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La resistencia nacional ante la pandemia del COVID-19

Antropólogo Jorge Franco Cáceres

Durante 36 años se integró un movimiento pacífico de resistencia nacional contra el saqueo nacional, el despojo patrimonial, la explotación laboral y la devastación natural a cargo de la dictadura tecnocrática y el Estado neoliberal.

La resistencia nacional se abrió paso entre asesinatos políticos, fraudes electorales, insurgencias armadas, desastres intencionales, crisis económicas, saqueos transnacionales, contingencias sísmicas y climáticas, violencias sistémicas, reformas corruptas, estafas maestras, etc., para finalmente convertirse en programa político y social del Estado mexicano.

Fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas, guerra contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), explosiones de San Juanico y Sector Reforma, ventas de Salinas de Gortari, Error de Diciembre, desastres y huachicoleos de Petróleos Mexicanos (PEMEX), sismos del 19 de Septiembre, los huracanes Gilberto y Paulina, cárteles de droga, fraudes contra Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la epidemia del H1N1, Genaro García Luna, Rosario Robles, etc., son solo algunos de los episodios que sirvieron para engrandecer el deseo de Paz del pueblo mexicano.

Después de sortear con éxito el caudal señalado de implacables avatares, el movimiento pacífico que llevó a AMLO a la presidencia de la República y al programa de la Cuarta Transformación Republicana (4T) a los poderes del Estado federal, enfrenta ahora el colosal desafío de la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19).

El pueblo mexicano y la

resistencia pacífica

La historia del pueblo mexicano ha confirmado que la resistencia pacífica es la fórmula política y la alternativa social frente a todo tipo de acontecimientos contrarios al desarrollo civilizado. Se ha establecido también que esta lucha humanística es la manera más legítima y poderosa de los mexicanos para dar respuestas organizadas a las vicisitudes más inciertas e inquietantes.

Al revisar los peores avatares de los sexenios presidenciales de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, observamos que, a diferencia de las oposiciones partidistas que no han dejado de ser endebles y reactivas ante los problemas nacionales, las campañas pacíficas del pueblo mexicano han avanzado contra viento y marea hasta lograr cambios de poderes y un nuevo régimen democrático.

Y aunque la dinámica actual de las reformas estructurales para el combate a la corrupción y la pacificación nacional depende de muchos factores externos e internos, no cabe duda de que la resistencia pacífica resulta hoy en día el prodigio nacional frente a los peores desafíos impuestos desde el mundo globalizado. Este es, precisamente, el caso de la pandemia del COVID-19.

Las campañas populares han tenido éxito frente a las iniciativas traidoras de la convivencia civilizada y también frente a las contingencias amenazantes de la vida nacional. Saben bien en la presidencia de la República y los poderes de la 4T que el pueblo mexicano no apuesta a superar las crisis desde reclamos masivos, jornadas difamatorias o acciones violentas, sino desde movimientos pacíficos que dependen de la organización popular y la acción solidaria.

La comunión política y el compromiso social de los poderes del Estado nacional con la resistencia pacífica del pueblo mexicano son poderosos avales de que el combate nacional a la pandemia del COVID-19 será un éxito sanitario. No sucederá en México nada parecido a lo ocurrido en los países europeos, mientras prevalezca el entendimiento idóneo entre los poderes y el pueblo, debido a que ambos tienen capacidad de convocar, reclutar y organizar a los mexicanos en una demografía muy amplia del territorio, proceso que actualmente se requiere como acción nacional para salvaguardar la vida pública y el funcionamiento social.

Sin lugar a duda, una campaña sanitaria del Estado junto al pueblo contra el nuevo coronavirus ratificará el éxito histórico de la resistencia pacífica en México frente a otro colosal desafío global.

Algo obvio es que, bajo la coyuntura pandémica, la campaña sanitaria del Estado junto al Pueblo no contará con las oposiciones partidistas, pues estas aborrecen a las autoridades democráticas y prefieren las acciones golpistas por carecer de ascendente político sobre el pueblo mexicano.

Conclusiones de cara a la

pandemia del COVID-19

Las apuestas del pueblo mexicano a favor de la resistencia pacífica son optimistas frente a la pandemia del COVID-19. Si la organización popular y la acción solidaria le permitieron superar las peores crisis de los sexenios neoliberales, la actual es vista como una más a superar.

No fue casual que la resistencia pacífica avanzara durante décadas hasta convertirse en programa político y social del Estado mexicano, pues no hay oposición partidista que hoy día sea capaz de enfrentar los desafíos nacionales con respaldo popular y organización solidaria.

Sin lugar a duda, la Presidencia de la República y los poderes de la Cuarta Transformación comparten que el movimiento pacífico es histórico para enfrentar la pandemia del nuevo coronavirus, pues el pueblo mexicano se encuentra al margen de la corrupción transnacional y la violencia globalizada.

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