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El trabajo ideológico y la política de cuadros en la nueva normalidad

La espiritualidad prohibida / De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo

Félix Sautié Mederos

Mis criterios y experiencias en las

postrimerías de mi vida

DXXXVII

Vivimos momentos trascendentales de definiciones imprescindibles para continuar existiendo como nación libre e independiente. El coronavirus de marras ha trastocado todo el orden mundial, en el que Cuba no podría considerarse una excepción. En este sentido, si bien no se pueden abandonar las prioridades del presente que estamos viviendo, en las que lo principal es luchar contra la pandemia COVID-19, que nos amenaza con la muerte total; a la par se hace imprescindible pensar en el futuro inmediato en que comenzaremos a transitar a una normalidad, que nunca va ser como la anterior, y que se ha dado en llamar nueva normalidad.

En este orden de cosas, el presidente Miguel Díaz-Canel, el 20 de mayo pasado, afirmó que “la etapa de recuperación de la pandemia de la COVID-19 en el país será gradual, sin prisa, sin improvisaciones y teniendo en cuenta las características de cada territorio”. En general, al respecto se ha informado que todos los organismos estudian, proponen y preparan las medidas que se deben adoptar cuando se regrese a la nueva normalidad. Una etapa que va a implicar, incluso a exigir, “cambios sustanciales en nuestras formas de vida.”

En consecuencia, considero muy importante que cada cual que tenga algo que plantear lo exprese, porque estamos ante una situación en la que todos somos responsables de salir adelante y todos debemos manifestar nuestros criterios y estar plenamente dispuestos a realizar lo que sea necesario para que el país salga adelante, apoyando, además, con similares propósitos al mundo en general, porque, como planteó nuestro José Martí: “Patria es Humanidad”.

El problema fundamental que más nos apremia se encuentra en la economía; especialmente en la producción y distribución de los alimentos y productos de primera necesidad, que por razones del recrudecimiento del bloqueo y por la situación económica nacional, e incluso la internacional, se dificulta de manera sensible. Esas situaciones materiales van a afectar decisivamente a la nueva normalidad y, en mi criterio, será necesario enfrentarlas con creatividad y de manera valiente, distinta a lo que sin resultados efectivos hacíamos antes de la pandemia. Pienso que hay muchas decisiones que han estado pendientes de tomar y ahora será el momento en que no se podrán continuar postergando, porque no va a haber otra manera de salir adelante.

En estas situaciones que se han estado postergando ha influido un concepto conservador que ha detenido muchas decisiones, incluso, algunas planteadas y aprobadas en los últimos dos congresos del Partido; por ejemplo, la Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista y los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

En este orden de pensamiento, quiero recordar que recientemente Silvio Rodríguez, en una entrevista con motivo de la presentación de su nuevo disco titulado Danzón para la espera, expresó algunos criterios muy acertados al respecto de lo que vengo comentando. A continuación cito textual los que considero más significativos:

[…] Creo importante que se sepa aprovechar esta conciencia universal de cosas que nos estaban haciendo mal y de lo que ganaríamos haciéndolas mejor […] Creo importante que se sepa aprovechar todo este movimiento pensante que la pandemia ha provocado, esta –digamos– conciencia universal de cosas que nos estaban haciendo mal, a los humanos y al planeta, y de lo que ganaríamos haciéndolas mejor… Potenciar esas ideas sería importante, creo que todo el mundo ganaría… A nosotros la recuperación nos va a costar trabajo, sobre todo por el recrudecimiento del bloqueo. Y creo que esto nos compromete a mixturar nuestras prácticas económicas, algo que estaba previsto en Cuba desde hace años y que un exceso de cautela ha ido postergando… Que nuestro Estado siga siendo fuerte, para que continúe garantizando las conquistas de la Revolución y las profundice. Y también que con inteligencia libere las fuerzas productivas y sepa hacer cómplice suyo a la gestión privada, a hacer más fuertes, más autosuficientes. No creo que esto resuelva todos nuestros problemas, tampoco los que tenemos con el Imperio, pero va a corregir errores cometidos hace décadas y nos va a hacer más fuertes, más autosuficientes […].1

