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Inauguración de la Plaza de Toros Mérida

Conrado Roche Reyes

 

A instancias de la gran afición a la fiesta brava del señor Fernando Palomeque Pérez de Hermida fue construida en plena Avenida Reforma de nuestra ciudad una nueva y moderna plaza de toros ya que desde principios del siglo XX y finales del XIX los amantes de las corridas de toros habían tenido otra plaza que reunía todas las exigencias de rigor para efectuar allí corridas y novilladas durante mucho tiempo, hasta principios de los años 60 del siglo pasado en que fue desmantelada.

Dicen los aficionados antiguos que allí llegaron a actuar los mejores matadores de la época, es mas, existe la creencia de que toreó en el Circo Teatro el gran Rafael Gómez “El Gallo”.

Sin embargo, desde el año en que comenzó su construcción la nueva plaza (1925) hasta el día de su inauguración el día 27 de enero de 1929, los aficionados se encontraban de plácemes mirando como aquel sueño de don Fernando y su hermano Antonio iba tomando forma.

Finalmente, días antes de su inauguración estaba ya lista. Es una plaza pequeña para 5 0 6 mil espectadores pero que contaba con todos los elementos de una plaza de primera categoría. Don Fernando no solamente tenia los planos del edificio, sino que se trajo de España los adornos, arreos, plumas y cascabeles para las mulillas de arrastre y unos caballos de pica (hay que recordar que por entonces lo caballos de los picadores no utilizaban el peto).

Por fin, llego el día esperado. Me contaba mi señor padre (q.e.p.d) que aquel fue un gran acontecimiento. Teníamos ya una placita muy torera, con sus arquerías a lo alto -o (en donde se pensaba construir a futuro las andanadas con techo) justo a imagen y semejanza de la de Málaga, en España.

En la Mérida de entonces solo se hablaba de ello. Fue un suceso que traspasó las fronteras de lo taurino para convertirse en un fenómeno social. Meter a cinco o seis mil personas en una ciudad tan pequeña y cerrada como Mérida, era todo un reto. Continua papá diciéndome que todos los estratos sociales se dieron cita para tal acontecimiento.

De las poblaciones llegaba gente engalanada para tan fastuoso acto. El centro y sus alrededores bullían de gente de los pueblos, ellos, todo de blanco y las mujeres, con hermosos y elegantes ternos y con sus rosarios y collares de filigrana adornando sus respectivos cuellos. Los taxis y camiones de la plaza gritaban a voz en cuello:” ¡A los toros, a los toros!”.

La gente en sus hogares se preparaba para el magno acontecimiento. Horas antes de la hora anunciada (y si el tiempo lo permite) como reza en los carteles, los alrededores del nuevo templo a Tauro era un gentío impresionante. Si se observan las fotografías del paseíllo inaugural, se notara los tendidos completamente llenos y con un color uniformemente blanco entre los aficionados.

Continua papá contándome (él era entonces un buen y joven aficionado, que había pertenecido al inolvidable Circulo Taurino Joselito, quienes organizaban festejos en los cuales miembros de dicha organización tomaban parte como matadores). Yucatán tiene una tradición taurina que se remonta a los tiempos de finales de la colonia.

A los indígenas mayas siempre les gusto sobremanera el arte de lidiar toros, o Payuakax en su idioma nativo, y ahora venían en riadas confundiéndose con los niños bien de Mérida. El rechinar de las alpargatas confundido con los botines y polainas de los meridanos bien.

El terno de las mestizas confundido con la moda femenina de la época del cine mudo (el chemisse). Por supuesto la clase obrera no podía faltar y ahí estaban todos sentados en sus respectivos asientos. Sol Y sombra. Barreras de sol, barreras de sombra (quien iba en “barrera de primera”, era considerado un señorito/a. En una palabra: la bulla (es decir, la gente). Una magnifica orquesta amenizo el festejo antes y durante el mismo.

Pero a todo esto no hemos hablado del cartel. Este lo componían los diestros Fermín Espinosa “Armillita”, entonces primerísima figura del toreo en México y en España, llamado por su sabiduría ante los toros El Maestro de Saltillo mano a mano con un joven matador que auguraba un gran futuro, Luís Freg apodado “Don Valor” (este valentísimo y gran torero tuvo una trágica y desafortunada muerte: Después de haber arriesgado la vida cientos de veces , de recibir gravísimas cornadas ya que su toreo lo basaba en su valor y exagerado y peligroso terreno que pisaba, vino a morir ahogada en la Laguna Términos cerca de Ciudad del Carmen al intentar salvar a una muchacha al hundirse la embarcación en la que daban un paseo.

Sucede que el torero no sabía nadar). Incluso ahí demostró su gran valentía. Ambos diestros lidiarían cuatro toros de Piedras Negras, que dieron buen juego y que fueron pasaportados con mucho éxito por los matadores antes citados. “Armillita, con toda la maestría que llevaba dentro demostró el porque los toreros españoles lo boicotearan años después negándose a torear con el y por extensión con todos los toreros mexicanos en lo que los cronistas españoles llamaron “El boicot del miedo”.

Dice papá que fue una cátedra del buen torear con arte y técnica. Luís Freg demostró el porque de su apodo, pues toda la tarde derrocho valentía ante un toro quedado y en el otro materialmente se metió entre los cuernos del toro para obtener el aplauso de la afición.

El paseíllo fue otra cosa inolvidable. Bellas señoritas de nuestra más remisa sociedad pasearon por el ruedo de la segunda plaza de toros mas antigua de México en carruajes lanzando flores al público. Siguiendo al alguacilillo (o charro, papá no recuerda bien). Los matadores lo hicieron con sus respectivas cuadrillas de banderilleros y picadores, los monosabios, estrenando al igual que las mulillas de arrastre. Los avios que don Fernando trajo de España.

En fin, es una de las efemérides que debería ser más comentada en los medios de los estudiosos de la psicología del yucateco y ese acendrado amor por la Fiesta de Fiestas. “La fiesta mas culta del mundo” como decía Federico García Lorca.

El próximo día 27 de este mes, se conmemora el aniversario 90 de nuestra querida plaza, que mercaderes de la misma intentaron con sus fraudes desacreditar y que por fin, unos jóvenes empresarios yucatecos le ha devuelto su categoría volviendo la gente a la plaza y es que hicieron lo que se debió de haber hecho hace años: esta saliendo el toro, y eso anima la gente a acudir.

Mientras exista la sensación de peligro que da el toro-toro, la gente seguirá acudiendo a la plaza. Y se celebrara por lo grande con las dos máximas figuras de España y México: El maestro Enrique Ponce y Joselito Adame. Cartelazo… muy distinto (todo hay que decirlo, al del festejo pasado). El día 27 de enero todos ¡A los toros!