Yucatán, pocos nombres resuenan con la misma fuerza que el de Felipe Carrillo Puerto, un líder revolucionario cuyas ideas transformaron la vida social y cultural del estado. Su legado no sólo marcó una época, sino que ha persistido como una corriente de pensamiento que, hoy, en el contexto político del Renacimiento Maya propuesto por el gobernador Joaquín Díaz Mena, resuena con una fuerza renovada, moldeando la conciencia social y política de Yucatán en una nueva era.
El Carrillo-Puertismo: una filosofía para la justicia y el progreso
Se entiende por carrillo-puertismo una corriente filosófica, social, cultural y política que se asocia al legado de Felipe Carrillo Puerto, un líder revolucionario yucateco y defensor de los derechos sociales, particularmente de las comunidades mayas y las clases trabajadoras, en la década de 1920. Su pensamiento y acciones marcaron una etapa crucial en la historia de Yucatán, enfocada en la justicia social, el indigenismo, la igualdad de género y el progreso educativo.
Principios del Carrillo-Puertismo
1. Indigenismo y Justicia Social: Carrillo Puerto promovía los derechos de las comunidades mayas, quienes históricamente habían sido marginadas por las estructuras de poder colonial y poscolonial. Su gobierno impulsó reformas agrarias y luchó por la distribución justa de la tierra, entendiendo que el bienestar del estado no podría lograrse si no se abordaban las profundas inequidades que afectaban a los pueblos originarios. Esta visión indigenista fue una de las primeras en reconocer la riqueza cultural y humana de los mayas, y su papel fundamental en la construcción de un Yucatán más justo.
2. Educación y Cultura: para Carrillo Puerto, la educación era la clave para transformar la sociedad. Fomentó una política educativa enfocada en la alfabetización de las clases populares y en la promoción de la cultura maya, con el objetivo de crear una sociedad más inclusiva y empoderada. Fundó escuelas rurales y trabajó incansablemente por difundir la cultura autóctona, convencido de que el reconocimiento de las raíces mayas era esencial para el desarrollo integral de la sociedad. Su compromiso con la educación no sólo era un medio de acceso al conocimiento, sino un camino para construir identidad y dignidad.
3. Feminismo: El carrillo-puertismo fue también una corriente pionera en la promoción de los derechos de las mujeres. Bajo el liderazgo de Felipe Carrillo Puerto, Yucatán fue uno de los primeros estados en México en permitir el voto femenino a nivel municipal y estatal, un acto radical para la época. Su hermana, Elvia Carrillo Puerto, fue clave en esta lucha, y su activismo feminista sigue siendo una inspiración. El carrillo-puertismo no solo luchaba por la igualdad social y económica, sino también por la igualdad de género, reconociendo el papel central de las mujeres en la construcción de una sociedad más justa.
4. Socialismo: influenciado por la Revolución Mexicana y las ideas socialistas, Carrillo Puerto promovió políticas orientadas hacia la igualdad económica y la propiedad comunal. Su gobierno buscaba garantizar que los recursos y las riquezas de Yucatán fueran compartidos de manera equitativa, con un enfoque en mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Su visión socialista no sólo abogaba por la justicia distributiva, sino también por una profunda transformación de las estructuras sociales, orientada al bienestar colectivo.
La Influencia Política, Filosófica y Cultural del Carrillo-Puertismo en el Yucatán del Renacimiento Maya:
El carrillo-puertismo representa una corriente de pensamiento profundamente enraizada en la historia y cultura de Yucatán. En su núcleo, este movimiento articula una visión filosófica y política que busca fusionar la tradición cultural maya con ideas de progreso y justicia social, y esa influencia sigue resonando en el Yucatán contemporáneo, especialmente en el marco del Renacimiento Maya.
En términos filosóficos, el carrillo-puertismo se centra en la idea de la dignidad humana, una noción profundamente vinculada a la defensa de los pueblos originarios y las clases más vulnerables. Felipe Carrillo Puerto creía que el valor de una sociedad se medía no sólo por su desarrollo material, sino por la capacidad de reconocer y honrar la humanidad de todos sus miembros, especialmente aquellos históricamente marginados. En este sentido, la filosofía política del carrillo-puertismo sostiene que el bienestar social no es un privilegio, sino un derecho inherente de cada individuo, y que la justicia debe ser la base de cualquier estructura social. Esta idea ha dejado una huella imborrable en la conciencia cultural de Yucatán.
