A mediados de los años setenta, una nueva heroína llegaba a la pantalla chica. Tomando como punto de partida el popular cómic de DC, en noviembre de 1975 se lanzó una serie basada en la Mujer Maravilla con Lynda Carter en el papel central.
Si bien los superhéroes comenzaban a ser moneda corriente en la televisión, las superheroínas no lo eran tanto, y por ese motivo la actriz se encontró ante una feroz batalla que superaba por mucho las aventuras que protagonizaba en la ficción todas las semanas.
Lynda Carter había hecho el casting junto a otras dos mil chicas que aspiraban a ser la primera superheroína de la televisión. Hasta ese momento, los súper poderes eran sólo cosa de hombres. Ella sería, casi sin experiencia en la actuación, la Mujer Maravilla, el personaje femenino más importante de DC Comics.
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La serie tuvo tres temporadas. Sesenta capítulos en total que fueron un gran éxito y consagrarían a Lynda Carter como una estrella global. Inocencia, una música pegadiza, humor, aventuras simples pero con cierto encanto, un mensaje positivo, y una mujer inteligente, bondadosa y fuerte.
Lynda Carter nacio en Phoenix en 1951, con ascendencia mexicana y escocesa, la bella ojiazul encarnó a la mujer maravilla, creada por William Moulton Marston en la serie de culto de la televisión entre 1975 y 1979 y aportó muchos elementos que hoy en día se asocian al personaje.
Fue la actriz, que saltó a la popularidad al ganar el concurso Miss World en 1972, a quien se le ocurrió el famoso giro con el cual la joven Diana Prince se convertía en su poderoso ‘alter ego’: colocaba sus brazos extendidos y daba varias vueltas sobre sí misma, mientras que con un efecto visual se ocultaba la transformación.
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