Cultura

De puño y letra Mario Renato Menéndez Rodríguez: Fidel Castro: Morir por la patria es vivir (CUARTA PARTE)

En esta cuarta entrega, Mario Renato Menéndez consigue desmenuzar los dotes de estratega del comandante Fidel Castro
En esta entrevista, Fidel Castro destaca la resistencia de aquellos jóvenes valientes frente a las torturas y los intentos de traición / Por Esto!

En esta pieza de la entrevista con el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, el periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez consigue desmenuzar las dotes de estratega militar en Fidel Castro -los que “bordaron leyendas”- así como la sensibilidad de un hombre, lo mismo cimbrado por la pérdida de sus compañeros en el brote de rebelión conocido como “asalto al Cuartel Moncada”; que cuando se encontraba con un niño indefenso en la sierra.

El Comandante reflexiona sobre el evento histórico: cuando fueron acusados de ser soñadores, románticos e idealistas. Recuerda cómo en aquel entonces ninguno de los hombres que participaron era conocido, pero todos provenían del corazón del pueblo y su fe en el mismo era absoluta.

Destaca la resistencia de aquellos jóvenes valientes frente a las torturas y los intentos de traición. Todo esto narró para Menéndez Rodríguez, quien con su habilidad de escritor, traslada al lector al momento aquél en que Fidel le tomó del brazo le guió hasta el punto clave del terreno que caminaban juntos, para mostrarle cómo tomar un arma, fijar la vista, y lanzar una certera ráfaga hacia su objetivo.

Comandante, hace 13 años a ustedes los acusaron de soñadores, de románticos, de idealistas, cuando asaltaron el cuartel Moncada. Y creo que también los acusaron de provocadores. Cómo piensa usted ahora, ¿cómo juzga usted ahora aquella gesta que abrió el ciclo insurreccional del movimiento que redimió a Cuba?

—Sí, en efecto, hace 13 años nos acusaron de soñadores. Y yo les dije como Martí: “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber; y ese es el único hombre práctico, cuyo sueño de hoy será la ley de mañana, porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales y visto hervir los pueblos, llameantes y ensangrentados, en la artesa de los siglos sabe que el porvenir, sin una sola excepción está del lado del deber”.  Hace 13 años ninguno de esos hombres queridos, de los hombres que dieron su vida por esta Revolución era conocido; a ninguno de esa legión de hombres que aquel día ofrendaron su vida a la patria lo conocí a nadie, ninguno de ellos había aparecido nunca, posiblemente, en las letras de molde de un periódico; ninguno de ellos figuraba en los cálculos de los agoreros de la política; ninguno de ellos se vislumbraba como figura prominente en el corazón del pueblo. ¡Pero eran del pueblo y venían del corazón del pueblo y de la sangre del pueblo! Tenemos una absoluta fe en el pueblo, y toda la estrategia de la Revolución se basó siempre en el pueblo, en una gran confianza en el pueblo, en una gran convicción acerca de las enormes Energías Morales del pueblo, acerca de la enorme fuerza Revolucionaria que se encerraba en el pueblo. Nosotros éramos un puñado de hombres; no pensábamos derrocar a la tiranía batistiana con un puñado de hombres, derrotar a sus ejércitos. No. Pero pensábamos que aquel puñado de hombres podía ocupar las primeras armas para empezar a luchar junto al pueblo; Sabíamos que un puñado de hombres podía bastar, no para derrocar aquel régimen, pero sí para desatar esa fuerza, esa inmensa energía del pueblo que sí era capaz de derrocar aquel régimen. Eran provocadores aquellos jóvenes a los que en medio de las torturas les ofrecían la vida si traicionaban su posición ideológica usted ha leído lo que les hicieron; les trituraron los testículos y les arrancaron los ojos, pero ninguno claudicó, ni se oyó un lamento ni una súplica, porque, como dije ante aquel tribunal, aún cuando les habían privado de sus órganos viriles seguían siendo mil veces más hombres que todos sus verdugos juntos. No pudieron estos con el valor de los hombres, y tampoco con el de las mujeres; usted sabe lo que ocurrió con las dos compañeras que participaron en el ataque; con un ojo ensangrentado en las manos se presentaron un Sargento y varios hombres en el calabozo donde se encontraban Melba Hernández y Haydeé Santamaría y, dirigiéndose a la última, mostrándole el ojo, le dijeron: “Este es de tu hermano, si tú no dices lo que él no quiso decir, le arrancamos el otro. Ella que quería a su valiente hermano Abel, les contestó llena de dignidad: Si ustedes le arrancaron un ojo y él no lo dijo, mucho menos lo diré yo”. Después volvieron y las quemaron en los brazos con colillas encendidas hasta que, por último, lleno de despecho, le dijeron nuevamente a Haydeé Santamaría: “ya no tienes novio, porque te lo hemos matado también”. Y ella les contestó, imperturbable otra vez: “Él no está muerto, porque morir por la patria es vivir”...

