Linda Blair dio vida a uno de los personajes más emblemáticos del cine de terror, una niña de 12 años que es poseída por el demonio, en la película de El Exorcista; sin embargo, luego de la cinta, la mujer no volvió a ser la misma.
La carrera de Linda Blair comenzó a los cinco años como modelo y se encaminaba hacia la actuación, pero no se imaginaba que el estigma diabólico la seguiría en todo el mundo.
En el casting, Linda había sido elegida entre 600 aspirantes. Su trabajo fue tan bueno que obtuvo una nominación a los premios Oscar y un premio Globo de Oro a “mejor actriz de reparto”.
A pesar de que había alcanzado la fama, los fanáticos religiosos que decían que está película rendía gloria a Satanás, por lo que armaron una campaña en su contra y hasta fue amenazada de muerte, por lo que tuvieron que mudarse.
En 1977, cuatro años después del estreno de El exorcista, los padres de Linda se divorciaron y ella se deprimió: cayó en un profundo estado de tristeza que aumentó con el fracaso de El exorcista II: El hereje.
Linda empezó a consumir cocaína. La detuvieron por “posesión y tráfico” de esta sustancia. Y fue condenada a tres años de libertad condicional. Además de hacer un tratamiento de rehabilitación, le ordenaron que hiciera “trabajo social”.
Todo siguió de mal en peor. A los 23 años la internaron en un psiquiátrico. Ocho años después, en 1989, logró dejar el centro de salud. Y volvió a actuar, en este caso, en la comedia ¿Y dónde está el Exorcista?, parodia de la célebre película que la llevó a la fama.
La actriz fundó la ONG Linda Blair WorldHeart Foundation, que se dedica a rescatar animales abandonados.
Además, publicó un libro con recetas de cocina para vegetarianos y diseñó colecciones de ropa.
No tuvo hijos. A los 61 años, Blair, que no volvió a casarse, es una activa usuaria de las redes sociales, en especial, de Instagram, donde combina recuerdos de su pico de fama y su actualidad, de perfil mucho más bajo.
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