El serpentinero yucateco Emir Blanco Manzanero no ha dejado de entrenar en su casa, en la comisaría de Tixcacal, ya que quiere llegar en impecable forma al llamado de las sucursales de los Cachorros de Chicago
Juan Diego Casanova Medina
El lanzador yucateco Emir Blanco Manzanero “exprime” su brazo para presentarse en óptimas condiciones al llamado de las sucursales de los Cachorros de Chicago. El joven prospecto de los Leones de Yucatán, de 18 años, no ha dejado de entrenar desde su hogar, en la comisaría de Tixcacal, porque mantiene intacto el sueño de llegar a las Grandes Ligas.
Sus formidables cualidades que exhibe desde el cerrito y que ha logrado pulir desde hace algunos años con los Leones de Yucatán, en la Academia de Béisbol del Pacífico, lo perfilan para trascender en la pelota profesional.
Precisamente en la institución ubicada en la capital del estado de Sinaloa, donde los instructores pulen el talento de sus peloteros, fue donde los scouts de los Cachorros lo vieron y ante el potencial que vieron en el joven yucateco, decidieron firmarlo el año pasado para llevarlo a jugar en su sucursal de República Dominicana.
Con un potencial ofensivo a toda prueba, por su fortaleza y poder, Emir Blanco sufrió una transformación en su desarrollo deportivo, ya que cuando lo vieron tirar con potencia, dejó la majagua y se dedicó a pitchear.
“El béisbol es lo mejor que tengo en la vida, es mi pasión. Yo era bateador con fuerza y poder, pero cuando me vieron tirar con fuerza, dejé el bate y me dediqué a pitchear. Ahora es lo que me gusta, me acoplé y le tomé amor al pitcheo”, dijo.
El diestro tiene como objetivo inmediato, llenarle el ojo a los coaches para avanzar al siguiente nivel en Arizona, donde se encuentra próxima sucursal de Chicago. Pero eso será posible cuando el béisbol se reanude.