BUENOS AIRES, Argentina, 24 de agosto (AFP).- Los allanamientos a las residencias
de Cristina Fernández de Kirchner, sospechada de encabezar un sistema de corrupción masiva durante su presidencia entre 2007 y 2015, continúan este viernes con una propiedad que posee en la Patagonia, en el extremo sur de Argentina.
El objetivo que falta inspeccionar es una residencia privada de descanso en El Calafate, ubicado frente al glaciar Perito Moreno en esa desolada región austral.
Las inspecciones del jueves, en la que se utilizaron escáners y otros elementos electrónicos, se realizaron sin la presencia del juez Claudio Bonadio, quien ordenó los allanamientos, ni del fiscal Carlos Stornelli, a cargo de la investigación.
Río Gallegos es la capital de la provincia de Santa Cruz (sur), de donde era oriundo su esposo el hoy fallecido expresidente Néstor Kirchner, que gobernó argentina entre 2003 y 2007. Desde allí forjaron en pareja una carrera política marcada desde los inicios -según sus detractores- por actividades de corrupción a gran escala.
Cristina Kirchner alega en cambio ser víctima de una campaña de persecución política y asegura que la misma también afecta a otros líderes progresistas en América Latina, como el expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula Da Silva, actualmente preso por corrupción.
Carlos Beraldi, abogado de Kirchner, cuestionó al juez Bonadio por no haber autorizado su presencia durante el allanamiento y anticipó que pedirá la nulidad del operativo y presentará un pedido de juicio político contra el magistrado.
Los allanamientos requeridos por Bonadio necesitaron la aprobación del Senado dado que la exmandataria, elegida senadora en 2017, está amparada por fueros parlamentarios, por los cuales no puede ser detenida pero se la puede imputar y condenar.
“A la hora de un allanamiento, el que abre la puerta, al que se le notifica, tiene derecho a estar presente. Por la expulsión de Beraldi, es nulo”, dijo este viernes a C5N Alberto Fernández, un exjefe de Gabinete de Cristina Kirchner.
Kirchner se quedó las noches del miércoles y del jueves en la casa de su hija Florencia, en otro barrio de la capital argentina, sin hacer declaraciones públicas.
La senadora, de la corriente de centro-izquierda peronista y quien sucedió a su esposo Néstor Kirchner en la presidencia, es la persona de más alto rango involucrada en el escándalo conocido como “los cuadernos de la corrupción”, que indaga presuntos sobornos de importantes empresarios entre 2005 y 2015 para obtener contratos de obra pública.
Según cálculos iniciales, la trama de sobornos en la obra pública revelados por esos cuadernos manuscritos de un meticuloso remisero podría alcanzar 160 millones de dólares.
En los medios argentinos circulan cifras astronómicas a la hora de especular sobre el monto total presuntamente robado a la Argentina por el sistema corrupto de los “K”.