Lo expresado por Silvio lo considero un clamor que muchos pensadores e intelectuales revolucionarios hemos estado planteando con insistencia, y en las actuales circunstancias es algo que no aguanta más que se siga postergando, porque, en mi criterio, para que haya una verdadera nueva normalidad tendremos que comenzar por una rectificación profunda de lo que hemos estado haciendo, con un trabajo político e ideológico al respecto, modernizado y puesto en función decisiva de estos objetivos esenciales.

Reitero, pues, mi consideración muy personal, que para el más efectivo desenvolvimiento de la nueva normalidad hay algunas premisas básicas que parten del concepto de que no podremos continuar con las mismas cosas que estábamos haciendo infructuosamente sin resultados concretos, así como con los procedimientos que aplicábamos para ponerlas en práctica. Considero que es necesario plantearnos nuevos objetivos y procedimientos a partir de los criterios básicos de lo que debe ser una sociedad socialista de justicia social en la nueva normalidad.

La creatividad, la audacia y la profundidad científica han de ser conceptos determinantes de actuación en la nueva normalidad. Es necesario tomar muy en consideración que en el socialismo la política es esencial para el desarrollo de la economía. Pero también se debe tener en cuenta que desarrollar una economía más allá de los conceptos básicos de equidad distributiva y justicia social poco tendrá que ver con una sociedad socialista próspera y sustentable. De ahí la complejidad de lo que tenemos por delante y la necesidad de fundamentar los propósitos de lo que se debe hacer en un proceso de análisis, participación, razonamientos y búsqueda de consensos esenciales en los que sea decisivo la más amplia participación.

Es a partir de estos conceptos que la concepción del trabajo político e ideológico a realizar adquiere una importancia determinante en las nuevas circunstancias, y por ahí es que se deben plantear las medidas y cambios necesarios en los aspectos económicos encaminados a alcanzar los propósitos básicos de desarrollar un socialismo próspero y sustentable. A los que, además, considero necesario caracterizarlos como participativos y democráticos.

En Cubadebate se publicó un artículo el 14 de mayo pasado titulado “El ritmo de la vida y la nueva normalidad”, que parte textualmente del criterio esencial de que “Es posible reflexionar, discernir y actuar acorde con las buenas prácticas que queremos para la nueva normalidad en ciernes”; y plantea textualmente unos conceptos que comparto plenamente:

¿Qué podemos hacer? Emplear el diálogo y la escucha en positivo, lo que conduce a soluciones y no a problemas. Desear más el asumir desafíos que una vida sin conflictos, desarrolla la capacidad de resiliencia. Concebir las contradicciones como oportunidad, potencia la creatividad y el progreso. Entender la tolerancia como respeto a la expresión de las diferencias, forja bases sólidas para fortalecer la unidad. Asumir los roles como un ejercicio de autoridad más que de poder, acarrea la responsabilidad personal y social. Acordar con claridad las dimensiones de tiempo, tarea y territorio, favorece la eficiencia grupal, institucional, asociativa, gubernamental. Sentir que somos responsables de nuestra propia vida, irradia la convicción de ser agentes activos para la transformación personal, familiar y social. Tener el coraje de explorar y aplicar a la realidad interior, transfiere la innovación a la realidad exterior. Desatar toda forma de cooperación en los cimientos, inspira deseos de construir realidades diferentes. Puede llorarlo cada persona, podemos lograrlo como país.2

En consecuencia, considero que para alcanzar los más adecuados propósitos de actuación y de vida en la nueva normalidad debe ser necesario a su vez desarrollar una adecuación del trabajo político e ideológico a las circunstancias que se nos plantearán en esta otra etapa.

