Juan Diego Casanova Medina
La definición del título mundial será a máxima velocidad y no se dirimirá en un autódromo. Se trata del Campeonato Mundial de Ajedrez que en partidas rápidas buscará revalidar su monarca, el noruego Magnus Carlsen ante el estadounidense Fabiano Caruana, en el desempate a 4 partidas que inicia hoy miércoles con un tiempo de 25 minutos más 10 segundos por cada jugada.
Carlsen conducirá los trebejos albos en la primer duelo de la prórroga que se está desarrollando en “The College”, de Holborn, en el centro de Londres, después que las 12 partidas que constó el match por la corona universal de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, por sus siglas en francés), en un hecho histórico, terminaron sin ganador y con 6 unidades repartidas entre ambos jugadores.
Por segunda vez en un par de años, termina un match de campeonato mundial empatado.
Concentración y profundidad de análisis pondrán a prueba el temple del retador que en el papel luce como la víctima del campeón defensor que es un experto en la modalidad de ajedrez rápido.
Si en las semirrápidas no sale un vencedor, llegarían los “penaltis” a través de una muerte súbita, pactada a varias tandas de dos partidas reduciendo aún más el tiempo de reflexión, es decir, cada jugador tendrá 5 minutos más 3 segundos adicionales por movimiento.
Pero si aún persiste el empate, el “Armagedon” sería el último recurso que ofrece la postrera oportunidad para ambos jugadores, aunque el que tenga las piezas blancas tendrá doble ventaja.
Además de iniciar el juego, tendrá un minuto de más que su rival, que con piezas negras tiene asignado un tiempo de 4 minutos pero si logra las tablas, ganará la partida. Así de sencillo.
Un millón de euros está en juego, además de un jugoso porcentaje de los derechos de televisión y patrocinios, de los que el campeón recibirá el 55 por ciento y el derrotado el 45 por ciento.
El reto parece imposible para Caruana, quien buscará devolver a Estados Unidos un título mundial de ajedrez después de 43 años.