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Zheger Hay Harb

Hay indicios de que Estados Unidos y la derecha están tan preocupados por la situación de precaria gobernabilidad del presidente Iván Duque que están dispuestos a apoyar una negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y una salida al problema de los protocolos con Cuba.

Ayer El Tiempo, el diario de mayor circulación en el país, publicó una entrevista que una periodista de derecha hizo al nuevo embajador de Estados Unidos. En ella se trasluce que el incendio de varios países de la región unido al regreso de gobiernos progresistas en Argentina y México los tiene tan seriamente preocupados por la situación de su más abyecto súbdito que estarían dispuestos a reconsiderar su posición intransigente frente a la negociación de paz y el caso de los dirigentes guerrilleros que actualmente se encuentran en la isla por petición de Colombia.

El asunto, que nunca debió haberse convertido en problema, consiste en que, luego de que Ecuador decidió retirarse como sede de las negociaciones de paz, Colombia le solicitó a Cuba que aceptara actuar como sede y, junto con Noruega, como garante. Para ello firmó un protocolo que compromete a ambos países a que, en caso de rompimiento de los diálogos, deberían aplicarse determinadas medidas para el regreso de los negociadores.

El gobierno colombiano rompió las conversaciones luego de que el ELN realizó un atentado que significó la muerte de más de 20 cadetes de la policía y acto seguido le exigió a Cuba que devolviera a los guerrilleros que antes le había solicitado recibir, pero sin respeto a los protocolos, alegando que con sus acciones la guerrilla los había anulado.

A partir de ahí el gobierno colombiano ha desplegado una campaña desleal e ingrata contra Cuba, cuya culminación fue la vergonzosa abstención en la votación en la ONU contra el embargo de Estados Unidos a la Isla.

Pero al parecer el único que no se da cuenta del berenjenal en que está metido es el presidente Duque que cada día aumenta su desconexión con el país real y no encuentra un proyecto de nación que le de un norte a su gobierno. Por eso sectores de la derecha, ahora al parecer apoyados por Estados Unidos, están buscando sacar a su aliado del atolladero. Con Piñera naufragando, Bolivia en el atolladero, Ecuador convulsionado y Bolsonaro un coequipero cada vez más incómodo, necesitan al presidente colombiano para intentar evitar el desastre total y conservar más o menos en paz la frontera con Venezuela para poder actuar contra ella.

María Isabel Rueda, la periodista de marras, se duele de que Santos hubiera podido gobernar durante ocho años porque tenía “una armadura” constituida por el proceso de paz: “gobernaba dirigido, protegido, inspirado e inspirando por cuenta de ese libreto, del cual el presidente Duque carece”. Ella sabe de qué habla y esa no es sólo su opinión: ha actuado todo el tiempo como una correa de transmisión de los sectores más retardatarios contra el Acuerdo de Paz desde cuando se iniciaron las conversaciones. Así que su preocupación debe ser la de la derecha colombiana y sus inspiradores del país del norte.

Por eso suelta como un gran descubrimiento lo que desde inicios de este gobierno, desde el centro y la izquierda le han venido reclamando: la urgencia de que reinicie las negociaciones con el ELN y que no presione a Cuba a dar pasos que su respeto por los compromisos internacionales le impiden. Dice la periodista que para ello cuenta Duque con dos factores favorables: Estados Unidos y “un grupo de ciudadanos significativo” que le pide a esa guerrilla que acepte, como hicieron en su momento las FARC, liberar a los secuestrados y comprometerse a no realizar más esta práctica.

Se refiere a una carta abierta al ELN que firmamos varias personas, a continuación de otra que habíamos dirigido al presidente Duque para insistir en la necesidad de reanudar la negociación de la paz.

Pregunta la periodista al embajador: “Colombia viene reclamando que nos entreguen a los cabecillas negociadores del ELN que están en Cuba. Allá no los devuelven, alegando la existencia de unos protocolos. Colombia dice que el ELN los dinamitó. ¿Estados Unidos está con cuál de estas dos teorías?” A lo cual responde el embajador: “Apoyamos las razones de por qué Colombia pide su extradición, pero hay ciertos asuntos legales que deben tenerse en cuenta en esta discusión”. Insiste la entrevistadora “¿Pero ustedes simpatizan con que haya cabecillas del ELN, que aún estén en Cuba, esperando un posible proceso?”. Y el embajador recalca: “Bueno, lo que puedo decir es que políticamente entendemos la razón de que Colombia pida una acción cubana. Pero le repito que sé que hay razones legales que se involucran también en el asunto, yo no soy abogado, luego dejemos que los abogados nos aconsejen sobre cuáles son los protocolos que se habían acordado entre Cuba y Colombia”.

Le están tirando un salvavidas a Duque por simple pragmatismo político pero parece que no hay actitud receptiva de su parte: ante el paro programado para el próximo día 21 el gobierno y el Centro Democrático están creando un clima de terror muy peligroso. Todos los días salen ministros y el mismo presidente a decir que cierran las fronteras, que el ejército está acuartelado, que decretarán toque de queda, que hay guerrilleros y bolivianos y venezolanos enviados por Evo Morales y Nicolás Maduro a apoyar a los manifestantes para tumbar a Duque, con lo cual están creando un ambiente explosivo.

En las marchas del mes pasado se comprobó que hubo policías infiltrados que incendiaron oficinas y edificios enteros y se teme que para el que se prepara se produzcan hechos semejantes. El ejército está cuestionado por acusaciones de corrupción, muerte de niños en bombardeos y falsos positivos, así que está en su peor momento para intervenir.

Ante este panorama, el presidente, en vez de desactivar por lo menos algunos de los factores de tensión, parece decidido a apagar el fuego con gasolina. Hasta Trump parece sensato en comparación.

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