El Comandante reflexiona sobre el evento histórico: cuando fueron acusados de ser soñadores, románticos e idealistas / Por Esto!

Recordaba yo las palabras de Fidel Castro pronunciadas con motivo de estos hechos, hace 13 años: “No es con sangre como pueden pagarse las vidas de los jóvenes que mueren por el bien de un pueblo; la felicidad de este pueblo es el único precio digno que puede pagarse por ellas. Martí, el Apóstol, decía que “hay un límite al llanto sobre la sepulturas de los muertos, y es el amor infinito a la patria y a la gloria que se mira sobre sus cuerpos, y que no teme ni se abate ni se debilita jamás; porque los cuerpos de los mártires son el altar más hermoso de la honra”.

Martí escribió también:

…cuando se muere

En brazos de la patria agradecida

La Muerte acaba, la prisión se rompe;

Empieza, al fin, con el morir, la vida.

El Recuerdo se trenzaba con el humo del habano, en un cuadro de emoción y de ternura. Fidel repetía al periodista, palabra por palabra de aquel juicio insólito, histórico, dramático, del Moncada… sin duda el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias vivía de nuevo aquellos momentos de extraordinaria trascendencia…

El jeep se movía lentamente debido a las pésimas condiciones del camino… de pronto en la cima de una loma, Fidel pidió al chofer que detuviese el vehículo; me tomó del brazo y me condujo a un lugar desde el cual se dominaba con la vista una amplia zona.

—¿Recuerda lo que dijo al iniciar el recorrido por la Sierra, de la importancia de las posiciones, de que no es necesario disponer de muchos guerrilleros para enfrentarse a numerosos soldados, pues se lo voy a demostrar… Desde aquí puede usted dominar con un solo hombre todo aquel camino por el que imperiosamente tendría que pasar el enemigo; y uno de nosotros podría causarle bastantes bajas y le impediría el ascenso. Observe, por ejemplo…

Fidel solicitó un fusil automático FAL, arma de gran potencia y capacidad de fuego. El Comandante en Jefe de las FAR, de quien se dice que donde pone el ojo pone la bala y en torno a cuya puntería con el fusil se han bordado leyendas fabulosas, se acostó y asumió la posición de francotirador.

El Comandante en Jefe de las FAR, de quien se dice que donde pone el ojo pone la bala y en torno a cuya puntería con el fusil se han bordado leyendas fabulosas / Especial

—Observa el camino; suponga usted que se trata nada más de la Infantería, sin tanques... Se la deja avanzar bastante, a fin de que el mayor número de soldados se encuentre dentro del cono de fuego y no tengan escape posible, luego, se inicia la ráfaga…

Fidel había colocado el dispositivo en “ráfaga”, y el arma comenzó a vomitar fuego; claramente se veía, cómo barría literalmente el camino. Allí mismo quedó confirmado el dominio del Primer Ministro sobre el arma automática. Los proyectiles hubieran liquidado a cualquier patrulla de vanguardia en un considerable trecho de aquel sendero, sin darle tiempo a reaccionar. Cuando torné la mirada para observar la reacción de la escolta ésta ya me estaba observando y, ante mi admiración, se limitó a sonreír…

—-¿Entiende ahora lo que le decía? —me preguntó Fidel

¿Cómo podía caberme la menor duda? Luego me dijo:

—Ahora le voy a demostrar cómo un solo hombre puede defender esta posición sin peligro de ninguna índole y siempre poniendo en jaque a cualquier invasor. Lo único que me temo es que las milicias del Escambray nos llamen la atención o nos confundan, como el otro día... Bueno pero probemos... El tronco de aquel árbol, el centro, digamos…

En un principio me pareció una exageración, porque se trataba de un objetivo preciso, a una distancia aproximada de 450 m y disparando en ráfaga; El cargador tenía 20 balas. ¿Cuántas podían andar en el blanco?

Fidel inició el tiroteo. Aquello parecía increíble. Las trazadoras, intercaladas cada cuatro balas, indicaban la absoluta precisión del fuego.

Apenas se había agotado el cargador cuando se escucharon, de pronto, las advertencias de las milicias del Escambray. La escolta, a su vez, explicó a gritos de qué se trataba... Un jinete se aproximó a toda velocidad y, viendo al Primer Ministro, le preguntó:

— ¿Usted es el compañero Fidel?

Tras la respuesta afirmativa, el miliciano advirtió al Comandante en Jefe de las FAR que no se podía estar disparando por esos rumbos… Esn un abrir y cerrar de ojos se encontraba ya frente a nosotros un numeroso grupo de milicianos encargados de la vigilancia de la sierra.

