La experimentación fallida y decisiones cuestionables llevaron a Sergio Pérez al último lugar en la Sprint Race de Qatar, mientras McLaren consolidó su dominio con un contundente 1-2 que los acerca al título de constructores.
Una estrategia controversial marcó la carrera del mexicano desde el inicio cuando, tras largar desde pit-lane, decidió intencionalmente retrasar su salida. Este movimiento, justificado por Pérez como un intento de encontrar aire limpio, fue duramente criticado por su jefe de equipo Christian Horner, quien calificó su temporada como "horrible desde Mónaco".
Los problemas técnicos persistieron durante toda la sesión, con Pérez batallando con un RB20 que muestra serias deficiencias en curvas rápidas. "Tenemos mucha estabilidad en entrada, pero no tenemos nada de tren delantero. Estamos a punto de quitar el alerón delantero por completo", explicó el piloto mexicano.
Mientras Red Bull se hunde en problemas, McLaren aprovechó la oportunidad con Oscar Piastri y Lando Norris liderando la carrera de principio a fin. Los 15 puntos cosechados por la escudería británica los posicionan como serios contendientes al campeonato de constructores.
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La presión aumenta sobre Pérez mientras el equipo busca soluciones urgentes para el resto del fin de semana. Horner fue contundente: "Necesita desesperadamente conseguir un gran resultado aquí o el próximo fin de semana", dejando entrever que el futuro del mexicano podría estar en juego.