Al respecto de lo que considero esencial para el trabajo político e ideológico, debo decir que será plantearnos un desarrollo efectivo y una modernización del trabajo ideológico con dos objetivos esenciales: erradicar el pensamiento conservador que lo detiene todo y derrotar el burocratismo. Por otra parte, debo añadir que al respecto de este tema que expresé en mi cuenta de Twitter hace algunos días, me escribió el amigo Fidel Vascós añadiendo a mis dos propósitos, con los que está de acuerdo además, que “el trabajo ideológico en la Cuba de hoy, debe estar dirigido a fundamentar, convencer y promover que las tendencias en los sistema económicos, sociales y políticos son: descentralizar y democratizar”.

En definitiva, es mi opinión al respecto de todo lo que he planteado hasta aquí, que en lo referido al trabajo político e ideológico de la Revolución estamos anclados en unos conceptos defensivos exclusivamente, procurando conservar los logros y los principios básicos de la Revolución, sin plantearnos la necesidad conceptual de, en virtud al movimiento que es la vida, alcanzar un desarrollo dialéctico conforme a las circunstancias y nuevos momentos que se nos van presentando. Todo lo cual ha determinado un desfase entre las realidades y los objetivos y procedimientos del trabajo político e ideológico, produciéndose una contradicción no antagónica entre el concepto básico de preservación del proceso revolucionario y las necesidades de su desarrollo dialéctico en el tiempo. Esta situación ha determinado un freno a la audacia responsable con que se deben enfrentar los avatares de la vida; así como el pensamiento y la participación, especialmente de los que se abren a lo nuevo necesario en contrapunteo con los que se mantienen estancados en los viejos conceptos.

El otro asunto sustancial es la necesaria concordancia de los conceptos básicos que deben animar al desarrollo de un trabajo político e ideológico conforme a los nuevos tiempos, nuevas circunstancias y nuevos problemas, con una política de cuadros que desarrolle y no que estanque. Este un problema muy complejo, que posee una relación biunívoca con lo que política e ideológicamente se propone junto con el desarrollo de la ciencia y la técnica, así como las virtudes y características específicas necesarias para cada responsabilidad concreta, en donde lo esencial, además del mérito, sea la formación cultural, científica y técnica, así como la capacidad y las positivas actitudes para el trabajo en cuestión.

Estamos en una etapa distinta a todo lo que ha trascurrido desde el triunfo de la Revolución a la fecha, en la que lo más esencial, y por sobre todo, era ser persona de confianza. Ahora es muy importante también ser de confianza y meritoria, pero lo primordial ha de ser la capacidad y la formación específica conforme a la actividad en cuestión. En definitiva, ha de ser una combinación de la confianza, con el mérito y con la capacidad técnica y profesional que se fundamente además en un concepto básico de igualdad de oportunidades para todos, en donde el acceso a responsabilidades concretas esté determinado por la integralidad de la persona más allá de los conceptos grupales y de amiguismos, que crean caldos de cultivo al oportunismo e incluso a los nepotismos.

Se ha presentado, sin que se haya determinado artificialmente, una coincidencia entre el VIII Congreso del Partido y el desenvolvimiento de la nueva normalidad, de acuerdo con todos los procesos actuales que la pandemia de marras ha determinado en la vida de nuestra sociedad contemporánea y del mundo en su conjunto.

Si lo vemos y analizamos a fondo, la vida en su movimiento intrínseco nos ha llevado a un punto de inflexión que ineludiblemente tendremos que enfrentar. Tendremos que prepararnos para el VIII Congreso del Partido, que habrá de realizarse tanto en su proceso preparatorio, como en su desarrollo específico, dentro de la nueva normalidad. En consecuencia, ha de ser el Congreso de la nueva normalidad determinado así por las circunstancias concretas de la vida.

Este será un Congreso determinante para el futuro de la Revolución y para consolidar el relevo de las nuevas generaciones que por ley de vida han asumido el Gobierno del país y la Dirección de la Revolución. Considero que para que todo fluya conforme a las urgencias y necesidades sociopolíticas y económicas del momento, será esencial derrotar en lo político e ideológico el pensamiento conservador y la burocracia.

