Internacional

Bolivia y el descaro de la OEA

Cristóbal León Campos

La reciente victoria electoral de Evo Morales en Bolivia, candidato del Movimiento al Socialismo–Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), con una mayoría clara de votos y una participación ciudadana mucho mayor a la que tuvo cualquier gobierno conservador de la actualidad, ha despertado nuevamente el arraigado desprecio del imperialismo estadounidense, las oligarquías latinoamericanas y los grupos políticos de derecha y neofascistas, el racismo evidente contra el origen étnico del presidente reelecto y de la gran mayoría de la población boliviana, se suma al deseo no alcanzado de regresar al país sudamericano a su estado de neocolonia, la alegría que siente el pueblo andino por la continuidad del proyecto iniciado con las grandes movilizaciones indígenas-populares de principios del siglo XXI, contrasta abiertamente con la amargura y odio de los nostálgicos saqueadores y asesinos. Los avances conseguidos con el gobierno de Evo Morales han colocado a Bolivia como uno de los principales países latinoamericanos en mantener un nivel de desarrollo estable, combatiendo la pobreza, la marginación, el racismo (recuérdese que se reconoció su estatus como país plurinacional), manteniendo su soberanía y respetando la autodeterminación de los pueblos del mundo, Bolivia con Evo ha dado pasos importantes para salir de la barranca adonde fue arrojada por los gobiernos neoliberales.

En un informe reciente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró que Bolivia presenta una tasa de analfabetismo menor al 4% por lo que puede ser considerado como un país alfabetizado, esto gracias a métodos utilizados anteriormente por Cuba y Venezuela. Recuérdese que una de las principales estrategias usadas para la dominación de los pueblos es mantenerlos en la ignorancia, sin instrucción y sin acceso al conocimiento, por eso los procesos revolucionarios o progresistas apuestan desde el principio por la alfabetización de las masas y la socialización del saber o los saberes, con el fin de romper los mantos de ignorancia que sólo beneficia a quienes desean oprimir. Junto al proyecto educativo Bolivia ha puesto un alto al intervencionismo estadounidense y de las potencias europeas, reorientando la política económica hacia la construcción de servicios públicos de salud, transporte, comunicación y educación, la ruptura con las principales líneas neoliberales es lo que no pueden perdonarle a Evo Morales aquellos que, acostumbrados a saquear la riqueza boliviana y latinoamericana, desean poder volver a hacerlo con el descaro acostumbrado y para ello las oligarquías latinoamericanas usan a la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo internacional caracterizado por su sometimiento a los intereses del imperialismo y el neocolonialismo mundial.

La OEA, fiel a su sometimiento característico al imperialismo, ha guardado un silencio por demás revelador sobre las violaciones de los derechos humanos en Chile, Haití, Guatemala, Colombia, Brasil, Honduras, Costa Rica y Ecuador, países donde se registran manifestaciones de repudio a los gobernantes. La OEA no ha convocado a ninguna reunión urgente para tomar medidas que sancionen los estados de excepción y los toques de queda implementados por los gobiernos de Chile y Ecuador, nada ha dicho sobre la suspensiones de libertades elementales ni sobre los asesinatos, las desapariciones, el encarcelamiento masivo, la represión policiaca y militar, el uso de armas de fuego contra manifestantes desarmados, nada comenta sobre las medidas económicas (“paquetazos”) anti-populares que desencadenaron el malestar social, ni una palabra relativa a la pobreza de esos países o a los regímenes claramente dictatoriales como el chileno y el brasileño y, desde luego, nada dirá, pues su intereses son los de la agenda de dominación imperialista, principal beneficiario del neoliberalismo y la opresión de las naciones.

Para que no quede duda de su papel de ejecutor del interés conservador, la OEA sí convocó a una reunión de emergencia para tratar el tema de las recientes elecciones en Bolivia, en esta sesión extraordinaria, se cuestionó la democracia boliviana, sin importar que la expresión mayoritaria de la población manifestara su deseo explícito reeligiendo a Evo Morales, se ha divulgado un comunicado que desestima el resultado que ha dado el triunfo claro a Evo con más un 10% de ventaja, buscan imponer una segunda vuelta que les permita desestabilizar al país como ya intentan, el hecho de pretendan imponer una segunda vuelta constituiría una violación al derecho internacional desconociendo la propia legislación electoral boliviana y la voluntad de la mayoría expresada en las urnas.

La conspiración está abierta y en marcha, los grupos ultraconservadores y neofascistas generan violencia, han quemado un tribunal electoral local, ni siquiera esperaron los resultados finales, muestra de que no les importa en realidad, sólo buscan desestabilizar y promover un golpe de Estado, la OEA es nuevamente con su descaro el organismo ejecutor del intervencionismo, ganada la elección por Evo, buscan diversas formas para ejecutar su plan, las fuerzas populares bolivianas deberán defender su decisión electoral y el proyecto social hasta ahora implementado con la resistencia, pero también, profundizar ese mismo proyecto y terminar de dirigirlo al socialismo. La solidaridad internacional debe expresarse como se ha venido haciendo en el caso de las grandes movilizaciones sociales registradas en estas últimas semanas, Latinoamérica unida será la fuerza que ponga fin a los intentos de dominación imperialista, la OEA es en verdad como dice la canción: “una cosa tan fea”.