Internacional

Construir la gran América Latina

Pedro Díaz Arcia

En los momentos en que el presidente de Bolivia, Evo Morales, era depuesto por un golpe de Estado promovido por intereses espurios que pretenden continuar desangrando sus riquezas, una treintena de destacados políticos de 12 países latinoamericanos sesionaba en Buenos Aires en el Segundo Encuentro del Grupo de Puebla(*), que inició sus labores el viernes y las concluyó el domingo.

El exmandatario brasileño Lula da Silva, recién liberado, en un mensaje al foro a través de un video dirigido al presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, expresó su convicción de que hay que enfrentar con coraje a la élite latinoamericana conservadora que “no acepta la idea de un pueblo pobre, subido a la escalera de las conquistas sociales”. Para agregar: “Aún continúo con el sueño de construir nuestra gran Latinoamérica”.

A la afirmación del líder carioca de que el triunfo de Fernández era como si él hubiera triunfado en Brasil, éste respondió “Cumplí Lula, gané en Argentina y vamos a poner de pie a América Latina con todos ustedes”.

Quien asumirá las riendas del poder en el país austral y anfitrión de la cita, expresó en la sesión de clausura la solidaridad con el presidente Evo Morales, su vicepresidente Alvaro García-Linera y con todos los funcionarios que impulsaron “políticas públicas de inclusión social, reducción de la pobreza y la desigualdad y de participación ciudadana”.

Un comunicado suscrito por los líderes participantes exigió a los Organos Internacionales de Derechos Humanos que garanticen el esclarecimiento de los actos de violencia cometidos, el juicio y castigo a los responsables, así como el restablecimiento del orden, la paz, la convivencia social y la democracia en Bolivia.

Asimismo, el texto se refirió a la ola de gobiernos neoliberales que promueven los intereses y privilegios de una elite socioeconómica “a costillas del desarrollo de nuestros pueblos, frustrando sus posibilidades de desarrollo y bienestar social”; mientras debilita las instituciones democráticas y el Estado de Derecho.

En su intervención, Fernández destacó la visita al país azteca, donde se reunió con el presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien dijo es “el primer presidente mexicano que en décadas vuelve a poner la mirada en América Latina”.

El cónclave no es una reunión de comunistas ni de quienes llaman a incendiar las praderas, sino un espacio que llama a la reflexión sin coartar posiciones discordantes; pero con la vista puesta no en los recortes fiscales, en una creciente polarización, sino en programas sociales en beneficio de los desposeídos. Por supuesto, el ideario de la integración preside los esfuerzos y tiene como un objetivo prioritario la revitalización del Mercosur.

En el encuentro participaron, entre otros, los ex presidentes José Mujica, de Uruguay; Dilma Rousseff, de Brasil; Ernesto Samper, de Colombia; Fernando Lugo, de Paraguay; Marco Enríquez-Ominami, fundador del Grupo de Puebla y excandidato presidencial en Chile.

Lo que no está en duda es el enfrentamiento entre dos visiones de poder en América Latina que estremece los cimientos de sus sistemas políticos y sociales; en el epicentro de una grave crisis económico-social que no excluye valores políticos, ideológicos y éticos que complican el encuentro de soluciones, contaminadas por intereses foráneos.

Fernández concluyó planteando que el Grupo de Puebla debe ser una voz que se levante ante el mundo para narrar lo que pasa en América Latina y de donde salgan dirigentes que vuelvan a poner de pie la América Latina con la que soñaron nuestros próceres.

Durante el foro afirmó que “vivir en un continente más igualitario no es una utopía, porque otros ya lo hicieron”.

(*) La reunión constitutiva del Grupo tuvo lugar en la ciudad mexicana de Puebla en julio pasado.