Deportes

Polvo de Estrellas

Gabriel Zapata Bello

Hace 90 años, el Gran Maestro del Ajedrez Raúl Capablanca daba su versión del porqué no había en esa época grandes mujeres ajedrecistas: “No habrá nunca buenas ajedrecistas, porque no hay entre el sexo débil grandes matemáticas. La psicología femenina y su filosofía no les dispone para este juego.”1 Sin embargo, días antes se había publicado la noticia que una joven norteamericana, Laura Benett, realizaba arriesgados saltos con paracaídas como pionera en esta suerte del mundo de la aviación2, con lo que se daba cuenta de la habilidad de las mujeres en todas las actividades.

En junio de 1929 llegó al puerto de Progreso, procedente de Tampico, la familia del señor Gerardo Gómez, agente de la cooperativa de alijadores de nuestro puerto, y entre sus hijos venía una señorita de 15 años, trigueña y vivaracha, quien jugaba con la novena femenil “Alijadores de Tampico”. Durante los primeros meses, María de la Luz se encontraba nostálgica pues estaba privada de su práctica beisbolera ya que no existían novenas femeniles en nuestro medio. Llegó esta noticia al siempre inquieto y proactivo promotor deportivo Juan Usó Muñoz, El Chivo de Halachó, quien entrevistó a la señorita Gómez y le prometió que volvería a su anhelado deporte en nuestros terrenos. El Chivo hizo los arreglos y el 20 de octubre en el juego inaugural de la serie de tres entre los equipos varoniles “Águila de Progreso” y “Cervecería Yucateca”, María de la Luz hizo su debut.

La noticia, de que una jovencita jugaría un partido oficial con equipos de varones, se propaló y el referido domingo 20 el Parque Juárez registró su mejor entrada desde su inauguración. Ocupó María de la Luz el jardín derecho y en el cuarto inning realizó su único lance, cuando atrapó de un bote una pelota de jit y tiró a segunda para poner aut al corredor que menospreció el brazo de la tampiqueña. En sus tres turnos al bate, recibió pasaporte, roleteó para un aut y finalmente recibió tres strikes que la dejaron en la goma.3 Al siguiente domingo tuvo participación en dos innings y recibió una gran ovación al degollar una línea que amenazaba con convertirse en extra base.

La aparición de la jovencita beisbolera causó una revolución en el medio femenino y el viernes 25 de octubre se organizó el Club Deportivo Femenil de Progreso el cual, de inmediato, integró la primera novena femenil de béisbol local; sus integrantes fueron las señoritas porteñas Antonia Vera, Clara Bestard, Margarita Carvajal, Elvira Villamil, Elvira Lara, María Pacheco, Socorro Aguilar, Lucía Reyes Lavín y, por supuesto, su capitana María de la Luz Gómez4. Durante muchas tardes las jugadoras practicaron y celebraron partidos amistosos contra otras señoritas que poco a poco se integraban con ánimo.

Ante el fervor deportivo que despertaba entre las mujeres porteñas, surgió entonces el ataque rudo del cura párroco de Progreso, quien desde el púlpito amenazó con la excomunión a la mujer que quisiera hacerse fuerte y vigorosa mediante la práctica del deporte5, mensaje que sin duda, atemorizó a las entusiastas deportistas.

Sin embargo, la semilla ya había sido sembrada y el deporte femenino cundió rápidamente en el medio local, por lo que desde años atrás, muchas han sido las glorias que las deportistas yucatecas han dado a sus escuelas, a sus municipios y a sus clubes.

1 Diario de Yucatán, Los secretos del ajedrez, 20 de octubre de 1929, p. 6.2 Diario de Yucatán, El mundo de la aviación, 9 de octubre de 1929, p. 3.3 Diario de Yucatán, El Diario en el Puerto. El acontecimiento deportivo de ayer, 22 de octubre de 1929, p. 7.4 Novedades de Yucatán, 19 de marzo de 1975, p. 95 La Revista Deportiva, El cura párroco de Progreso contra el deporte femenino, 19 de noviembre de 1929, p. 5.