Hace unas semanas, Redford anunció su adiós delante de las cámaras con 82 años, aunque seguirá adelante con la dirección y producción de proyectos, además de dirigir el festival de cine independiente que fundó hace décadas, Sundance.
The Old Man and the Gun es el punto y final a una carrera de más de 40 años con títulos legendarios para la historia del cine, desde sus colaboraciones con Paul Newman hasta sus roles de acción o de eterno seductor.
La cinta que pone el broche final a su recorrido como actor es una joya en potencia con indudable sabor a nostalgia y muchas opciones de tener recorrido durante la temporada de premios. Redford interpreta a un señor mayor y distinguido que aún se dedica a su oficio de toda la vida: ladrón de bancos.
Lo hace con sangre fría y mucho temple, lo que dota al personaje de cierta dulzura y una innegable empatía con el público. La película recorre la historia del hombre como ladrón de bancos, que entra y sale de la cárcel durante gran parte de su vida, como si de alguna forma se tratara de rendirle tributo al propio Redford de forma implícita dentro del filme.
Además de Redford el reparto es de impresión, con Danny Glover y Tom Waits metidos en el negocio del robo de bancos y Casey Affleck como el detective que los persigue sin tregua. Además, Redford se enamora de una mujer interpretada por Sissy Spacek. Entre ambos se establece una química que solo actores como estos, de la vieja escuela, parecen capaces de lograr sin aparente esfuerzo.
En ese aspecto recuerda un tanto a la anterior cinta que hizo Redford como actor, Our Souls At Night , un filme de Netflix de corte romántico en el que volvió a colaborar con unas de sus compañeras de profesión predilectas, Jane Fonda.
La película, además de ser una historia curiosa, divertida, original y bien resuelta, es un motivo obligado para mirar atrás y valorar lo conseguido por Redford. Su primer trabajo importante fue bajo la dirección de Mike Nichols, que le contrató para la obra de Broadway Descalzos por el parque (1963). Ese trabajo le ayudó a darse a conocer y más tarde participó en la película homónima en 1967, esta vez dirigido por Gene Sachs, junto a su querida Fonda.
Lo curioso que es ambos debutaron en el cine al mismo tiempo en Tall Story (1960), preludio de trabajos más importantes como The Chase (1966) o Dos hombres y un destino (1969), la primera colaboración con Paul Newman en la que curiosamente también hacía daba vida a un ladrón de bancos en un western inolvidable.
George Roy Hill también los dirigiría en El golpe (1973), en el que Redford interpretó de nuevo de a un personaje al margen de la ley que entusiasma al espectador, un timador que le sirvió para hacerse con una nominación al Oscar como mejor actor.
Después vendrían títulos inolvidables como Out of Africa (1985), Ordinary People (1980), Brubaker (1980) o Jeremiah Johnson (1972), muestras de una gran leyenda del cine que ahora dice adiós. Parece de obligado cumplimiento el ir al cine a ver su último trabajo. LOS ÁNGELES, EE.UU. (DPA)