Marta Núñez Sarmiento*
XXXV
Mi condición de ser una persona a quien le cuesta trabajo aprender a manejar las tecnologías de la información constantemente renovadas, porque en ocasiones siento que casi me muerden, me lleva a sentir nostalgia por el pasado reciente en que leíamos libros físicos, a los que podíamos tocar y pasar las hojas con las manos, incluso si nos causaban estornudos por el polvo que guardaban. ¿Pecaré de retrógrada?
Parecería que Mattelart me acicateaba a borrar esa añoranza cuando afirmaba en la entrevista que analizo: “Yo no soy nostálgico, los nostálgicos son conservadores. Cuando hacemos un análisis crítico es para avanzar. La nostalgia es una capitulación frente a la realidad. Se trata de analizar que, en nombre del progreso, se construye un discurso sobre la sociedad de la información carente de todo contenido social y donde solo hay mercado y desregulación”. Añade: “[…] en todos los discursos políticos se habla de la sociedad de la información, pero en ningún sitio se dice qué es la información”.
Por tanto, necesito sobrepasar mis fobias para analizar críticamente los contenidos de los medios más avanzados y sacar a la luz las ideologías encerradas en ellos, de modo que pueda borrar sus pretensiones de ser instrumentos “apolíticos” y “objetivos”.
Comienzo por desentrañar ejemplos recientes de cómo manipulan los medios de información modernos las vidas de las personas, desde los planos de la más alta política hasta los supuestamente anodinos.
Las manifestaciones populares en Chile contra el presidente Sebastián Piñera, el neoliberalismo y a favor de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución que sustituya a la pinochetista vigente fueron prácticamente calladas primero y distorsionadas después por los grandes medios de comunicación como el diario El Mercurio y las cadenas de televisión. Quienes querían conocer lo que realmente sucedía tenían que acudir a las redes sociales que multiplicaron las imágenes de las enormes manifestaciones que sucedían en todo el país, las consignas que coreaban los participantes, la brutalidad represiva de los carabineros (los “pacos”) y de los militares (los “milicos”). Ninguna de ellas apareció en las versiones impresas de los diarios de mayor circulación ni en sus transcripciones digitales. Esto último lo pude corroborar porque leí la versión digital de El Mercurio durante la última quincena. Por cierto, fue Mattelart quien me sugirió que analizara la imagen de Cuba que difundió este diario durante el primer año de gobierno de la Unidad Popular (entre noviembre de 1970 y diciembre de 1971, cuando Fidel visitó Chile). Por eso considero a este periódico como un viejo conocido.
Después del silencio sobrevino acusar a los culpables de este descontento en “los otros”, es decir, en Venezuela y Cuba. A Cuba le imputaron casi 50 años atrás que manejaba a Allende como su marioneta. Para infundir miedo en sus lectores describían las supuestas atrocidades sangrientas del gobierno castrista y su fracaso económico. Según ellos, esto sería lo que el destino depararía a Chile si el “Compañero Presidente” se mantenía en el poder. Esos mensaje repetidos diariamente durante el primer año de la Unidad Popular caló hondo en la población, porque El Mercurio era y es la mayor cadena de medios informativos que llegaba a los más ricos y a los más pobres, a través de diarios como La Tercera y las fotonovelas que leían las empleadas domésticas.
Chile no es el mismo de aquellos años. El “milagro chileno” se desinfló y el neoliberalismo ahondó las desigualdades sociales. Aunque no pude estudiar la influencia que en estos días ejercieron los mensajes de los medios alternativos que usan Twitter, Facebook y otros sobre las reacciones masivas de la población, sí conocí las declaraciones de quienes convocaban a los chilenos a salir a las calles. También vi por Facebook y Telesur los recuentos de violaciones de los derechos humanos que cometían los policías y los militares, que llegaban a violar a las mujeres, torturar, asesinar y hasta disparar a la cara y los ojos de los manifestantes, todo para, de nuevo, infundir el miedo “pinochetista”. No lo lograron.
Mucho se ha difundido sobre el golpe de Estado al presidente Evo Morales en Bolivia. Él lo anunció antes que las elecciones se celebraran, porque descaradamente el opositor Carlos Mesa y quienes lo apoyaban lo gritaban a viva voz. Una vez más los medios bolivianos vinculados a los monopolios controlaron los contenidos de las informaciones. Nuevamente los culpables eran Venezuela, Cuba y ahora incluyeron a Nicaragua. De nada valieron los ejemplos concretos de cuánto cambió la vida de los bolivianos más pobres durante los años en que Evo gobernó, de la dignidad que se devolvió a los pueblos originarios. La población indígena estaba dividida y ni el Ejército ni la Policía reconocieron los resultados de las elecciones recientes que les obligaban a salvaguardar la vida de los funcionarios públicos recién electos. Los medios transnacionales colmaron internet con informaciones falsas sobre los acontecimientos.
Muy a la ligera leí en internet los contenidos que el 12 de noviembre algunos de los medios comunicaron sobre el golpe de Estado en Bolivia, el traslado de Evo Morales hacia México y la autoproclamación de Jeanine Áñez como presidenta de Bolivia.
