Desde abril de 2017 hasta marzo de 2018, el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba se ha agravado y aplicado con estricto rigor. Esta política continúa siendo el principal obstáculo para el desarrollo de la economía cubana y el pleno disfrute de todos los derechos humanos del pueblo de Cuba, constituyendo un grave desafío para la implementación de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El recrudecimiento de la aplicación extraterritorial del bloqueo ha desatado una irracional persecución de las transacciones comerciales y financieras cubanas, con represalias contra empresarios y entidades bancarias y financieras que tengan vínculos con Cuba. El permanente acoso a comerciantes y las amenazas y sanciones a inversionistas extranjeros, reflejan el desprecio de las autoridades de los Estados Unidos al derecho internacional y a los atributos de soberanía de otros países del mundo.
Los daños acumulados por el bloqueo durante casi seis décadas de su aplicación alcanzan la cifra de 933 mil 678 millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional. A precios corrientes, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 134 mil 499 millones 800 mil dólares.
En el período analizado, el bloqueo ha causado pérdidas a Cuba en el orden de los 4 mil 321 millones 200 mil dólares.
Las regulaciones y disposiciones adoptadas por los Departamentos de Tesoro, Estado y Comercio de los Estados Unidos en noviembre de 2017 para poner en práctica la política de recrudecimiento del bloqueo anunciada en junio de 2017 por el presidente Trump, restringieron aún más el derecho de los estadounidenses de viajar al país e impusieron trabas adicionales a las limitadas oportunidades del sector empresarial de los EE.UU. de comerciar con Cuba.
El recrudecimiento del bloqueo financiero y bancario, de carácter eminentemente extraterritorial, constituye un asedio y persecución permanente a los activos financieros cubanos en el exterior y un obstáculo creciente para el establecimiento de normales relaciones del sistema bancario cubano con sus contrapartes extranjeras, lo que ha causado graves daños a la economía del país, en particular, a las actividades comerciales de las empresas y los bancos nacionales en sus vínculos con la banca internacional.
El bloqueo viola el derecho internacional. Es contrario a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. Constituye una transgresión al derecho a la paz, al desarrollo y a la libre determinación de un Estado soberano. Es, en su esencia y sus objetivos, un acto de agresión unilateral y una amenaza permanente contra la estabilidad de un país. Viola también los derechos constitucionales del pueblo estadounidense, al quebrantar su libertad de viajar a Cuba. Transgrede, además, los derechos soberanos de muchos otros Estados por su carácter extraterritorial.
El gobierno de los Estados Unidos debe eliminar totalmente el bloqueo a Cuba de forma unilateral e incondicional. Ello estaría en consonancia con el reclamo abrumador de la comunidad internacional y con la opinión ampliamente mayoritaria de muchas y variadas voces que, dentro de los Estados Unidos, piden el cese de esta injusta política.
Cuba y su pueblo confían en que continuarán contando con el apoyo de la comunidad internacional en su legítimo reclamo de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos de América.