Aquello Parecía un cuento de hadas. Fidel Se disculpó y pidió que lo acompañásemos a ver los resultados de los impactos... En el llano, las mujeres, los niños y algunos ancianos gritaban a voz en cuello: ¡Fidel! ¡Fidel! ¡Fidel!  Todo era júbilo.

Una joven madre, con el hijo en brazos, lloraba de alegría. Una viejita me recordó el pasaje bíblico de Simeón, porque al abrazar con gran ternura al Primer Ministro le dijo, sollozando:

— Ahora sí ya me puedo morir, porque te he visto, te he abrazado...

Fidel, emocionado, le contestó:

—Tu no te vas a morir en mucho tiempo, pues te ves joven y saludable…

Un soldado de la escolta se acercó e informó al Comandante en Jefe de las FAR que, de los 20 tiros, 16 habían dado en el blanco…

Todos nos dirigimos hacia el árbol; allí estaban los 16 impactos. Fidel sonrió. Luego, observando cuidadosamente un cafetal, continuó su charla con los campesinos.

—¿Ustedes saben que la cosecha de café para 1970 debe alcanzar dos millones de quintales? Y si ustedes utilizan los fertilizantes que se les han enviado, el café ya no necesitará de tanta sombra y tendrá una producción superior. Cerca de Topes de Collantes nos ha dado magníficos resultados y estoy seguro de que aquí también será lo mismo. ¿Cómo va la inseminación artificial por estos rumbos? Hasta ahora, en todo el país, más de un millón de vacas han participado de nuestros programas, o sea, 14 veces más de lo que había hace un año y medio...

—Comandante —interrumpió un campesino—, Para que usted se dé cuenta de cómo nos encontramos quisiera contarle un episodio relacionado con el programa de la inseminación... El ciclón había ocasionado muchos daños: algunas poblaciones quedaron incomunicadas por las crecientes de los ríos que destruyeron caminos, y eso ocurrió precisamente durante un ciclo en el cual nosotros habíamos distribuido por fechas y secciones a los ganaderos de la región. Pues varios de ellos, que se encontraban un poco más hacia allá (el suroeste), Se vieron incomunicados y parecía materialmente imposible trasladar el semen desde el centro, a los rebaños de vacas. Pero estas circunstancias no acobardaron al miliciano encargado de esta tarea y, luego de proteger muy bien el valioso termo, se lo amarró a la espalda, cruzó el río a nado y cumplió lo planeado.

Fidel inició el tiroteo. Aquello parecía increíble. Las trazadoras, intercaladas cada cuatro balas, indicaba la absoluta precisión del fuego / Por Esto!

—Hay que felicitar a ese compañero —dijo Fidel; y dirigiéndose a mí agregó:

— Este espíritu es lo que ha hecho grande a la revolución cubana y nos obliga a continuar, acelerar el paso, a trabajar con mayor entusiasmo para resolver todas las necesidades del pueblo. Para que usted tenga una idea de cómo marcha el desarrollo de nuestra agricultura puedo decirle que actualmente cada año, se ponen en producción 300 mil nuevas hectáreas de tierra en cañas, pastos, frutales, legumbres, tubérculos, granos, algodón y otros cultivos. Y esa cifra de nuevas tierras en producción aumentará en los próximos años. Además nos proponemos desarrollar todo el potencial hidráulico, con la meta de no permitir que se vaya al mar una sola gota de agua; y pronto comenzaremos un programa para la construcción de 70 mil kilómetros de caminos…

La gente comenzó a aplaudir; todos aplaudían, menos un niño, un niño de apenas 10 años. Fidel se fijó en él: no tenía el brazo derecho casi desde el hombro; así había nacido.

—¿Quieres tener un brazo como todos los compañeritos?

—Sí —contestó el niño que daba la impresión de haberse adaptado a su realidad, sin esperar nada de nadie.

—Pues te prometo que lo tendrás. Lo único que averiguaré con el comandante Vallejo es si desde ahora te lo pueden poner o si por tu edad, tendrás que esperar algún tiempo. Lo que sí te prometo es que tendrás un nuevo brazo, que será casi igual al de tus compañeritos. En la unión soviética los hacen perfectos, de plástico. Ya verás…

Y el Primer Ministro abrazó al pequeño…

(Días después el niño, con su padre, partiendo hacia la unión soviética para ser operado y rehabilitado, pues según criterio de los médicos cubanos estaba en la mejor edad para el tratamiento).

—¿Y cómo va la escuela? ¿Todos los niños asisten puntualmente? —preguntó Fidel.

—No solamente todos estudian y asisten puntualmente, sino que, además, trabajan con gran entusiasmo en las cosechas. —contestó un padre de familia que aprovechó la ocasión para presentarle a cuatro de sus hijos.

Continuará…