El carrillo-puertismo también bebe de las tradiciones mayas y las reivindica como parte fundamental del tejido social y político de Yucatán. Carrillo Puerto veía en la cosmovisión maya no sólo una cultura rica en historia y espiritualidad, sino también un modelo ético y social que debía integrarse en la modernidad. La filosofía maya, que valora la armonía con la naturaleza, el trabajo comunal y el respeto por los ancestros, resonaba con las ideas socialistas de Carrillo Puerto, creando una síntesis única entre los ideales occidentales de justicia social y las tradiciones indígenas de equilibrio y solidaridad. Esta simbiosis filosófica sigue siendo una fuente de inspiración en el Yucatán de hoy.
Desde una perspectiva cultural e histórica, el carrillo-puertismo resurge en el Renacimiento Maya no sólo como una ideología, sino como una identidad compartida. El vínculo con el pasado maya no es visto simplemente como una herencia folclórica, sino como un elemento vivo que define el ser yucateco. La historia de la resistencia y resiliencia de los mayas, desde la Guerra de Castas hasta su lucha por la supervivencia cultural, es parte del ADN del carrillo-puertismo. Para Carrillo Puerto, el reconocimiento de la cultura maya no era sólo un acto de justicia, sino un componente esencial para el futuro de Yucatán. Esta idea sigue presente en las actuales expresiones culturales del estado, donde el pasado y el presente se entrelazan de manera dinámica.
Finalmente, el carrillo-puertismo se distingue por su visión de un Yucatán autónomo y orgulloso de su historia. En la filosofía política de Carrillo Puerto, la libertad no era solo una cuestión económica o política, sino una cuestión de identidad cultural. Liberarse de las cadenas de la explotación significaba también revalorizar la cultura maya y verla no como una reliquia, sino como un pilar fundamental para la creación de un Yucatán moderno, justo y equitativo.
En el contexto del Renacimiento Maya, el carrillo-puertismo renace como una corriente filosófica que une lo mejor del pasado yucateco con las aspiraciones del presente. Es un recordatorio de que, para construir un futuro sólido, es necesario mirar hacia atrás y aprender de la sabiduría ancestral. Esta herencia cultural y visión filosófica continúan guiando el camino hacia un Yucatán donde la identidad, la dignidad y la justicia son los cimientos de su desarrollo humano.
Conclusión: un Legado que trasciende el tiempo
A 100 años del asesinato de Felipe Carrillo Puerto, su legado sigue vivo en la memoria colectiva de Yucatán, no sólo como un referente político, sino como una figura histórica que transformó profundamente el panorama social y cultural del estado. El carrillo-puertismo no fue sólo una reacción a los problemas de su tiempo, sino una corriente de pensamiento adelantada que hoy, en el siglo XXI, continúa inspirando la forma en que los yucatecos interpretan su identidad y su relación con la justicia social.
Las ideas que Carrillo Puerto defendió—la lucha por los derechos de las comunidades indígenas, el acceso a la educación como herramienta de emancipación, y la reivindicación de la cultura maya como parte esencial del ser yucateco—son aún relevantes. Su trágica muerte, que ocurrió hace un siglo, simboliza no solo el sacrificio por un ideal, sino también la resistencia de un pensamiento que, a pesar de los desafíos, se ha mantenido firme a lo largo del tiempo.
El resurgimiento del carrillo-puertismo en el marco del Renacimiento Maya refleja la continuidad de un espíritu que no ha dejado de ser relevante. Hoy, Yucatán enfrenta nuevos desafíos en un mundo globalizado, pero las preguntas fundamentales que movieron a Carrillo Puerto siguen siendo las mismas: ¿Cómo construir una sociedad más equitativa? ¿Cómo respetar y revitalizar las raíces culturales mientras se avanza hacia el futuro? ¿Cómo garantizar que el progreso beneficie a todos, sin olvidar a los más vulnerables?
A 100 años de su muerte, Carrillo Puerto sigue siendo un símbolo de la lucha por un Yucatán más justo, más culturalmente consciente y más solidario. Su legado nos recuerda que las ideas no mueren con quienes las portan; por el contrario, trascienden las generaciones, alimentando nuevas formas de pensar y de soñar un futuro mejor, pero siempre anclado en el reconocimiento de nuestra historia y nuestra cultura.