La Televisión Rusa y BBC News Mundo reprodujeron las palabras del canciller mexicano Marcelo Ebrard con las que explicó la azarosa ruta del avión de la Fuerza Aérea de su país que trajo al expresidente boliviano a Ciudad de México, a la vez que ratificaba la tradicional política mexicana de otorgar asilo político. El diario español El País empleó la decisión de México para enfatizar que “El paso al frente del Gobierno de López Obrador llega poco antes de que asuma la presidencia temporal de la CELAC, lo que puede propiciar un choque con la OEA”.
CNN en español dedicó más espacio a las declaraciones de la “nueva” presidenta boliviana Jeanine Áñez y al apoyo que le brindó el igualmente autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó, mucho más que a las declaraciones de Ebrard y al tuit de Evo Morales. Según este medio, “La Biblia vuelve a Palacio, dice Áñez. La senadora Áñez, quien se declaró presidenta, se dirigió al antiguo Palacio de Gobierno levantando una Biblia”. Este medio reprodujo el tuit de Juan Guaidó: “Desde el Gobierno legítimo de Venezuela reconocemos a @JeanineAnez como Presidenta interina de Bolivia, en su misión de guiar una transición constitucional hacia una elección presidencial.Son una inspiración para nuestro país, tenemos la convicción que lograremos la libertad”. ¿Será posible que exista un Dios que los cría y un Diablo que los una? ¿O es Lucifer quien cumple las dos tareas?
A continuación CNN en español reprodujo el tuit de Evo Morales: “Denuncio ante la comunidad internacional que el acto de autoproclamación de una senadora como presidenta viola la CPE de Bolivia y normas internas de la Asamblea Legislativa. Se consuma sobre la sangre de hermanos asesinados por fuerzas policiales y militares usadas para el golpe”. Pero continuó concediendo más espacios a los opositores de Evo.
Por último, el 12 de noviembre Deutsche Welle, la emisora internacional de Alemania, difundió las palabras de Luis Almagro, secretario general de la OEA: “Evo Morales fue quien cometió un ‘golpe de Estado’”. Inmediatamente comentó que “Esta es la declaración más dura sobre lo ocurrido en Bolivia de Almagro, al que algunos países, como México, habían criticado por guardar silencio en los últimos días”. Añade que Almagro, consideró que quien cometió un “golpe de Estado” en Bolivia fue el ya expresidente Evo Morales, al que acusó de haber tratado de “robar” las elecciones el 20 de octubre.”La sangre en la manos es de aquellos que cometieron el fraude electoral, la OEA no dio un golpe de Estado, dieron un golpe de Estado quienes se robaron la elección declarando la victoria en primera vuelta”, concluyó la nota de DW al reproducir las palabras de Almagro en el Consejo Permanente de la OEA sobre Bolivia.
El 11 de noviembre Donald Trump declaró que “La renuncia ayer del Presidente boliviano Evo Morales es un momento significativo para la democracia en el hemisferio occidental. Tras casi 14 años y su reciente intento de pasar por encima de la Constitución boliviana y de la decisión del pueblo, la salida de Morales preserva la democracia y abre el camino para que el pueblo boliviano sea escuchado. Los EE. UU.aplauden al pueblo boliviano por demandar la libertad y a los militares bolivianos por cumplir su juramento de proteger no solo a una persona en particular, sino a la Constitución boliviana. Estos eventos envían una fuerte señal a los ilegítimos gobiernos de Venezuela y Nicaragua en el sentido que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán. Ahora estamos a un paso más cercano de tener un hemisferio occidental democrático, próspero y libre”.
No pretendo al reproducir estas informaciones estudiar con toda la seriedad que merece el caso los contenidos de los mensajes que inundaron internet entre el 11 y el 12 de noviembre sobre el golpe de Estado en Bolivia. Solo quise insistir en lo que Mattelart indica que no podemos quedarnos en un conteo aritmético del conjunto de estos mensajes, sino que tenemos que profundizar en los contenidos de las informaciones, relacionándolas siempre con los contextos donde fueron emitidas y las personas que las pronunciaron.
Por último, les menciono brevemente dos ejemplos supuestamente pueriles que evidencian el poder de las nuevas tecnologías para subvertir el orden de las cosas en su beneficio. Los dos pertenecen al deporte y salieron a la luz a mediados de esta semana.
El primero tiene que ver con la declaración de la Asociación Mundial de Atletismo sobre la necesidad de reducir algunas de las disciplinas de las futuras “Ligas de Diamante”, entre ellas el lanzamiento de disco. La razón es puramente mercantil: las compañías de TV exigen reducir los tiempos de las competencias de 120 a 90 minutos.
El segundo parece extraído de un cuento de ciencia ficción. Se supo que en la temporada de los juegos de 2017 el equipo de béisbol los Astros de Houston usaron un sistema de cámaras ocultas dirigidas a “robar” las señales que el receptor dirigía al lanzador del equipo contrario, para descifrarlas y trasmitirlas a los bateadores.
Con los casos que les presenté no debe quedar dudas sobre la urgencia de develar cómo las tecnologías sofisticadas de la comunicación se usan para manipular los sucesos en todos los ámbitos de nuestras vidas. La buena nueva consiste en que tienen una enorme potencialidad para alcanzar un mundo mejor.
Continuaré con mi Maestro.