En este sentido, con fecha 3 de mayo, se publicaron en el periódico Granma, en el artículo “Consejo de Ministros aprobó ajustes al Plan de la Economía de 2020 e indicaciones para 2021”, firmado por la periodista Leticia Martínez Hernández, algunas consideraciones esenciales planteadas por el presidente Miguel Díaz-Canel que perfilan una concepción básica de lo que se debe implementar en cuanto a tareas, procedimientos y concepciones durante la nueva normalidad con lo cual concuerdo en su totalidad. Cito, pues, algunos de los aspectos esenciales concretos que se informan en el texto y que, en mi opinión, serán decisivas para el trabajo de la Revolución en la política y la economía:

Díaz-Canel: responder con pensamiento distinto

[…] el Presidente Díaz-Canel ratificó que “en estas condiciones el Estado tiene que asumir la planificación y cada vez esta tiene que ser más inteligente y precisa”. […] Al valorar los pasos a seguir, subrayó que hay que diseñar, ante todo, la etapa de recuperación: Cómo nos vamos a ir abriendo en el turismo, cómo nos vamos a ir abriendo en los vuelos, desde qué países, con qué sectores; cómo vamos a ir abriendo las actividades económicas y sociales, en qué magnitud, con qué conceptos” […] indicó estudiar qué experiencias de las que hemos vivido en estos meses de enfrentamiento a la pandemia nos han demostrado que tienen que quedarse para siempre […]. Y qué insuficiencias y vulnerabilidades se nos han expresado también en toda su dimensión en la batalla a la enfermedad… No podemos conformarnos, agregó, con el ajuste al Plan y la planificación para el 2021, porque estamos enfrentando una crisis mundial. En ese difícil contexto, aclaró, nosotros tenemos que salir con cosas distintas, y preparar una Estrategia de Desarrollo Económico y Social, donde se ratifique que no podemos seguir haciendo las cosas de la misma manera […] planteó la necesidad de dirigir el trabajo de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo en función de evaluar cómo, de una manera más rápida, más decidida, más organizada, implementamos un grupo de cuestiones que están pendientes de implementación en la Conceptualización del Modelo Económico y Social […] Entre esos elementos aún no puestos en marcha, mencionó algunas formas de gestión y propiedad; el redimensionamiento del sector empresarial y del privado; y la adecuada relación que debe haber entre ambos, de lo cual, apuntó, tenemos buenas experiencias en estos momentos de la pandemia […]. No se trata de improvisar, sino de introducir en los esquemas económicos y en las políticas de desarrollo, los nuevos actores y prácticas que han estado aprobadas en la Conceptualización, en los Lineamientos de la Política Económica y Social, y en las Bases del Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030” […]. Todo eso que hagamos ahora, dijo, nos va a conducir también en el camino hacia el próximo Congreso del Partido […]. En medio de este problema es cuando más innovadores tenemos que ser, cuando más podemos avanzar en cuestiones postergadas. Hay que tener valentía y tenemos que hacer las cosas diferentes, haciendo lo mismo no vamos a resolverlo, ni vamos a avanzar más […]. A la par, enfatizó el Jefe de Estado, hay que “mantener la justicia social, la equidad, las oportunidades sociales para los de menores ingresos y las políticas públicas, que ayuden a los más vulnerables”.

De conjunto con lo que escribo, quiero expresar que así lo pienso, así lo he percibido y así lo afirmo, con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.

Continuará.

Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme, criterios, opiniones y preguntas: [email protected]

Notas

1 http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/05/29/ silvio-rodriguez-los-paises-con-estados-fuertes-demostraron-estar-mas-preparados-para-la-pandemia/#.XtExyznB_cs. Tomado de “Contraeditorial”.

2 Consuelo Martín, en http://www.cubadebate.cu/ especiales/2020/05/14/el-ritmo-de-la-vida-y-la-nueva-normalidad/#.XtE9S1VKjcs

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