Entre las alhajas de la mujer encontraba un esmalte renacentista de 500 años de antigüedad y un colgante con una gema incrustada , conocido como ‘El pelícano en su piedad’ que tiene un costo de 30 mil libras.
Los Ángeles, 15 de noviembre (LaOpinión).– Un grupo de subastadores encontró un verdadero tesoro en el congelador de una anciana , pues ahí, justo enseguida de un trozo de carne, se toparon con varias joyas antiguas con valor de 100 mil libras (unos 128 mil 700 dólares), según reporta The Sun.
Entre las alhajas se encontraba un esmalte renacentista de 500 años de antigüedad y un colgante con una gema incrustada , conocido como “El pelícano en su piedad” que tiene un costo de 30 mil libras (unos 38 mil 631 dólares).
Además, también hallaron un collar de zafiro y rubí italiano del siglo XVII que vale 15 mil libras (unos 19 mil 319 dólares); así como un conjunto de gemas de oro ibérico de 400 años de antigüedad con incrustaciones de rubíes, diamantes y esmeraldas que está valorado en seis mil libras (unos $7,725 dólares).
La familia no sabía exactamente lo que la abuela tenía ni dónde lo escondía, pero sí estaban seguros de que en su juventud solía comprar artículos de joyeros. Imagen ilustrativa: Diego Simón Sánchez, Cuartoscuro.
El grupo de subastadores de la empresa Pippa Kidson-Trigg dijo que también hallaron los recibos que demostraban que las joyas habían sido compradas legalmente en subastas o con distribuidores reconocidos.
Todo este tesoro había sido acumulado por la mujer durante la década de los sesentas. Al fallecer, sus nietos llevaron a un grupo de expertos en antigüedades a su casa, ubicada en Uffington, Inglaterra, pues sabían que la abuela tenía algunas reliquias escondidas en algún lado, de acuerdo con el Daily Mail.
Lo curioso es que, a pesar de tener esta gran fortuna guardada, la casa de la mujer estaba en condiciones precarias, pues los muebles estaban en estado de descomposición y el papel tapiz se desprendía de las paredes.
La familia no sabía exactamente lo que la abuela tenía ni dónde lo escondía, pero sí estaban seguros de que en su juventud solía comprar artículos de joyeros.
Después de una búsqueda minuciosa, los subastadores finalmente dieron con el tesoro justo en el refrigerador. Por fortuna, el proceso de congelamiento no afectó en nada a las alhajas.
En total, se encontraron 30 joyas incluyendo anillos de oro y plata, pulseras, colgantes, aretes y broches.