Hoy 25 de enero se celebra el día mundial del café irlandés, una bebida que mezcla un conjunto de sabores que la hacen auténtica, pues aunque se comenzó a tomar en Irlanda, la celebración fue una iniciativa que nació en los Estados Unidos.
Se cree que esta receta se originó en un aeropuerto de Irlanda, luego de que un grupo de viajeros cansados les sirvieron un tipo de café con whisky, azúcar y nata, una delicia que apreciaron con gran entusiasmo. Uno de los viajeros era Joe Sheridan, un escritor que quedó encantado con dicha bebida que la llevó a Estados Unidos, por lo que empezó a servirse en el Buena Vista Café, en San Francisco, en noviembre de 1952 e incluso existe una placa en ese lugar, en honor a Joe Sheridan.
Receta del tradicional café irlandés
Empezando por un vaso caliente, llene 2/3 de café recién hecho. Añada una cucharadita de azúcar. Añadir 1 onza de whisky irlandés.
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Añadir la nata para que flote es la parte complicada. Según el relato de Buena Vista, y por sugerencia del alcalde de San Francisco, un lechero, lo mejor es la nata de 48 horas. Sin embargo, otros recomiendan la nata montada (no la batida) que haya sido ligeramente montada o espumada.
Cuando el café haya dejado de dar vueltas por haber incorporado el azúcar, vierta la nata espumosa sobre el dorso de una cuchara.
¿De dónde es el café irlandés?
El origen de la receta del café irlandés nace en el oeste de Irlanda, exactamente en una localidad llamada Foynes, ubicada en el condado de Limerick, Munster.
Un café irlandés se toma en pequeños sorbos apoyando la copa en los labios y levantándola con el fin de que lo tomemos sin mezclar la nata con el resto de ingredientes. De este modo sentiremos en primer lugar el frescor de la nata montada en los labios, seguido del sabor del café y el whisky.
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