Internacional

Manuel E. Yepe

Según el periodista irlandés Finian Cunningham, originario de Belfast, quien escribe sobre asuntos internacionales en varios idiomas y durante más de veinte años ha trabajado como editor, periodista y escritor en medios de comunicación como The Mirror, Irish Times e Independent y publica columnas y artículos en Russia Today, Sputnik y Strategic Culture Foundation, el régimen de Estados Unidos se ha vuelto oficialmente loco, más allá de las chifladuras de Trump.

La charlatanería y la pantomima en la clase política de Estados Unidos se unen como en un teatro de lo absurdo. Cualquier tipo de vilipendio es ahora aceptable. “El presidente Trump y sus despotricaciones en Twitter pueden haber ayudado a poner el listón de la indecencia en el punto más bajo de todos los tiempos, pero unos y otros se han unido rápidamente a esa caída en la locura” sostiene Cunningham.

Es previsible que a medida que se reduzca el tiempo que falta para los comicios presidenciales en los que Donald Trump buscará ser reelegido en su cargo y se avance en el Juicio Político contra este vergonzoso jefe del Estado líder del capitalismo mundial, puedan ocurrir muchísimas cosas.

“Una prueba de cordura fracasó espectacularmente cuando la ex candidata presidencial demócrata Hillary Clinton arremetió contra la congresista hawaiana y también miembro del partido demócrata Tulsi Gabbard, que compite con ella por la candidatura a Presidente en las elecciones del próximo año, acusándola de ser un “activo ruso”.

Gabbard fue defendida por algunos políticos demócratas pero muchos afines a Clinton y medios de comunicación fieles a ese partido se sumaron la campaña de desprestigio lanzada por Hillary, reiterando que Gabbard estaba “trabajando para el Kremlin”.

Cunningham explica que esta rusofobia bipartidista se remonta a décadas atrás, con la paranoia del miedo rojo en la Guerra Fría y la persecución de los macartistas durante la década de 1950, como supuestos simpatizantes soviéticos en Washington y Hollywood.

Desde las elecciones de 2016, la Guerra Fría se ha animado alocadamente con el escándalo ruso de la supuesta interferencia de Moscú en los asuntos políticos de Estados Unidos, animada por la campaña de Clinton, los medios de comunicación del establishment y sus partidarios en la CIA que se fundieron en esa patraña.

“La absurda difamación de Gabbard por Hillary Clinton, carente de pruebas y credibilidad -como lo demuestran la investigación fiscal de Mueller a principios de este año y la ridícula narrativa anti rusa con su subyacente rusofobia, que aun consiguen dominar los puntos de vista de la clase política estadounidense. Esto explica la cobertura mediática indebida y los comentarios de apoyo que ésta recibió.

Ofrecer confianza y respeto por esa paranoia tan insensata es clara señal de que Washington se ha vuelto oficialmente loco”.

Tulsi Gabbard estuvo acertada en un reciente debate televisivo cuando dijo claramente que “Estados Unidos apoya a los terroristas de Al Qaeda”. Los demás candidatos demócratas demostraron estar envueltos en las fantasías de la propaganda oficial que afirma que las fuerzas militares estadounidenses están en Siria y en otros lugares para “combatir el terrorismo”.

Por decir una verdad tan cruda, la veterana militar Gabbard fue acusada en los medios de prensa por difundir desinformación y mentiras, además de ser calificada como “bien ruso” y denunciada como “apologista de Assad”.

Hechos posteriores dieron la razón a Gabbard por referirse al apoyo de Washington a grupos terroristas en el Oriente Medio.

En primer lugar, Trump anunció haber aprobado una ayuda de 4,5 millones de dólares a los Cascos Blancos, refiriéndose a dicha organización terrorista como grupo de rescate que opera en Siria ensalzado por Trump como “importante y muy valioso”. El año anterior, el presidente había aprobado otra ayuda de 6,8 millones de dólares para los Cascos Blancos.

A pesar de que ganó un Oscar por una de sus películas de propaganda, los Cascos Blancos han sido desenmascarados en varios informes de investigación como un brazo mediático para los grupos de Hayat Tahrir al Shams (anteriormente, Frente Nusra) y otros grupos del Estado Islámico (ISIS), afiliados a Al Qaeda.

Este grupo de seudo-rescate sólo trabaja como tal en áreas que están bajo el control de la red terrorista yihadista y son repudiados por la mayoría de la población civil siria.

Cada vez que la clase política de Washington ha caído en insultos y calumnias basados en prejuicios sin pistas y paranoia, y la cruda verdad de la criminal construcción de la guerra de Estados Unidos es rechazada rotundamente para demonizar a los que dicen la verdad o, como Tulsi Gabbard, demuestra que el gobierno de Estados Unidos es un gran almacén de enfermos mentales graves, concluye Finian Cunningham.

(http://manuelyepe.wordpress.com)

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