La NASA está a punto de llevar a cabo una misión histórica que culminará este fin de semana. Después de siete años de trabajo, la agencia espacial estadounidense traerá a la Tierra la muestra más grande de un asteroide recolectada hasta ahora. Esta misión tiene como objetivo obtener pistas sobre el origen de la Tierra y también prepararnos para un eventual impacto.
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La misión de la NASA se centra en el asteroide Bennu, un cuerpo celeste rico en carbono que fue descubierto en 1999. Bennu tiene un ancho de aproximadamente medio kilómetro, similar a la altura del Empire State Building en Nueva York. Orbita alrededor del Sol cada 14 meses y gira sobre su propio eje cada cuatro horas.
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La nave espacial encargada de esta misión es la OSIRIS-REx, que ha estado viajando por el espacio durante los últimos siete años. Los científicos esperan recibir alrededor de 250 gramos de fragmentos del asteroide Bennu, lo cual es una cantidad significativa en comparación con misiones anteriores. Hasta ahora, solo Japón ha logrado traer a la Tierra muestras de asteroides, pero en cantidades mucho más pequeñas.
Asteroides: cápsulas de tiempo
Los asteroides son objetos espaciales que se encuentran entre los más antiguos del sistema solar. Los científicos los consideran como verdaderas "cápsulas de tiempo" que pueden proporcionar valiosas pistas sobre cómo se formó la Tierra y cómo surgió la vida en nuestro planeta. Se cree que Bennu contiene restos de la formación del sistema solar que datan de hace 4 mil 500 millones de años.
El peligro potencial de Bennu
Además de su valor científico, el estudio de Bennu también es importante debido a la posibilidad de que este asteroide pueda impactar con la Tierra en el futuro. Los científicos estiman que existe una pequeña probabilidad de que Bennu se acerque lo suficiente a nuestro planeta como para representar un peligro real en el año 2182.
La nave OSIRIS-REx ha estado estudiando cuidadosamente el asteroide Bennu durante los últimos años para seleccionar el mejor lugar para recolectar las muestras. En 2020, la nave se acercó lo suficiente a Bennu y desplegó una especie de aspiradora para recolectar polvo y rocas del asteroide. La cantidad exacta de la muestra no se conocerá hasta que regrese a la Tierra y se abra la cápsula de retorno.
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