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Internacional

No parece real

Alfredo García

Detrás del desastre dejado a su paso por la ruptura con el orden internacional en las relaciones bilaterales con China, Rusia, Cuba, la Unión Europea, UE, Japón; y la aparente indiferencia hacia América Latina, sin descartar un silencioso trabajo de las agencias de Inteligencia en los asuntos internos de varios países, dos escándalos judiciales sin precedentes en la historia política de EU explotan en la cara del presidente Donald Trump, sin que nadie se pregunte: “Cómo fue que llegó este controversial personaje a la presidencia de EU; y cómo es que el sector más sensato de la clase política republicana siga sin detener su irracional carrera hacia el abismo?”.

En efecto, la tradicional cultura puritana de la sociedad norteamericana voló en pedazos cuando Michael Cohen, el ex abogado personal de Trump, se declaró culpable ante el Distrito Sur del Tribunal federal de Manhattan de graves delitos que implican al promiscuo presidente en relaciones extramatrimoniales relacionadas con la financiación ilícita de su campaña electoral.

Stephanie Clifford, actriz de cine porno y Karen McDougal, ex modelo de Playboy, afirman haber tenido relaciones sexuales con Trump entre 2006 y 2007 y de recibir dinero (130,000 y 150,000 dólares respectivamente) por silenciarlas. Cohen admitió que antes de las elecciones de 2016 pagó a Daniels y a McDougal por callar sobre las relaciones sexuales con Trump “bajo la dirección del candidato”.

El ex abogado personal del presidente agregó: “Pagó para silenciar a dos mujeres que pensaba que tenían información dañina para el candidato y su campaña”, y además, “buscó el reembolso de ese dinero con facturas falsas a la compañía del candidato, por los servicios legales prestados cuando en realidad era una farsa”. Ese soborno, “tenía como principal objetivo influir en los comicios presidenciales de 2016”, reconoció Cohen, implicando directamente al presidente en un delito federal. Ambas operaciones para proteger la imagen de Trump en meses previos a las elecciones son consideradas como contribuciones ilegales a la campaña electoral. Por su confesión, la sentencia de Cohen fue reducida de 65 años de cárcel a 5 años y 3 meses.

Ese mismo día, Paul Manafort, el ex jefe de campaña de Trump, fue declarado culpable de 8 de los 18 delitos por fraude acusado por Robert Mueller, fiscal especial en la investigación sobre la supuesta injerencia rusa para influir en las pasadas elecciones presidenciales. Manafort es imputado por fraude bancario y fiscal como consultor jurídico del ex presidente ucraniano, Víctor Yanuckóvich, y asumir la jefatura de campaña de Trump sin hacer público sus vínculos con Yanukovich.

Hasta el momento la magia de la justicia norteamericana no implica a Trump en la supuesta interferencia rusa en las elecciones de EU. Tampoco se le encuentra involucrado en los 6 cargos federales de los que se declaró culpable Cohen, ni con los negocios fraudulentos de Manafort. Sin embargo, la demanda judicial de la ex actriz porno contra Trump, representada por su abogado, Michael Avenatti, abre la posibilidad de que el machista presidente pueda ser interrogado y correr el riesgo de mentir ante un juez, lo que pondría fin a su errática carrera política.

A poco más de 2 años de gobierno de Trump y sólo a 2 meses de las elecciones legislativas de medio término, cuya decisión popular inevitablemente lo juzgará por su comportamiento político y ético, la actual imagen en los medios del improvisado presidente del país más democrático y poderoso del planeta, no parece real.

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